Solo los humildes ven el cielo

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Revisión de 20:36 7 may 2019

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English: Only the Humble See Heaven

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Carla B.


¿Por qué la humildad es tan importante para Dios? Lo que quiero decir es que es de verdad sumamente importante para Él. Escucha el tipo de cosas que dijo Jesús:

El que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo (Mateo 20:26-27, LBLA).
En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. (Mateo 18:3-4).
Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. (Mateo 5:5).

Los siervos humildes ocupan el primer lugar en el reino de Dios, solo los humildes como niños entran en el reino y a los humildes se le dará el dominio sobre la tierra. Estas afirmaciones son tan extremas que parecen casi absurdas.

Contenido

¿Acaba de decir eso?

Me pregunto si no estamos demasiado familiarizados con estos dichos. No sé tú, pero he encontrado que es inquietantemente fácil disociar las verdades teológicas con las cuales estoy de acuerdo intelectualmente, de lo que funcionalmente creo (es decir, la manera en que realmente me comporto). Si afirmaciones sobre la humildad como éstas no nos aceleran, dudo que realmente estemos escuchando a Jesús —dado lo mucho que no somos así por naturaleza, dado lo poco atractivo que es el servicio cuando debemos de verdad sacrificar nuestras propias actividades para hacerlo, teniendo en cuenta lo poco que queremos ser considerados semejantes a niños cuando se trata de cómo los demás piensan realmente acerca de nosotros, y dado que no nos sentimos humildes cuando alguien de verdad nos ofende.

¿Entiendes lo que está en juego? Si este tipo de humildad no nos caracteriza, “nunca entraremos al reino de los cielos” (Mateo 18:3). Es el mismo tipo de afirmación que Jesús hizo sobre aquellos que no nacen de nuevo (Juan 3:3). Es la misma afirmación que Pablo hizo sobre los inmorales, idolatras, los avaros, los borrachos y los difamadores (1 Corintios 6:9-10). En lo que respecta a tu comportamiento, ¿Colocas la arrogancia en la misma categoría de seriedad que el pecado sexual? Pienso que Dios considera que el orgullo es peor que eso. En ninguna parte de las Escrituras Dios dice que los mayores en el reino de los cielos serán los más puros sexualmente.

¿Qué tiene la humildad para que Dios la aprecie tanto? ¿Cuál es la grandeza de la humildad?

Un principio extraño

Esa es una pregunta que hacen muchos críticos del cristianismo. Algunos opinan de las afirmaciones tales como “El que quiere entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo” (Mateo 20:26-27) son tan extrañas a la vivencia humana, que son completamente irreales, sin importar lo altruistas que fuesen las intenciones de Jesús.

Otros van mucho más allá y llaman a la humildad de Jesús maldad ética. Karl Marx lo consideró un opiáceo para pacificar a las masas proletarias, de modo que la burguesía pudiera mantener su control económico sobre los medios de producción. Friedrich Nietzsche lo aborreció como si fuera algo que solo podría debilitar la raza humana, alentándonos a comportarnos precisamente de maneras que nos alejan de buscar la despiadada fuerza que necesitamos para sobrevivir en un universo brutal e indiferente.

Ciertamente, la humildad que Jesús encomienda aquí parece extraña, de otro mundo. Era extraño para los discípulos de Jesús en el momento en que les hizo esa declaración. Jacobo y Juan buscaban los puestos de honor (Mateo 20:20-21), ocasionando que sus diez compañeros se molestaran, ya que cada uno de ellos imaginaba que tenían derecho a esos puestos (Lucas 22:24). Esta era la grandeza que ellos conocían. Vivían en un mundo donde la grandeza era definida por la posición social, donde los escribas y fariseos amaban sus puestos de honor (Mateo 23:6) y los gobernantes amaban el señorío (Mateo 20:25). Vivían en el mundo donde vivimos nosotros. ¿En qué mundo vivía Jesús?

Recuerdos de un mundo perdido

Cuando Jesús llamó a los discípulos a buscar la grandeza por medio de la humildad de servir a otros, Él no los estaba llamando simplemente a ser contraculturales; Los estaba llamando a ser contra naturales — o mejor aún, sobrenaturales. Ninguno de nosotros nace con esta cualidad de carácter. Si el principio de humildad de Jesús parece extraño, es porque lo es. Es el principio de un reino desconocido (Mateo 18:1), de una patria mejor (Hebreos 11:16).

En realidad, eso no es exactamente cierto. Es más adecuado decir que la humildad es el principio de un reino pasado. Porque el reino de los cielos era la administración original de la tierra y la humildad era el principio del Edén. El dominio de las tinieblas (Colosenses 1:13) fue el verdadero reino extraño que preparó un golpe en el árbol prohibido, al incitar a Adam y Eva a que dejaran de confiar plenamente en Dios y comenzaran a apoyarse en su propio entendimiento (Proverbios 3:5). Y el principio de soberbia del reino extraño prevaleció.

Pero la Biblia nos dice que la humildad será una vez más el principio reinante del reino futuro, cuando el malvado poder extranjero sea finalmente derrotado, y toda rodilla se doble al supremamente humilde Rey de reyes (Filipenses 2:5-11). Cuando finalmente lo veamos, sabremos que el más grande en el reino del cielo, verdaderamente es el servidor de todos.

Solo los humildes pueden ver

Pero todavía no he contestado la pregunta: ¿Qué es lo que hace a la humildad tan grande? ¿Por qué Dios la cataloga como una cualidad tan alta de la grandeza humana? Creo que porque la humildad es el único estado del alma que nos permite percibir con exactitud y valorar la verdad y la gloria por lo que realmente son. Solo el humilde puede ver de verdad.

Todos hemos escuchado alguna versión del dicho “la soberbia ciega”. Eso es lo que hace exactamente. El orgullo evita que el hombre pecador vea a Dios (Salmo 10:4). La soberbia no nos permite ver nuestra inminente caída (Proverbios 16:18). La soberbia es la lámpara de un corazón malvado (Proverbios 21:4), y “si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!” (Mateo 6:23).

Sin embargo, la humildad nos pone en un estado mental que nos capacita para ver. Y es por eso que Dios “Dirige a los humildes en la justicia y enseña a los humildes su camino” (Salmo 25:9). Solo el humilde puede tener un “corazón limpio,” y, por lo tanto, solo el humilde puede “ver a Dios” (Mateo 5:8).

El orgullo ve el "yo" como valor superior, y todo lo demás como un medio para realzarlo. Es insaciable y puede ser mortal. Pero en la humildad, uno “no piensa (de si mismo) más alto de lo que debe pensar, sino… piensa con buen juicio” (Romanos 12:3).

La persona humilde ve el lugar de Dios, su propio lugar y el lugar de todos los demás en el mundo con exactitud. La persona humilde se ve a sí misma como un pecador que necesita desesperadamente la misericordia de Dios, y habiéndola recibido a través de la supremamente humilde servidumbre de Dios en Cristo (Filipenses 2:5-8), encuentra mas bendecido dar a otros que recibir para que puedan disfrutar al máximo la misericordia de Dios para siempre también (Hechos 20:35). Teniendo esto en cuenta, ve la existencia, el mundo, la belleza, la redención y el juicio como algo tan incomprensiblemente más grande que sí mismo, y tan lleno de glorias, que se abruma y no puede contenerlo todo. Su humildad le permite ver, y lo que ve le hace humilde.

Ojos abiertos a la gloria

¿Porque Jesús dijo que solo los humildes pueden entrar en el reino? Porque solo los humildes pueden ver el reino. ¿Porque los más grandes en el reino son siervos? Porque mientras mas humildes seamos, más de la realidad podemos verdaderamente ver, vemos más la multiforme gracia de Dios y por ende experimentamos más gozo, y por lo tanto deseamos más que otros experimenten ese gozo. Lo que hace a la humildad tan grande, es que es como Dios.

Al llamarnos a la humildad, Jesús nos esta invitando a abandonar la ruina de la soberbia y tener los ojos de nuestros corazones iluminados para que podamos conocer “las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:18). Él nos esta invitando a compartir el mismo gozo del Dios Trino, las Personas mas humildes que existen.


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