Donde Satanás Te atacará Hoy
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jon Bloom sobre La Guerra Espiritual
Traducción por Hannah Henderson
¿Te preguntas por qué es tan difícil encontrar un poco de paz interior? Pues bien, la paz no llega con facilidad cuando uno vive en una zona de guerra. Y te guste o nó, estás en guerra - una guerra muy grave de proporciones cósmicas. Dios, los seres humanos, ángeles, demonios, principados, poderes, naciones y anticristos están involucrados.
¿Y sabes dónde está el frente de batalla? En tu cabeza.
Destruimos argumentos
Así es como Pablo lo describe en 2 Corintios 10:3-5 (énfasis agregado):
- Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo.
¿Cuáles son las fortalezas satánicas que encarcelan espiritualmente a personas, las fortalezas que buscamos destruir? Los argumentos y opiniones. ¿Dónde se está librando la batalla? En nuestros pensamientos.
Y los argumentos no son meras fortalezas, son armas de destrucción masiva. Adán y Eva (y todos nosotros con ellos) cayeron a causa de un argumento. Creyeron el argumento de la serpiente y dejaron de creer a Dios.
Esa es la esencia mortal del pecado: no creer a Dios. No creer a Dios es aliarse con Satanás, de quien Jesús dijo: "El fué un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad...porque es mentiroso y el padre de la mentira" (Juan 8:44).
No quieres tener a Satanás como un aliado. Él es traicionero. Busca asesinarte con mentiras.
Guarda tus emociones
Cuida tus emociones. Son señales de argumentos. Tus emociones, que te pueden invadir como impresiones vagas o estados de ánimo, son por lo general las respuestas a algún argumento. Los estados de ánimo no salen de la nada. Cuando nos sentimos enojados, desanimados, deprimidos, ansiosos, temerosos, irritables o sentimos lástima por nosotros mismos, es probable que estemos creyendo algo muy específico.
Luchar contra el pecado es luchar contra la incredulidad - es decir, destruir argumentos. Y para luchar contra la incredulidad con eficacia, debemos convertir las dudas y las tentaciones en argumentos específicos. ¿Qué es, específicamente, lo que está siendo afirmado y prometido? Sólo entonces podremos destruir los argumentos falsos de parte del enemigo con los verdaderos.
La victoria que vence al mundo
La victoria que vence al mundo es nuestra fe (1 Juan 5:4). Esta es precisamente la razón por la cual el diablo no quiere que pensemos con claridad acerca del pecado. Quiere mantener las cosas vagas a fin de encarcelarnos y desarmarnos. Pero Jesús quiere que pensemos con claridad. Quiere que conozcamos la verdad, porque la verdad brinda libertad:
- Si vosotros permaneceis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. (Juan 8:31-32)
Así pues, en calidad de luchadores por la libertad, luchemos contra los "corazones incrédulos" exhortándonos unos a otros todos los días (Hebreos 3: 12-13) a vivir en libertad - y en la paz (Juan 16:33) - de la verdad.
Porque nuestras batallas más importantes se ganan y se pierden mediante argumentos.
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