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English: All Flesh Will Come and Worship

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Por John Piper sobre Cielo & Infierno
Una parte de la serie Taste & See

Traducción por Julio Santoyo


Excepto Aquellos “Afuera”

Una Meditación sobre Isaías 66:22-24

De vez en cuando, llegamos a pasajes de la Escritura que hablan de la obra salvadora de Dios en términos tan profundos que nos preguntamos como es que se adaptan a la realidad del castigo eterno. En otras palabras, puede parecer que Dios promete un redención tan completa que no hay lugar para el infierno. Estos pasajes llevan a algunos al universalismo—la creencia de que todos serán salvos, ya sea al morir o después de un tiempo en el infierno. Llevan a otros al aniquilacionismo—la creencia de que no todos son salvos, pero nadie está en el infierno al final porque ellos son aniquilados si se rebelan contra Cristo.

Yo he tratado de dar extensos argumentos bíblicos contra ambos puntos de vista en Alegrense las Naciones (Baker, 2003, páginas 111-154). El testigo bíblico de la miseria conciente eterna para los que han suprimido el testigo de la naturaleza (Romanos 1:18-20) o han rechazado el evangelio (2 Tesalonicenses 1:8-9) es inevitable.

Jesús nos da unas de las palabras más decisivas en Mateo 25:46, “Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.” Y Juan, el apóstol del amor, nos da las palabras más enérgicas para la eternidad en el infierno en Apocalipsis 14:11, “Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos [eis aiōnas aiōnōn]; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre."

Por lo tanto, es conveniente encontrar un pasaje de la Escritura que nos aclare como este más triste de las verdades bíblicas puede permanecer al lado de las declaraciones de la redención profunda de Dios. Considere un ejemplo: Isaías 66:22-24. Primero note que Isaías dice (en los versículos 22-23) que el día viene cuando “todo mortal vendrá a postrarse” a Dios.

Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mí--declara el SEÑOR--, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.

Y sucederá que de luna nueva en luna nueva y de día de reposo en día de reposo, todo mortal vendrá a postrarse delante de mí--dice el SEÑOR.

Esa es la clase de declaración que nos desconcierta acerca de cómo encuadra el castigo eterno de alguna gente. Si “todo mortal” adorarán al Señor, entonces ¿quien falta que no adore al Señor? ¡O, como debemos tener cuidado con estos puntos cuando leemos la Biblia! Tenemos que preguntar: ¿Tengo una percepción clara de lo que quiso decir Isaías—y Dios—con el término “todo mortal”? Suena como todo ser humano, pero ¿es eso? El versículo siguiente (24) nos deja atónitos:

Y cuando salgan, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano no morirá, ni su fuego se apagará, y serán el horror de toda la humanidad.

Inmediatamente nos devolvemos de nuestras ideas erróneas acerca de “todo mortal." Pensamos que significaba "todo ser humano que existe en el universo," pero el Señor dice, No, “todo mortal” verán una parte de la raza humana que está en tormento porque “se rebelaron contra mí.” Por lo tanto, “todo mortal” no incluye a aquellos a quienes “todos” están viendo.

Menciono esto como un ejemplo de como la Biblia habla algunas veces acerca de la obra de Dios en la redención. Dios está haciendo una obra mundial—ciertamente, una obra universal—de redención que se extiende a todas las razas y tribus y a todos los idiomas y a todas las clases y a todas las edades. Cuando él haya terminado su obra salvadora, habrá una plenitud de ella. Habrá una nueva humanidad con un segundo Adán como su cabeza (1 Corintios 15:22, 45). Aquellos que se “rebelen” contra la obra redentora de Cristo, estarán afuera de este “todo.”

Quizá es por eso que Jesús se refirió varias veces a Isaías 66:24 cuando nos advierte acerca del infierno. Dijo que aquellos que despreciaron su mensaje fueron arrojados al infierno “donde el fuego no se apaga” y arrojados a las “tinieblas de afuera.”

Si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. (Marcos 9:47)
Los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 8:12; cf. 22:13; 25:30)

Nadie más sino Jesús, utiliza el término “tinieblas de afuera.” ¿Es esta la forma de Jesús decir: Cuando mi obra redentora esté terminada, y el mundo nuevo esté totalmente establecido (cf. paliggenesia, Mateo 19:28), la plenitud de “toda carne” estará ahí—la nueva humanidad entera con toda su gloriosa plenitud en Cristo—y aquellos que hayan rechazado el reino estarán “afuera.”? Ellos no tendrán existencia dentro del mundo nuevo. Su existencia y su lloro y su crujir de dientes estarán en otra dimensión de realidad. Por lo tanto, ellos no disminuirán en forma alguna el sentido de plenitud, entereza e integridad de los nuevos cielos y de la tierra nueva donde todo es luz, gozo y paz.

Cuando terminé de leer y meditar estas cosas, oré, “O Dios, concédeme que sienta la magnitud de mi pecado. Concédeme que me sienta indigno de tu gracia. Concédeme que tiemble con la verdad del infierno. Despójame de todo pensamiento arrogante, de toda astucia de auto-exaltación, de toda preocupación banal, de toda inclinación de divertir a la gente desde tu sagrado púlpito. Abre mis ojos y mi corazón para ver y sentir la maravilla de la gracia salvadora, y la infinita preciosidad de Cristo y de su obediencia impulsada por el amor, hasta la muerte en la cruz. Gracias, Padre. Gracias. A cualquier costo, hazme un instrumento de tu gran salvación. En el nombre de Jesús. Amén.”

De pie cerca del precipicio, seguro,

Pastor John


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