Tiempo de Confesión para los Curas

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 02:25 16 abr 2013; Kathyyee (Discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por Paul Tripp
Indice de Autores
Leer más sobre Ministerio Pastoral
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Confession Time for Pastors

© The Gospel Coalition

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral

Traducción por Cristina Abánades López

Cuando la tarea sucia (lavar los pies llenos de tierra de los discípulos orgullosos) se completó, Jesús miró a sus discípulos y dijo, “Si yo, vuestro Señor y Profesor, os he lavado los pies, vosotros también deberíais lavaros los pies unos a otros.” Cristo está diciendo que, “La actitud que he tenido hacia vosotros, deberíais tenerla vosotros los unos con los otros. Mi llamada debe convertirse en vuestra llamada. La disposición que he mostrado, debéis vivirla el resto de vuestras vidas en vuestras iglesias.” ¿Cuál es esta actitud? ¿Cuál es el compromiso que debe determinar la iglesia de cada cura?

Vosotros y yo no debemos convertirnos en curas todos demasiado conscientes de nuestras posturas. No debemos ceder a proteger y pulir nuestro poder y prominencia. Debemos resistir al sentirnos privilegiados, especiales, o en una categoría diferente. No debemos pensar en nosotros mismos como dignos o con derechos. No debemos pedir ser tratados de manera diferente o ser puestos en algún pedestal. No debemos servir como ministros desde arriba, sino desde al lado.

¿Cuál es la gran lección, la gran llamada de este sorprendente momento? Jesús dice, “Si no sois mejores que vuestro maestro, y él ha pretendido hacer esto tan vergonzoso, vosotros también deberíais estar dispuestos. Si vosotros sois mis embajadores, llamados para representar mi voluntad y camino, llamados para ser las herramientas de mi gracia redimida, entonces no debe haber ninguna tarea eclesiástica que os parezca digna. Debéis estar dispuestos a hacer lo más bajo, lo más inmoral para que se haga mi labor y mi voluntad. No debéis rechazarlo. No debéis pensar en vosotros mismos como personas demasiado buenas. Debéis estar dispuestos a ser los más bajos de los esclavos para que mi reino llegue. No debéis ser demasiado orgullosos.”

Más Altamente de lo que Deberíamos

Seamos honestos, curas. Estamos tentados de pensar en nosotros mismos más altamente de lo que deberíamos pensar. A veces, nos irritan cosas que pensamos que están por debajo de nuestro rango salarial. No siempre estamos dispuestos a hacer el trabajo sucio de la iglesia. Sé que no siempre estoy preparado y dispuesto. Estamos demasiado orientados a la reputación, la posición, y el poder. Deseamos ser reconocidos e importantes. No nos atrae la servidumbre redentora. Queremos que nuestras Iglesias estén limpias y sean cómodas. Tendemos a pensar en nosotros mismos como personas de acción y líderes más que en sirvientes. Esto no pasa porque estáis adquiriendo vuestra identidad como embajadores. No, si vosotros y yo pensamos que cualquier tarea del reino está por debajo de nosotros, nos hemos olvidado de nuestra identidad. Y hay un pequeño paso entre olvidar vuestra posición asignada e meterse en la posición de Dios.

El asombroso ejemplo y perpetración de Cristo debe producir el dolor que nos lleve a la confesión. Perdemos nuestro camino. Nos convertimos más en maestros que en sirvientes. En nuestro fuero interno sabemos que nunca llegaremos a ser lo que hemos sido llamados a ser a menos que seamos rescatados por la misma gracia por la que hemos recibido el encargo de proclamar y vivir antes que otros. Y no tenemos que temer que nuestro orgullo tonto, que se engaña a sí mismo y es inmerecido vaya a causar que el Padre nos dé la espalda. Sabe quién somos. Sabe que no damos la talla. Sabe que todavía no alcanzamos su justa exigencia; por eso nos ha dado el regalo de su Hijo. Podemos correr hacia él y admitir la propia gloria embarazosa y saber que él no nos avergonzará o nos abofeteará, porque nuestra posición delante de él no se basa en nuestro comportamiento sino en la conducta intachable de su Hijo.

Así, conmigo aquí y ahora haced la confesión que tengáis que hacer. Llorad por la ayuda que necesitáis. Vuestro Salvador está cerca y él está tanto dispuesto como disponible.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas