Una Permanencia en este Mundo en el Temor Confiado

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Miedo y Ansiedad
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: A Sojourn on Earth in Confident Fear

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Miedo y Ansiedad
Una parte de la serie 1 Peter: Grow in the Grace & Knowledge of Christ

Traducción por Maria del Carmen Zanassi


1 Pedro 1:17-19 (LBLA)

Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

Contenido

El tercer mandato de 1 Pedro

Esta mañana, llegamos al tercer mandato de 1 Pedro en la vida cristiana. Los versículos 1-12 eran la celebración de lo que Dios ha hecho para hacernos suyos por siempre jamás. Luego, en el versículo 13, se manifestó el primer mandato: “poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo.” Entonces, el primer mandato es tener ESPERANZA plena en la gracia de Dios.

La semana pasada, en el versículo 15, surgió el segundo mandato: “Sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.” Dios dice: “Sed santos, porque yo soy santo” (v. 16). Por lo tanto, el primer mandato es tener esperanza en la gracia de Dios, y el segundo es ser santos en la santidad de Dios.

Hoy, hemos llegado al tercer mandato: “Conducíos en temor”. Versículo 17: “Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación”.

  1. ¡Vivan con esperanza!
  2. ¡Vivan en santidad!
  3. ¡Vivan en temor!

La posibilidad de aumentar la resistencia

Con cada uno de estos mandatos nos alejamos cada vez más de la manera de ser del mundo moderno. Y con cada semana subsiguiente, se que puedo contar con cada vez menos simpatía natural por lo que digo.

Sobre el primer mandamiento: “Vivan con esperanza”, dudo que alguien haya levantado sus defensas pensando: “De ninguna manera él me va a convencer que la esperanza es una manera bíblica de vivir”.

Respecto al segundo mandamiento: “Vivan en santidad”, la capacidad de recepción fue bastante alta aún, porque creemos que Dios es santo, pero no estamos seguros de saber qué significa o qué se espera de nosotros. Por eso, hay un poco de recelo acerca de escuchar un sermón sobre la necesidad de ser santos.

En relación al tercer mandamiento: “Vivan en temor”, supongo que hay una recelo casi generalizado por lo que estoy a punto de decir. No es que no confíen en mí. Simplemente es que el temor de Dios no tiene cabida en el aire que aceptamos respirar hoy. No forma parte de la perspectiva culturalmente correcta – que sobre todo significa psicológicamente correcta – de la vida religiosa, sana y gratificante.

Y no solo eso, sino que, simplemente, el temor parece ser incompatible con la esperanza. E incompatible con la fe, la paz y el gozo. ¿Después de todo, no dice 1 Juan 4:18: “El perfecto amor echa fuera el temor”? Sí, pero el versículo continúa: “El temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.” Por lo tanto, hasta que seamos perfectos en el amor, no podríamos usar ese versículo para decir que no tiene lugar temer el castigo.

Por eso, por razones bíblicas culturales, entiendo que haya resistencia a predicar sobre el temor de Dios.

Lo que quiero pedir esta mañana

Esta mañana, lo que quiero pedirles primero es que reconozcan que crecer más profundamente y con más fuerza como cristianos no proviene de haber aceptado aquellas enseñanzas bíblicas con las que hasta ahora se sienten cómodos y son fáciles de entender – no crecerán de esa manera. Por el contrario, crecen en profundidad y en fortaleza al adoptar las enseñanzas con las que no se sienten cómodos y que son difíciles de entender, confiando que Dios no nos ha enseñado nada falso o perjudicial en las Escrituras.

Lo segundo que quiero pedirles es que tomen con mucha seriedad los versículos 17-19 y se esfuercen por ser los suficientemente contra culturales y profundamente bíblicos, como para hacer que formen parte de su manera de vivir.

¿Cómo hemos de temer a Dios?

Tenemos algunos minutos. Permítanme centrar su atención en la manera en que Pedro ve el temor a Dios en relación al juicio y a la redención.

El mandato de temer corresponde a la segunda parte del versículo 17: “Conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación”. En griego no hay una palabra especial para “respeto” o “temor respetuoso”. Agregar esa palabra sería la interpretación de un editor con respecto al sentido que él cree que debería tener la palabra. Podría ser correcta o podría ser demasiado limitada.

En cada una de las partes del mandato de conducirnos en el temor hay una razón para ese temor. Al comienzo de la primera mitad del versículo 17 la razón es esta: “Si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno . . . ”

Por lo tanto, la primera razón para conducirnos en el temor es que Aquel que llamamos Padre celestial juzga a todos sobre la misma clase de evidencia – es decir, ¿qué muestra nuestra vida (nuestros actos) sobre nuestro corazón? No habrá reglas diferentes para personas diferentes. Hay una sola cosa que salva: la fe. Y hay un sólo estándar para el juicio: la vida (los actos).

Temamos vivir como si nuestra fe no estuviese puesta en Dios

Pedro dice que, si esto es verdad, hay un temor muy apropiado para tener mientras vivimos nuestra vida, es decir, un temor a vivir como si nuestra fe (¡nuestra esperanza!) no estuviese puesta en Dios. Acá está el enlace entre los versículos 17 y el 13, entre vivir en la esperanza y vivir en el temor. Pedro quiere decir que lo que tenemos que temer es no tener esperanza en Dios (ver Romanos 11:20).

