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© Desiring God

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Por John Piper sobre La Gracia de Dios
Una parte de la serie Hebrews

Traducción por Desiring God


Hebreos 13:20-25

Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos Amén. Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente. Sabed que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad, con el cual, si viene pronto, os he de ver. Saludad a todos vuestros pastores y a todos los santos. Los de Italia os saludan. La gracia sea con todos vosotros. Amén.

El Cristo que hemos visto en Hebreos

El 31 de Marzo de 1996, comenzamos predicando nuestra serie de mensajes sobre el libro de Hebreos. Hoy, ocho meses después, la terminamos. De mi parte, ha sido uno de los máximos logros de mi viaje de 17 años en Bethlehem. He visto a Cristo y he disfrutado Su supremacía una y otra vez. Me he acercado a Él y he hablado con Él y le he disfrutado y adorado

+ como la Palabra suprema de Dios en estos últimos días (1:2),

+ como el Creador de los cielos y la tierra a quien adoran los ángeles (1:6,19),

+ como el pionero de nuestra salvación quien fue perfeccionado mediante el sufrimiento (2:10),

+ como Aquel que se hizo carne para morir en nuestro lugar y librarnos del temor de la muerte (2:14s),

+ como Uno superior a Moisés, como un hijo es superior a un siervo (3:5s),

+ como un Sumo Sacerdote sensible quien abre el camino hacia el trono de la gracia (4:14-16),

+ como quien salva para siempre a quienes se acercan a Dios mediante Él (7:25),

+ como el Mediador del nuevo pacto comprado por sangre para garantizar que todos nuestros pecados sean perdonados y la ley sea escrita en nuestros corazones y que Dios sea nuestro Dios (8:10-12),

+ como quien, mediante Su sangre, purifica nuestras consciencias de obras muertas para servir al Dios viviente (9:14),

+ como Aquel que dio fin a todos los sacrificios, al destruir una vez y para siempre al pecado mediante el sacrificio de Sí mismo (9:26),

+ como el Pionero y Perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo puesto delante de Sí soportó la cruz, menospreció la vergüenza y se sentó a la diestra de Dios hasta que todos Sus enemigos fueran puestos como estrado de Sus pies (12:2; 1:13),

+ como quien sufrió fuera de la puerta para santificar al pueblo mediante Su propia sangre (13:12),

+ como Aquel que nunca nos dejará ni nos desamparará, sino que nos ayudará eternamente mediante el poder de una vida indestructible (13:5-6; 7:16).

En estos meses juntos en Hebreos, Cristo se nos ha revelado una y otra vez para nuestro ánimo y nuestra esperanza y nuestra perseverancia, para que podamos tener fuerza y amor para reunirnos juntos y exhortarnos unos a otros a vivir bien y morir bien, por fe, que es la certeza de lo que se espera.

Quiero terminar esta serie de mensajes con una invitación especial al final de este servicio, para que vengan personas al frente y reciban una oración a fin de que Dios preserve y complete la obra que hizo en sus vidas durante esta serie de mensajes. Mencionaré siete categorías de personas que invitaré a pasar, para que usted esté pensando y orando con relación a si debiera venir. Si Dios ha hecho una o más de estas cosas por usted mediante Su Palabra en Hebreos, espero que usted venga al final de este servicio.

1) Los que han sido convertidos a Cristo, y han sido traídos a la fe en Él.

2) Los que estaban desviados o deslizándose hacia la destrucción y han sido despertados y traídos de vuelta a una búsqueda seria de Dios.

3) Los que fueron capacitados para renunciar a un peso de preocupaciones o pecado y recibieron alguna nueva medida de victoria sobre ellas.

4) Los que han sido restaurados en una relación interpersonal que estaba destrozada.

5) Los que llegaron a descubrir una nueva forma suprema de ver al mundo, quienes recibieron alguna nueva iluminación significativa sobre la naturaleza de Dios o Sus caminos, una iluminación que haya cambiado el modo en que pensaban.

6) Los que han llegado a una crisis en sus vidas y encontraron fuerzas para perseverar por amor de Cristo.

7) Los que han escuchado un llamado a las misiones o algún cambio vocacional para los propósitos del reino.

Bendición final

Pero para alistarnos para este final, veamos la bendición de despedida del este escritor. ¿Qué quiere dejarnos? ¿Con qué quiere bendecirnos y por qué quiere orar en nuestras vidas? Y cuando digo "nuestras" me refiero a quienes, imperfectos como somos, e inclinados a deambular, y tropezando diariamente, hemos visto, sin embargo, suficiente de Jesús para derramar nuestra confianza en Sus promesas y nuestras vidas en Sus manos. Para ustedes que lo han hecho, o quienes lo harán mientras hablo en esta mañana, él les da estas cinco bendiciones:

1. Usted tiene a un Dios de paz

Versículo 20: "Y el Dios de paz. . ."

Él está en paz consigo mismo y con usted. ¡Oh cuántos de ustedes quisieran haber tenido padres quienes tuvieran paz consigo mismos! Pero estaban atormentados. Estaban divididos y desgastados y frustrados e inseguros y distantes y enojados. La paz de Cristo no gobernó en sus corazones. Y no llevaron el apacible fruto de la justicia en la familia. Había tensión y estrés y tristeza y temor e incertidumbre, y no una paz dulce, feliz, relajada, segura. Usted la quería, aun si no la conocía. Pero no la obtuvo.

Y la promesa al finalizar el libro de Hebreos es: Ahora la tiene. Su Padre en los cielos es un Dios de paz. Él está en paz consigo mismo y en paz con usted. Él es como un gran océano, tranquilo en Sí mismo; y entregó a Su Hijo en nuestro lugar para que pudiéramos tener una familia eterna de paz.

2. Tenemos un Pastor inmortal

Versículo 20: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas. . ."

En ninguna parte de este libro, hasta ahora, el escritor llamó "Pastor" a Jesús. Pero ahora, mientras se despide, y nos deja en manos de otro, dice: "Ustedes tienen un pastor -para que les guíe y proteja. Y no es un Pastor ordinario. Ha resucitado de entre los muertos y por tanto no puede morir de nuevo, y por eso, no puede ser derrotado por enemigo alguno.

Por ello, si usted confía en Él y le sigue, estará seguro. El gran peligro del cual nos advierte este libro es que pudiéramos desviarnos del rebaño de Dios y elegir otro pastor diferente de Jesús. Eso sería necedad. Porque no hay otro que nos pueda guiar hacia los pastos verdes y las aguas mansas, hacia la diestra de Dios donde hay delicias para siempre.

3. Usted está ligado a Dios por un pacto eterno, comprado por sangre

Versículo 20: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno ...”

Esta es una referencia al nuevo pacto en los capítulos ocho y diez. Cuando Cristo murió, selló, para los elegidos de Dios, un pacto que durará para siempre y nunca será quebrantado. Dios prometió darnos salvación eterna (5:9), redención eterna (9:12), y herencia eterna (9:15). Y lo que lo hace eterna e inefablemente superior al antiguo pacto, es que Dios jura por la sangre de Su Hijo, diciendo que no solo cumplirá Su parte del pacto, sino también la nuestra. Así que el escritor dice, en cuarto lugar, que. . .

4. Usted tiene un Dios que le capacita para hacer Su voluntad

Versículos 20-21: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad. . ."

Este pacto con usted es eterno y seguro, porque Él no le deja sin recursos para hacer Su voluntad. Él le provee lo que necesita para cumplir su parte del pacto, a saber, la fe que obra por el amor.

Pero alguien pudiera decir: "Ah, sí, Él da los recursos, pero nosotros debemos usarlos. Él da la Palabra, y la iglesia, y la oración, y el sufrimiento, pero nosotros debemos responder en fe para cumplir nuestra parte del pacto, y agradarle. Así que el pacto es solo tan seguro como fuertes seamos nosotros. Pero éso no es cierto, por lo que el escritor dice en quinto lugar:

5. Usted tiene un Dios que obra en usted lo que necesario para agradarle.

Versículos 20-21: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén".

Quiere que no cometamos error alguno, ni nos sintamos inseguros de la eternidad de nuestra relación pactada con Él. Así que nos recuerda que la esencia misma del nuevo pacto, y de lo que lo hace nuevo, es que Dios cumple Su parte, y Dios cumple nuestra parte. No solo nos equipa con recursos para hacer Su voluntad, también obra "en nosotros lo que es agradable delante de Él", a saber: la fe que persevera, porque "sin fe es imposible agradar a Dios" (11:6). Hace que libre y gozosamente usemos los recursos que nos da.

Usted está seguro, no porque sea fuerte, sino porque Dios es soberano, y Dios es fiel a las promesas de su nuevo pacto. "Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos" (Ezequiel 36:27). Dios cumplirá, en los Suyos, todas las exhortaciones a perseverar que aparecen en este libro. Esta es mi única esperanza, ser un ministro fiel del evangelio y un cristiano hasta morir.

Finalmente, el versículo 25 lo resume todo.

6. Usted tiene la promesa de una gracia venidera que todo lo proveerá.

Versículo 25: "La gracia sea con todos vosotros”.

En otras palabras, mientras les dejo, los entrego a la abundancia y poder de la gracia venidera. La gracia de la paz divina, la gracia de un Pastor inmortal quien les guarda y guía, la gracia de un pacto eterno que asegura una relación inquebrantable, la gracia del compromiso de Dios de equiparnos con los recursos necesarios para hacer Su voluntad, y finalmente, para que no se pierda alguno de los Suyos, la gracia de Dios para obrar en nosotros lo que agrada a Dios. La gracia sea con todos vosotros.

A Jesús sea la gloria para siempre.

Y por tanto, esto es lo que quiero orar por ustedes en esta mañana mientras terminamos. Quiero que el Señor reciba la gloria por lo que ha hecho en estos dieciocho meses deleitándonos en Su Hijo en Hebreos. ¿Vio esa frase en el versículo 21: ". . . mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén"? La idea de toda esta gracia es que Jesús recibe gloria. Ése es el propósito supremo del libro, de la Biblia, y del universo: la gloria de Cristo; y mediante Él, la gloria del Padre.

Por tanto, pienso que es correcto mostrar parte de Su obra en esta mañana pidiéndoles a ustedes que pasen al frente. Sé que, en un sentido, todos debemos venir. La Palabra de Dios predicada en el Poder del Espíritu tiene buenos efectos en todos los hijos de Dios.

Mientras vienen, cantemos "Knowing You" [Conociéndote]. Traiga su carpeta de adoración con usted, para que pueda cantar esta canción como su canción de consagración al Señor como el valor más precioso del universo, y como su muestra de disposición a ir con él fuera del campo.


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