Cuando El Alfarero Es Para Nosotros: ¡Búm!
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Gracia de Dios
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
La majestad de Dios se magnifica cuando Lo vemos a través del lente de la creación ex nihilo (de la nada). Él da órdenes a la nada y ésta obedece y se convierte en algo. De la nada hace el barro y del barro nos hace a nosotros —la alfarería del Señor (Isaías 45:9): su posesión, destinada para Su gloria, en total dependencia a Él. “¡Reconoced que Jehová es Dios! Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos, pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Salmo 100:3). El ser una oveja y una olla que pertenecen a otra persona es algo que induce la humildad.
Dije todo eso el domingo pasado. Esta mañana estaba leyendo en Isaías y encontré otra declaración sobre la majestad de Dios. Cuando la junto con el poder absoluto de Dios y sus derechos como Creador, hay una combustión que estalla en mi corazón. ¡Búm! Isaías 33:21 dice: “¡Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte!” ¡Para nosotros! ¡Para nosotros! El Creador es para nosotros y no contra nosotros. Con todo el poder en el universo y con el derecho absoluto de hacer lo que quiera con lo que Él creó —¡Él es para nosotros! ¿Quién ha visto un Dios como éste, que obra para los que esperan en Él? (Isaías 64:4). “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). ¿Puede pensar en cualquier cosa (y digo cualquier cosa) que sea más reconfortante y asegurador y agradable que el Señor, en Su majestad, es para usted?
El domingo por la mañana entre las 5:30 y las 7:30 a.m. estaba tosiendo casi a cada minuto con uno de esos indomables ardores en mi garganta. Dije: “Señor, por favor, no puedo predicar si tengo que toser con tanta frecuencia. La gente sólo pensará en la tos.” Estaba sentado en mi estudio con la Biblia en mi regazo en busca de alguna seguridad de que Dios actuaría. Vino del Salmo 145:19, “Cumplirá el deseo de los que le temen, oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.” El Señor me dio la profunda seguridad de que cumpliría mi deseo, porque sabía que yo le temía. Dije: “Bueno, si tengo que parar en medio del sermón, debe haber algún deseo más profundo de mi corazón que se cumplirá aparte del deseo de predicar.” Realmente lo creí. Y tuve paz. ¿Qué pasó? ¡Lo hice! Lo hicimos. Apenas en el segundo servicio. Y alabé al Señor todo el día. Se los prometo, es dulce ser una olla cuando el Alfarero es para nosotros en Su majestad.
Bajo la Majestad,
El Pastor John
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