Cuando nos sentimos tentados de conducirnos de una manera que mostraría que nuestra esperanza está puesta en el dinero antes que en Dios, debemos temer. Cuando nos sentimos tentados de actuar de forma que mostraría que nuestra esperanza está puesta en el placer de la pornografía en vez de Dios, debemos temer. Cuando Pablo dijo, en 1 Corintios 6:18: “Huid de la fornicación”, quiso decir: “Si fornican, teman dónde estaría puesta su esperanza y lo que significaría.” Era la misma intención de Jesús cuando dijo: “Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo. Es preferible que entres a la vida con un solo ojo que ser arrojado al infierno con dos” (ver Mateo 5:29). Tengan temor de las formas de vivir que manifiestan la falta de satisfacción en Dios.

En el Cristianismo moderno, esto es algo muy importante que falla y una de las razones principales por las que la iglesia es una copia exacta del mundo. Pensamos que la gracia significa que no hay nada que temer en nuestro comportamiento. Por lo tanto, el castigo del juicio no tiene lugar en nuestras vidas. 1 Pedro 1:17 simplemente se ha borrado de nuestra memoria por nuestra adaptación superficial a la cultura. Pero, Dios es misericordioso y nos vuelve a llamar hoy para que tengamos temor del comportamiento que conduce a la destrucción.

Teman vivir como si la sangre de Jesús no fuese preciosa

Pero ahora observen que la otra parte del versículo 17 da otra razón para conducirnos en el temor. Él dice:

“Conducíos en el temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que no fuisteis redimidos [o rescatados] de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo”.

El razonamiento de Pedro

Si yo digo: “No estemos ansiosos con respecto a nuestras finanzas, sabiendo que Dios cubrirá todas nuestras necesidades”, lo que querría decir es: “No seamos ansiosos, porque sabemos que Dios cubrirá todas nuestras necesidades”.

Es el mismo razonamiento que vemos en estos versículos: “Conducíos en temor, sabiendo . . . ” porque saben que no fueron rescatados con pequeños valores temporales, como el oro y la plata, sino con un valor infinito y eterno, la sangre de Jesús. En resumen: “Teman, porque han sido rescatados a un costo infinito”.

¿Tiene sentido? Al principio, para mí no lo tenía. Pero, acá es donde pueden crecer. Pueden enterrar más sus raíces y extender sus ramas más alto. No lo olviden simplemente. En una cosa se parece a Salmos 130:4: “Pero, en ti hay perdón [Oh, Dios], para que seas temido”. ¡El perdón conduce al temor! De la misma manera, Pedro dice: “Se pagó un rescate infinito, la sangre de Jesús, para liberarlos de sus formas de vivir anteriores, por eso condúzcanse en el temor”.

En los versículos 18 y 19, en realidad, lo que Pedro remarca específicamente es el valor incomparable y duración eterna del rescate que se pagó por el pueblo de Dios. Dice que el oro y la plata son “perecederos” – no son durables, no perduran. Y dice que la sangre de Jesús es “preciosa” – es infinitamente valiosa. Por lo tanto, remarca que el rescate que se pagó por nosotros es imperecedero y valioso.

Pensarían que sería lo contrario

El punto de conexión con el versículo 17 es: Para estar en concordancia con el valor y la durabilidad del rescate, debemos conducirnos con mayor razón en el temor. Pensarían que solo sería lo contrario. Cuanto más valioso y permanente es el rescate que se pagó por nosotros, menos tenemos que temer.

¡Sí! ¡Sí! Eso es gloriosamente cierto en un sentido: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió [el que pagó el rescate valioso e infinito] (Romanos 8: 33-34).

Rescatados para la transformación

Pero, ¿qué pasaría si Pedro quiere decir: “Teman de conducirse como si el rescate no fuera valioso”? Creo que eso es exactamente lo que quiere decir. Porque, en el versículo 18, dice que el propósito del rescate – la redención – es liberarnos de nuestra vana manera de vivir. ¿Lo pueden ver? Versículo 18: “No fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, la sangre de Cristo”.

En este versículo, el objetivo, propósito y plan del rescate no es el perdón sino la transformación. El objetivo es la victoria sobre el poder del pecado en la vida diaria, no el perdón por la culpa del pecado (aunque esto sea cierto). La razón por la cual Jesús derramó su sangre preciosa fue para cambiar nuestra conducta (ver Tito 2:14).

Por eso, cuando Pedro dice: “Conducíos en el temor, sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra mala conducta por la sangre de Jesús”, quiere decir teman de conducirse de una manera que muestre que para ustedes la sangre no es valiosa.

Si sus corazones se elevan con seguridad mientras meditan sobre la permanencia eterna y el infinito valor del rescate que Jesús pagó con su sangre, ¡eso es grandioso! Dios quiere que se remonten con su seguridad. Pero, jamás conviertan esa seguridad en justificación de una conducta que demuestra que no creen que la sangre sea infinitamente valiosa.

Resumen

Para finalizar, lo voy a expresar de forma sistemática: El propósito de Dios acerca de la sangre de Jesús es nuestra justificación y nuestra santificación. Nuestro perdón y nuestra pureza. No se pueden separar (Pedro remarca la pureza en el versículo 19).

Por consiguiente, si en nuestro comportamiento nos vemos tentados a actuar como si la perpetuidad y el inmenso valor de la sangre de Jesús fuesen impotentes para contenernos del pecado, entonces deberíamos temer. Porque si nuestras vidas son testigos constantes de la impotencia de la sangre de Jesús, entonces Jesús no es realmente nuestra esperanza y nuestro gozo. No le pertenecemos. Y esa es una perspectiva atemorizante.

El resumen de la cuestión es esta: ¡Tengan esperanza en la gracia de Dios! ¡Teman no tener esperanza en la gracia de Dios! Teman el comportamiento que demuestra que no confían en el amor valioso, que todo lo satisface, de Jesús.



Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas