Una Oración para que Nuestras Iglesias Existan como Jardines de Gracia

De Libros y Sermones Bíblicos

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Sobre esta Traducción
English: A Prayer for Our Churches to Exist as Gardens of Grace

© The Gospel Coalition

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Por Scotty Smith sobre Iglesia y Cultura

Traducción por Laura Coloma


Y el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará vuestra sementera y aumentará la siega de vuestra justicia; seréis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios… ¡Gracias a Dios por su don inefable! 2 Cor. 9:10-11, 15

Padre celestial, una vez más nos has dado una primavera hermosa. Definitivamente adoro esta época del año. Cada día comienza y termina con un frío refrescante y las melodías del cantar de los pájaros. Los tonos marrones y grises del invierno dan paso a los colores caleidoscópicos y los aromas maravillosos de una nueva estación.

Mientras pequeños botones se convierten en hojas y florecen, me acuerdo de tu pacto de fidelidad. El ciclo del período de siembra y cosecha continuará hasta la cosecha completa de tu familia pan-nacional y el surgimiento de la ciudad jardín definitiva - la Nueva Jerusalén. ¡Ah, que se apresure la llegada de ese día! ¡Que se apresure ese día libre de estornudos, libre de alergias, de un nuevo cielo y una nueva tierra libre de pecados!

Padre, gracias por incluirnos en todo este proceso de redención y ecología. No sólo prometiste convertir nuestras vidas estériles y barbechas en “huerto regado” (Isa.58:11; Jer.31:12), sino que también prometiste utilizarnos como instrumento para hacer todas las cosas nuevas, hermosas, ricas y fructíferas. Hacer que el agua viva de Jesús brote dentro de nosotros y se derrame sobre nuestros vecindarios y comunidades.

La jardinería es difícil, Padre, con sus malezas, plagas, y sequías; pero el evangelio es nuestra garantía. Has plantado y criado la semilla perfecta, Jesús, la primera fruta de la cosecha final. Te alabamos por el regalo indescriptible de vida nueva en Cristo. No hay posibilidad de que fracase el cultivo. De la ruptura de la primera creación surgirá la magnífica nueva creación a la cual aspiramos (Ap. 21:1-22:5).

Unos plantamos, otros regamos, pero solo tú haces que las cosas crezcan (1 Cor. 3:6). Haces que las cosas crezcan, y continuarás haciéndolo. De hecho el evangelio “ha llegado hasta vosotros; así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo” (Col. 1:6).

Padre, haz de nosotros y de las familias de la iglesia jardines de gracia y rectitud, por tu Gloria y beneficio de nuestras comunidades. No permitas que juguemos a la iglesia; no nos dejes desperdiciar nuestro llamado en mezquindades, peleas e intransigencias. Perdónanos por malgastar momentos y dinero en cosas que no son importantes. Oblíganos con tu amor a ser un pueblo para la gloria de tu gracia. Que el aroma de la gracia impregne todo lo que somos y hacemos. Entonces, recemos Amen, en el nombre fructífero y fiel de Jesús.



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