10 errores a evitar cuando hablamos de la santificación y el evangelio

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English: 10 Errors to Avoid When Talking about Sanctification and the Gospel

© The Gospel Coalition

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Por Kevin DeYoung sobre El Evangelio

Traducción por The Gospel Coalition


Con muchos libros y blogs publicados sobre ley y evangelio, sobre gracia y esfuerzo, sobre las buenas nuevas de esto y las malas noticias de aquello, es claro que los cristianos estén luchando con la doctrina de la santificación progresiva. ¿Pueden los cristianos hacer algo realmente bueno? ¿Podemos complacer a Dios? ¿Podemos tratar? ¿Hay lugar para el esfuerzo en la vida cristiana? ¿Puede Dios decepcionarse del cristiano? ¿El evangelio nos demanda algo? Estas son buenas preguntas que requieren una gran cantidad de matices y de precisión para responder bien.

Afortunadamente, no tenemos que reinventar la rueda. Las confesiones de la Reforma y el Catecismo del siglo XVI y XVII proveen respuestas para todas estas preguntas. Para todos nosotros que nos suscribimos a Las Tres Formas de Unidad (Three Forms of Unity) o a los Estándares de Westminster, esto significa que tenemos la obligación de afirmar, enseñar y defender lo que es enseñado en nuestros documentos confesionales. Para los que están fuera de estas tradiciones, todavía hay mucha sabiduría que se puede adquirir en la comprensión de lo que los cristianos han dicho sobre estas cuestiones a lo largo de los siglos. Aún más importante, estas normas fueron conscientemente basadas en textos específicos de las Escrituras. Podemos aprender bastante sobre lo que estos documentos tienen para enseñarnos de la Biblia.

A veces la verdad puede ser vista más claramente cuando afirmamos lo que niega. Por tanto, en vez de decir lo que debemos creer sobre santificación, me gustaría explicar qué no debemos creer o no debemos decir. Cada uno de estos puntos es tomado directamente de una o más de las confesiones o catecismos reformados. Ya que estoy más familiarizado, me quedo con las Tres Formas de Unidad, pero la misma teología puede ser encontrada igual de fácil en los Estándares de Westminster (especialmente WCF capítulos 13,16,18,19; LC Preguntas y Respuestas 75-81,97,149-153; Catecismo Menor, Preguntas y Respuestas 35,39, 82-87).

Error #1: El bien que hacemos puede de alguna manera hacernos justos ante Dios. Esto es una negación del evangelio. El bien que hacemos no es de ninguna utilidad para nuestra justificación porque "aun lo mejor que podamos hacer en esta vida es imperfecto y manchado de pecado" (HCQ/A62). "Nosotros no podemos hacer ninguna obra que no esté contaminada por nuestra carne y no sea digna de castigo" (BC Art. 24).

Error #2: Necesitamos ser buenos cristianos para que Dios nos siga amando. Al contrario, las buenas noticias de justificación por fe significan que ahora podemos "hacer algo por amor a Dios" en lugar de "solo por amor (a nosotros mismos) y miedo a ser condenados" (BC Art.24). En el medio del pecado diario y la debilidad en la lucha, el cristiano debe "huir en busca de refugio al Cristo crucificado" (CD 5.2), verdades como "no es por sus propios méritos o fuerzas pero por la misericordia inmerecida de Dios que ellos no pierden la fe y la gracia, ni permanecen en sus caídas hasta el final y se pierden" (CD 5.8).

Error #3: Si la santificación es un trabajo de la gracia divina en nuestras vidas, entonces no debe implicar nuestro esfuerzo. Estamos absolutamente "en deuda con Dios por las buenas obras que hacemos" (BC Art.24). Él es el que obra en nosotros para que hagamos conforme a su beneplácito. Al mismo tiempo, "La fe trabaja a través del amor" dirige "al hombre a hacer por sí mismo el trabajo que Dios ha ordenado en Su Palabra" (BC.Art.24). Nuestra habilidad para hacer buenas obras "no está en lo más mínimo" en nosotros mismos, pero aun así "debemos ser diligentes en aprovechar la gracia de Dios que hay en (nosotros)" (WFC 16.3).

Error #4: Advertir a las personas sobre el juicio es de la ley y no tiene un papel que desempeñar en la predicación del evangelio. La realidad es que "predicar el evangelio" debe ser ambos "abrir y cerrar el reino de los cielos". El reino de los cielos es abierto proclamando a los creyentes lo que ha hecho Dios por nosotros en Cristo. El reino de los cielos es cerrado proclamando a no creyentes e hipócritas que mientras no se arrepientan, la ira de Dios y la condenación eterna están sobre ellos. El juicio de Dios, tanto en esta vida y en la vida venidera, es basado en este testimonio del evangelio" (HC Q/A 84).

Error #5: Solo hay una razón por la que los cristianos deben perseguir la santificación y es por nuestra justificación. El Catecismo de Heidelberg nos da algunas razones, incluso motivaciones, para hacer lo bueno. "Hacemos lo bueno porque Cristo, por su Espíritu, nos renueva para ser como Él, de modo que en todo nuestro vivir nosotros debemos mostrar que estamos agradecidos con Dios por todo lo que Él ha hecho por nosotros, y para que Él sea glorificado a través de nosotros. Y hacemos el bien para que podamos estar seguros de nuestra fe por sus frutos, y para que por nuestro buen vivir nuestros vecinos puedan ser ganados para Cristo" (HC Q/A 86).

Error # 6: Ya que no podemos obedecer los mandamientos de Dios perfectamente, no debemos insistir en nuestra obediencia o la de otros. Si bien es cierto que "en esta vida incluso el más santo tiene solo un pequeño comienzo de esta obediencia", esa no es la historia completa. "Sin embargo, enfocados seriamente, ellos comienzan a vivir de acuerdo a todos y no solo a algunos de los mandamientos de Dios" (HAC Q/A 114). Porque nosotros pertenecemos a Cristo y nuestras buenas obras son "santificadas por su gracia" (BC Art. 24), Dios "se complace en aceptar y recompensar lo que es sincero, aun cuando está acompañado de muchas debilidades e imperfecciones" (WCF 13.6).

Error # 7: Los 10 mandamientos deben ser predicados para recordarnos nuestros pecados, pero no para que los creyentes sean incitados a tratar de obedecer los mandamientos. El Catecismo de Heidelberg reconoce que "nadie en esta vida puede obedecer los 10 Mandamientos perfectamente," pero aún así insiste en que "Dios quiere ellos prediquen intencionalmente". Por dos razones: "En primer lugar, mientras más larga es nuestra vida, más llegamos a conocer nuestra pecaminosidad, y cuánto más ansiosamente miramos a Cristo para perdón de pecados y rectitud". Y en "segundo lugar, mientras oramos a Dios por la gracia del Espíritu Santo, no debemos detenernos nunca en nuestros esfuerzos de ser renovados más y más a la imagen de Dios, hasta que después de esta vida alcancemos nuestra recompensa: perfección" (HC Q/ A 115).

Error # 8: Al estar totalmente justificados como cristianos, no debemos nunca tener temor de desagradar a Dios o de ofenderle. Las promesas de la preservación divina no significa que verdaderos cristianos nunca caerán en pecados serios (CD 5.4). Incluso cristianos pueden cometer "pecados monstruosos" que "ofendan mucho a Dios". Cuando pecamos de maneras escandalosas, "a veces perdemos la conciencia de gracia por un tiempo" hasta que nos arrepentimos y el rostro de nuestro Dios Padre brilla sobre nosotros otra vez (5.5). Que Dios sea por nosotros en Cristo en un sentido legal y definitivo no significa que Él nunca va a fruncir el ceño en nuestra desobediencia. Pero sí significa que Dios siempre nos renovará con eficacia al arrepentimiento y nos llevará a "experimentar otra vez la gracia de un Dios reconciliado" (5.7).

Error #9: El único terreno apropiado para tener seguridad está en las promesas de Dios encontradas en el evangelio. La seguridad no debe ser buscada desde una relación privada, sino a partir de 3 fuentes: la fe en las promesas de Dios, el testimonio del Espíritu Santo testificándole a nuestro espíritu que somos hijos de Dios, y desde "una seria y santa búsqueda de una conciencia limpia y buenas obras" (CD 5.10). La garantía no es hostil a la búsqueda de la santidad, pero está íntimamente ligada a ella. Caminamos en los caminos de Dios "con el fin de que (nosotros) podamos mantener la seguridad de (nuestra) perseverancia" (5.13). Santidad personal no es solo un terreno para seguridad; el deseo de seguridad es en sí mismo una motivación para la santidad.

Error #10: Amenazas y exhortaciones pertenecen al terror de la ley y no deben ser usadas como una motivación a la santidad. Esta no es la perspectiva del Canon de Dort: "Y así como Dios ha querido comenzar esta obra de gracia en nosotros por la proclamación del evangelio, así él preserva, continúa, y completa su obra por la audición y la lectura del evangelio, por la meditación en este, por sus exhortaciones, amenazas, promesas, y también por la administración de los sacramentos" (CD 5.14). Note dos cosas aquí. La primera, Dios nos hace perseverar por varios medios. Él nos hace promesas, pero Él también amenaza. Él obra por el oír del evangelio y por el uso de los sacramentos. Él no se ha obligado a sí mismo a un método. Sin duda, esto nos ayuda a dar sentido a las advertencias en Hebreos y en otros lugares del Nuevo Testamento. Las amenazas y exhortaciones no socavan la perseverancia, ayudan a completarla. En segundo lugar, note la amplia manera en la que Dort entiende el evangelio (en este contexto). Al ser cristianos centrados en el evangelio, meditamos en las "exhortaciones, amenazas y promesas" del evangelio. En un sentido estricto podemos decir que el evangelio es más que las buenas noticias de cómo podemos ser salvos. Pero en un sentido más amplio, el evangelio abarca toda la historia de la salvación, que incluye no solo las promesas del evangelio sino también las amenazas y exhortaciones inherentes al evangelio.

Claramente, diferentes sermones, diferentes pasajes y diferentes problemas requieren diferentes verdades que se acentúan. Uno no es culpable de estos errores simplemente por no decir todo lo que se puede decir. Y sin embargo, en el curso de la fiel predicación y enseñanza, todas las verdades positivas encontradas en un sistema robusto, la doctrina de la santificación reflexiva debe declararse públicamente. Del mismo modo, aunque sintamos un deseo de hacer sonar trompeta hacia ciertas verdades sobre el evangelio o la santificación - y ciertos momentos y ciertos textos lo exigen- esto de ninguna manera excusa los diez errores mencionados anteriormente. Nunca es sabio celebrar la verdad haciendo declaraciones que son falsas.


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