Cómo lo Miembros Mayores Iluminan el Futuro de la Iglesia
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Thabiti Anyabwile sobre Iglesia y Cultura
Traducción por Laura Coloma
Me pregunto si otros observan el fenómeno que creo ver en muchas iglesias: ʕgente rodeándose con otros de su misma generación? Los de veintitantos pasan el tiempo con otros de veintitantos hablando de cosas de veintitantos. Familias jóvenes se juntan con otras familias jóvenes, organizando citas para que los niños jueguen y compartiendo consejos sobre la crianza de los hijos. Me da la impresión de que los de sesenta y algo tienden a juntarse con otros sexagenarios. Hay excepciones notorias, por supuesto. Existen hombres y mujeres mayores que se convierten en pilares de la iglesia al invertir en hombres y mujeres jóvenes. Existen también los jóvenes que buscan ayudar a las familias jóvenes y a los miembros mayores. Pero en general, la gente pareciera dedicar su energía espiritual y su tiempo a quienes se encuentran en la misma etapa de la vida.
Se pudiera hablar mucho de esto – su alcance, las causas, los beneficios, etc. Pero una de las cosas que me sorprende hoy es que separarse en enclaves basados en edad y etapas de la vida tiende a debilitar el futuro de la iglesia. ʕQué quiero decir con esto?
Pues bien, está claro que Dios quiere que la fe sea enseñada y que pase de las generaciones mayores a las más jóvenes. En este sentido, las palabras de Pablo a Tito son, tal vez, las más célebres:
Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a los jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes; muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros. (Tito 2:1-8)
Pero ʕqué pasa cuando esta visión de vida corporal no se materializa en forma generalizada porque nos juntamos con nuestro grupo demográfico?
Bueno, los de veintitantos tienden a aprender generalmente de otros veinteañeros. Se aíslan de la perspectiva y la sabiduría ganada por quienes son una o dos generaciones mayores. Desarrollan soluciones de veintitantos para situaciones que seguramente son cimientos o problemas de 40. Toman decisiones de noviazgos y citas que son geniales a los 20, pero carecen de visión de futuro a los 40. Toman decisiones de compra que parecen vivificantes a los 20 y se convierten en una carga grande a los 40. Creo que veo a muchos veinteañeros (hombres sobre todo) corriendo la carrera sin auto–control, un auto-control que los miembros mayores podrían y deberían ayudarlos a conseguir.
Mientras tanto, los de 40 están trabajando en sus matrimonios, crianza de los hijos y asuntos profesionales sin la visión a largo plazo de los de 60. Aunque no se discuta, saber ser esposo, esposa o padre no nos llega por osmosis. Nos deben enseñar cómo querer a una esposa, cómo respetar a un esposo, y cómo criar a nuestros hijos en el miedo y admonición del Señor. En ocasiones esos llamados serán tan prácticos como aprender a cocinar, a disciplinar, a discutir y a reconciliarse. Durante este período, nuestros miembros de 30 y 40 desarrollan o continúan hábitos que no ayudan ni lastiman. Lamentablemente, muchos lo harán sin la sabiduría que viene con más experiencia. En consecuencia, se llevarán los mismos golpes que otros podrían haberlos ayudado a evitar. O lograrán “superar” la etapa de la mediana edad por ensayo y error.
Esto, por supuesto, afecta la temperatura y vitalidad de la iglesia. Tenemos congregaciones de personas “tratando de descifrar la vida” prácticamente solos. Se invierte mucho tiempo en ayudar a los jóvenes a navegar en las aguas agitadas de la edad adulta, en ayudar a las personas de mediana edad a manejar los retos del matrimonio, familia, y carrera, y en ayudar a las personas mayores a encontrar sentido en una edad avanzada muchas veces sin la persona amada, con problemas de salud, y un número en descenso de amigos vivos. Los pastores y las personas mayores creen equivocadamente que deben convertirse en expertos en cada etapa de la vida, aconsejar a los demás en cualquier oportunidad y dificultad, y estar allí en cualquier circunstancia. Pero de hecho, la Biblia ordena al pastor a enseñar a la congregación a que estén allí el uno para el otro y a hacerlo uniendo a las generaciones para que la experiencia de la vejez sea aprovechada por las generaciones jóvenes. Es algo hermoso.
De esta manera los miembros mayores de la iglesia local se convierten en la primera línea de discipulado y cuidado. Ellos iluminan el futuro de la iglesia enseñando a los miembros jóvenes cómo vivir la fe, cómo evitar errores, aprovechar las oportunidades, aplicar de forma práctica la palabra de Dios en las realidades de la vida. Cuando esa reserva de sabiduría acumulada, madurez, y experiencia es transmitida y recibida con humildad, la madurez espiritual, emocional y volitiva de la congregación aumenta considerablemente. Mientras más maduros sean los jóvenes en cuerpo más brillante será el futuro de la iglesia. A veces actuamos como si los miembros mayores no tuviesen un papel vital en el futuro de la iglesia. Pero en realidad son absolutamente esenciales, indispensables.
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