Abraham Salió

De Libros y Sermones Bíblicos

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).

- Hebreos 11:8-10

La fe cristiana debe ser una posesión de toda la vida. Si no perseveramos en la fe a lo largo de nuestras vidas, mostramos que nunca en realidad tuvimos fe verdadera desde el principio.

El vivir por la fe no es fácil. Luchamos con dificultades que nos puedan llevar a cuestionar nuestra esperanza. Necesitamos ánimo para mantener nuestra profesión, y lo encontramos en las páginas de la Palabra de Dios.

En Hebreos 11, encontramos ánimo especial para permanecer en la fe. Los ejemplos de los santos de la antigüedad que continuaron en la fe a pesar de no recibir todas las promesas (Heb. 11:13) nos motivan a confiar en Dios mientras Le esperamos a que lleve todas las cosas a la consumación final.

A través de todo el Nuevo Testamento, la vida de Abraham es exaltada como el ejemplo de fe por excelencia. Por lo tanto, no nos sorprende leer acerca de Abraham en Hebreos 11. Este Abraham, se nos dice, “salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).

La referencia en este versículo es obviamente Génesis 12:1-3. Al principio, Dios llama a Abram (más tarde “Abraham”) para que salga de Ur, pero no se le dice a Abram a dónde ir. Finalmente nos dice que Dios guió a Abram a la tierra de Canaán (12:5), pero Abram no sabe esto al principio. Sin embargo, Abram confía fielmente en Dios y obedece. John Owen dice que “Abraham se comprometió totalmente al poder, la fidelidad, la bondad y la dirección de Dios sin tener el más mínimo estímulo acerca del lugar a donde iba.” La fe perseverante confía en Dios para dirigirnos aún cuando no sepamos a dónde Él nos está llevando.

En su vida, Abraham no heredó la tierra prometida. Él vivió como un extranjero en Canaán, habitando en tiendas porque no tenía tierra propia (Heb. 11:9). Se nos dice que pudo hacer esto porque él estaba esperando a la ciudad cuyo constructor es Dios mismo (v. 10). Incluso Abraham sabía que Canaán no era el máximo final de las promesas de Dios. Entendió que sólo apuntaba hacia la patria celestial que estaba, y todavía está, aún por venir (v. 16).

Hoy, nosotros, que somos los hijos de Abraham por la fe (Gál. 3:7) vivimos como extranjeros en la Tierra Prometida (ver Lev. 25:23). Vamos a heredar toda la tierra cuando Jesús regrese a traer la ciudad construida por Dios (Ap. 21). Hasta entonces, al igual que Abraham, debemos seguir confiando en Dios para dirigirnos, para proveer para nosotros, y para llevar a Su creación a la renovación.

Coram Deo

Jesús es nuestro mejor ejemplo de alguien que vivió como extranjero en la Tierra Prometida. Al morar (o, “vivir en tiendas”) entre nosotros (Juan 1:14), Él se convirtió en el máximo ejemplo de uno que vivió en tiendas en la tierra que era, con todo derecho, Suya. Lea a través de los Evangelios y permita que la confianza de Jesús en el Padre le anime a usted a confiar en Él también.

Pasajes para Estudio Adicional

Lev. 19:33-34
1 Crón. 29:15
Mat. 4:1-10
Lucas 9:57-62

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