Penetrado por la palabra de Dios
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Biblia
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Cristina Abánades López
Hebreos 4:12 (LBLA)
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.
El término “palabra de Dios” puede significar una palabra dicha por Dios sin ningún portavoz. En el Nuevo Testamento este término normalmente significa una palabra o un mensaje que una persona dice en nombre de Dios. Así, por ejemplo, en Hebreos 13:7 se dice: “Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe” La “palabra de Dios” en Hebreos 4:12 probablemente se refiere a la verdad de Dios que se revela en las Escrituras, que los seres humanos se dicen unos a otros confiando en la ayuda de Dios para entenderla y aplicarla.
“Viva y eficaz.”
La palabra de Dios no es una palabra muerta o ineficaz. Hay vida en ella. Y porque tiene vida en ella, produce efectos. Hay algo acerca de la Verdad, tal como Dios la ha revelado, que la conecta a Dios como fuente de toda vida y poder. Dios ama su palabra y se inclina hacia ella. Honra su palabra con su presencia y poder. Si queremos que nuestra enseñanza o testimonio tenga poder y produzca efectos, permanezcamos cerca de la palabra revelada de Dios.
Más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos.
¿Qué hace esta palabra viva y eficaz? Penetra. ¿Con qué propósito? Separar. ¿Para separar qué? Alma y espíritu. ¿Qué significa esto?
El escritor hace una analogía: es como dividir coyunturas y tuétanos. Las coyunturas son la parte gruesa, dura y exterior del hueso. El tuétano es la parte blanda, tierna, viva e interna del hueso. Es es una analogía del “alma y espíritu”. La palabra de Dios es como una espada lo suficientemente afilada para cortar la parte exterior, dura y fuerte y llegar a la parte interna, blanda y viva. Algunas espadas, menos afiladas, pueden golpear un hueso, rebotar y no penetrar. Ciertas espadas pueden penetrar en parte de la articulación fuerte y dura del hueso. Pero una espada muy afilada y potente de doble filo (afilada en cada lado de la punta) penetrará en la articulación hasta el tuétano.
“Alma y espíritu” son como “coyunturas y tuétanos”. “Alma” es aquella dimensión invisible de nuestra vida que somos por naturaleza. “Espíritu” es lo que somos por el nuevo nacimiento sobrenatural. Jesús dijo, “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). Sin la obra de despertar, creativa y regeneradora del Espíritu de Dios en nosotros, sólo somos “naturales” en lugar de “espirituales” (1 Corintios 2:14-15). Así el “espíritu” es esa dimensión invisible de nuestra vida que somos gracias a la obra regeneradora del Espíritu.
Entonces, ¿de qué sirve decir que la “palabra de Dios” penetra la “división del alma y el espíritu”? La cuestión es que es la palabra de Dios la que nos revela nuestro verdadero yo. ¿Somos espirituales o naturales? ¿Hemos nacido de Dios y estamos espiritualmente vivos, o nos engañamos a nosotros mismos y estamos espiritualmente muertos? ¿Son los “pensamientos y propósitos de nuestro corazón” pensamientos y propósitos espirituales o solo son pensamientos y propósitos naturales? Solo la “palabra de Dios” puede “discernir los pensamientos e intenciones del corazón” como dice en Hebreos 4:12.
En la práctica, cuando leemos o escuchamos “la palabra de Dios,” nos sentimos penetrados. El efecto de esa penetración es revelar si hay espíritu o no. ¿Hay tuétanos y vida en nuestros huesos? ¿O solo somos un “esqueleto” sin tuétano? ¿Hay “espíritu”, o solo “alma”? La palabra de Dios penetra suficientemente hondo como para enseñarnos la verdad de nuestros pensamientos, nuestros motivos y nosotros mismos.
Entreguémonos a la palabra de Dios en la Biblia. Utilicémosla para conocernos a nosotros mismos y confirmar nuestra propia vida espiritual. Si hay vida, habrá amor, alegría y un corazón para obedecer la palabra. Entreguémonos a esta palabra para que nuestras palabras se conviertan en la palabra de Dios para otros y les revelen su propia condición espiritual. Luego, heridos por la palabra, derramemos el bálsamo de la palabra.
Buscando el penetrar de la palabra de Dios con vosotros,
El Pastor John
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