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English: A Priest Forever

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Por Ligonier Ministries Staff sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Javier Matus


“Pues se da testimonio de Él: ‘Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec’” (Heb. 7:17).
- Hebreos 7:15-17

Muchos judíos en el primer siglo estaban esperando un Mesías que también serviría como sacerdote. Sin embargo, la mayoría esperaba que este Mesías fuera parte del orden de Aarón pesar de que el libro de los Salmos espera un sacerdote del orden de Melquisedec (Sal. 110). Esta falsa expectativa era uno de los factores que hizo que algunos del público original de Hebreos dudaran de su compromiso con Cristo. En respuesta, el autor de Hebreos enfatiza la superioridad de Cristo, subrayando la superioridad del sacerdocio de Melquisedec.

El sacerdocio levítico era inferior al sacerdocio de Melquisedec porque los sacrificios bajo el orden levítico no pueden hacer justo a nadie. Sin embargo, el sacrificio del sacerdote del orden de Melquisedec es capaz de hacer justos a los hombres. Cuando Él vino hace dos mil años, Jesucristo trajo junto con Su sacerdocio un cambio en los requisitos sacerdotales de la Ley (7:12). Este cambio es más evidente porque Jesucristo no es de la tribu sacerdotal de Leví, sino de la línea real de Judá (vv. 13-14).

Como si el hecho de que Jesús era de la tribu de Judá no fuese suficiente para confirmar el cambio en el sacerdocio, el autor de Hebreos da aún más evidencias que confirman la existencia y la superioridad de la obra sacerdotal de Cristo a la de los levitas. Se nos dice en los versículos 15-16 que Jesús, quien se levanta en el orden de Melquisedec, es hecho un sacerdote no porque Él era parte de la familia correcta, sino “según el poder de una vida indestructible.” Esta vida indestructible garantiza no sólo la superioridad de Su sacerdocio, sino también su eternidad. John Calvin señala que a diferencia de la ordenación levítica, no fue “un hombre mortal quien lo consagró, sino el Espíritu Santo, y no con aceite, ni con la sangre de los machos cabríos, ni con la pompa exterior de vestiduras, sin con poder celestial.”

Esta vida indestructible califica a Jesús para ser sacerdote para siempre, y le habilita a hacer justos a Sus discípulos porque Él nunca va a morir o dejará de ser nuestro sacerdote. El sistema levítico fue un arreglo temporal, nunca capaz de perfeccionar a nadie. David reconoció este problema en el Salmo 110. Él esperaba un Mesías que sería un sacerdote permanente y por lo tanto capaz de perfeccionar al pueblo de Dios. Pero mientras era una esperanza futura para David, es una realidad presente para nosotros. Jesús ha venido como el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec (Heb. 7:17), y Él perfeccionará a todos sus discípulos.

Coram Deo

Si usted es un cristiano, Dios le ha imputado la justicia de Cristo a usted. Por lo tanto, usted es parte del reino de Dios. Un día, la justicia será no sólo una realidad declarada, sino que, cuando seamos glorificados, en realidad seremos santos y libres de todo pecado. Todos debemos mirar con esperanza a ese día bendito cuando Cristo nos perfeccionará.

Pasajes para Estudio Adicional

Isa. 4:2-4; 62:1-5
Abd. 17
1 Cor. 15:42-49
Fil. 3:20-21


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