Casi No Puedes Enseñar Trucos Nuevos a un Perro Viejo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Bob Provo sugirió, después de nuestro servicio de la tarde el 26 de julio que, cuando Jesús dijo, "Nadie que bebe del vino añejo, quiere luego el nuevo, porque dice: El vino añejo es mejor." (Lucas 5:39) lo que quería decir era: "No puedes enseñar trucos nuevos a un perro viejo." Creo que él estaba correcto, probablemente. El punto era: Jesús y sus enseñanzas fueron el vino nuevo que venían al mundo, pero los escribas y fariseos no podían ni siquiera hacer el intento de probar el nuevo, ni mucho menos disfrutar de ello.
Hay algunas razones muy naturales por la que no puedes enseñar trucos nuevos a un perro viejo. Creo que si entendemos algunas de estas razones podemos cambiar "no puedes" a "casi no puedes." Mi auto tiene un embrague, pero el auto de Stellers es automático. Cada vez que tomo prestado su auto aún presiono el embrague a pesar de que no está ahí. Ya soy un "perro viejo" a los 35. La explicación es simple: las combinaciones repetidas de una actividad establecen asociaciones en nuestro cerebro que luego tienden a ocurrir conjuntamente. Así que no hay nada muy raro acerca de ser un "perro viejo", no importa la edad que tengas.
Pero se trata con mucho más cuando están involucradas nuestras convicciones religiosas. Supongamos que has tenido una convicción doctrinal por 50 años y te lo han enseñado en muchas clases de la Escuela Dominical y te has regocijado en ella en tus meditaciones privadas. Y supongamos que estás equivocado. (Esto tiene que ser posible porque hay muchas personas de 65 años quienes tienen convicciones doctrinales contradictorias. Alguien está equivocado.) Ahora supongamos que alguien viene y te ofrece el vino nuevo de un punto de vista doctrinal contrario y tiene un apoyo bíblico completamente convincente. ¿Puede el "perro viejo" aprender el "truco nuevo"? No es muy probable. Los obstáculos en este caso son mucho más difíciles de superar que las asociaciones de los reflejos en el cerebro.
En primer lugar, para poder cambiar mi convicción a los 65 años tengo que admitir que he pensado y creído erróneamente durante décadas. Esto es devastador para mi orgullo. ¿Cómo pude haber pasado por alto la verdadera evidencia por tanto tiempo? ¿Cómo pude haber sido ilógico durante todo este tiempo? ¿O es que yo voluntariamente cerré los ojos, indiferente a la verdad? Nuestra naturaleza humana se rebela en contra de hacer estos afirmaciones que casi siempre podemos encontrar excusas para no aceptar el "truco nuevo" sin importar que tan convincente sea el apoyo bíblico.
En segundo lugar, todos estos años he canalizado mi relación con Dios a través de un concepto erróneo. Me he deleitado en un punto vista que no es verdad. He visto a Dios a través de esta lente y ahora me doy cuenta que está distorsionado. Esto no sólo es ofensivo para mi orgullo, sino que amenaza con hacer que mi relación con Dios parezca artificial e irreal. Se necesita unos fundamentos espirituales muy profundos para poder aguantar tal golpe. La mayoría simplemente esquivará el problema.
En tercer lugar, si estoy equivocado en este punto, entonces he estado guiando incorrectamente a la gente todos estos años. He enseñado erróneamente a mis hijos y a mis clases de escuela dominical. La disposición psicológica de rechazar tal acusación es tan fuerte que nuestro subconsciente entonces comienza una campaña de desprestigio total para desacreditar el "vino nuevo".
¿No es de extrañar, entonces, que "no puedes enseñar trucos nuevos a un perro viejo"? Pero yo creo en los milagros espirituales. Creo en el poder de la humildad del Espíritu Santo. Entonces, sólo digo, "Casi no puedes enseñar trucos nuevos a un perro viejo".
Con mucho amor desde Easley, Carolina del Sur,
Pastor John
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas