El Hijo del Hombre debe ser Levantado—Como la Serpiente

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Sobre esta Traducción
English: The Son of Man Must Be Lifted Up—Like the Serpent

© Desiring God

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Por John Piper sobre Regeneration (New Birth)
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Traducción por Desiring God


Juan 3:1-15
Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: “Os es necesario nacer de nuevo.” El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede ser esto? Jesús respondió y le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? En verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no recibís nuestro testimonio. Si os he hablado de las cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna.

Hoy es el inicio de Semana Santa, un tiempo donde enfatizamos la semana más sagrada en la historia humana, que incluye la última cena de Jesús con sus apóstoles cuando instituyó la Santa Cena, su agonía en el huerto de Getsemaní, el juicio ante Anás, Caifás y Pilato, la crucifixión del Hijo de Dios, y la resurrección.

En armonía con lo que se aproxima esta semana, especialmente el Jueves Santo, estaré retomando donde nos quedamos en el capítulo tres del Evangelio de Juan. Solo estoy avanzando hacia los versículos 14-15 por lo apropiado que son para esta ocasión. Más adelante volveremos y veremos los textos que dejamos atrás. Estamos a punto de ver una de las ilustraciones más impactantes y maravillosas que hizo Jesús de su propia muerte.

Contenido

Nicodemo Viene a Jesús

Retomemos en nuestras mentes la línea de pensamiento. Nicodemo, un líder de los judíos, viene a Jesús bajo la cobertura de la noche. Dice en el versículo 2 que Jesús es un maestro venido de Dios. Jesús responde bruscamente en el versículo 3 que "el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” Nicodemo pregunta si un hombre puede entrar nuevamente al vientre de su madre y nacer.

Jesús responde en los versículos 5-8 que se refiere a un nacimiento espiritual y que a menos que lo experimente, nunca entrará en el reino de Dios, nunca será reconciliado con Dios, ni perdonado, ni irá camino al cielo. Entonces, añade que el Espíritu de Dios es quien causa el nuevo nacimiento, no el hombre. Y el Espíritu, en la forma en que obra el nuevo nacimiento, es tan libre como el viento. En el versículo 9, Nicodemo aun está desorientado y pregunta: "¿Cómo puede ser esto?".

Jesús se Maravilla

Jesús se maravilla en el versículo 10 de que un maestro de Israel no comprenda esta verdad. Entonces, dice en el versículo 11, que el problema de Nicodemo es que, aunque está escuchando un testimonio confiable de parte de Jesús y de otros, no "recibe" ese testimonio. No pertenece al grupo de personas descritas en Juan 1:12- "Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios.”

Entonces, en el versículo 12, Jesús dice, 'te he llevado tan lejos como puedo, mediante la explicación. No puedes ir más allá'. "Si te he hablado cosas terrenales, y no crees, ¿cómo creerás si te hablo de las celestiales?" En efecto, está diciendo: “aun sigues presionándome para recibir explicaciones más profundas y elevadas sobre el nuevo nacimiento. Pero un corazón de incredulidad, un corazón no-regenerado, no puede elevarse para comprender el tipo de verdades que tengo que darte sobre el nuevo nacimiento'.

Jesús Cambia

Ahora, el versículo 13 es cardinal. ¿Qué hará Jesús con Nicodemo? ¿Qué haría usted? ¿Dirá: 'Bien, como no comprendes, Nicodemo, no tengo nada más que decirte'? 'Vuelve después de que hayas nacido de nuevo, y te daré las explicaciones que quieras'.

No es lo que Jesús dice o hace. Es inmensamente importante que veamos qué hace Jesús; es importante para nuestra propia fe y para aquellos a quienes desesperadamente queremos ver regenerados. El versículo 13 es un cambio. Jesús cambia. Antes del versículo 13 él está hablando como un testigo, un maestro--hablando del nuevo nacimiento como pudiera hablar cualquier otra persona regenerada. Y en el versículo 13, comienza a hablar de sí mismo, no como un testigo, o un maestro que exhorta a las personas a nacer de nuevo, sino como el Hijo del Hombre que descendió del cielo para hacer posible el nuevo nacimiento.

El Fundamento del Nuevo Nacimiento

Otra forma de decirlo es que, antes del versículo 13, Jesús está hablando acerca del proceso del nuevo nacimiento (es espiritual, ocurre por la obra del Espíritu, viene como el viento, y no puede explicarse. Y después del versículo13, habla acerca del fundamento del nuevo nacimiento en lo que el Hijo del Hombre ha venido a hacer. Y lo que es tan increíblemente útil es que en esta explicación también dice a Nicodemo cómo recibir la obra del nuevo nacimiento por el Espíritu.

Leamos el versículo13. Recuerde, Jesús acaba de decir en el versículo12: "Te puedo dar explicaciones celestiales, pero no puedes recibirlas.". Entonces dice: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo”. En otras palabras, 'te doy explicaciones celestiales porque yo he descendido del cielo. Ningún hombre ha ido al cielo para que pueda hacer lo que yo hago. Yo estuve en el cielo con el Padre, y yo he descendido. Y ahora voy a decirte lo que vine a hacer. Y esta es la llave para responder tu pregunta acerca de cómo nacer de nuevo. Te diré cómo puedes entrar al reino de los cielos (versículo 5).

Lo que el Hijo del Hombre Vino a Hacer

Nicodemo, hay más obstáculos para la entrada al cielo que tu simple necesidad de nacer de nuevo. Algo tiene que suceder para remover la ira de Dios a fin de que él libere el poder del Espíritu para hacerte nacer de nuevo (vea Juan 3:36). Eso es lo que vino a hacer el Hijo del Hombre.

Ahora, Jesús toma una analogía con la que Nicodemo está familiarizado, para explicar lo que él vino a hacer; pero es escandaloso que la tomara para describir su propia obra. Leamos los versículos 14-15:

"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna".

¡¿Como una Serpiente?!

Compararse a sí mismo con una serpiente es escandaloso. Volvamos y leamos la historia a la cual se refiere Jesús (Números 21:4-9):

Partieron del monte de Hor, por el camino del mar Rojo, para rodear la tierra de Edom, y el pueblo se impacientó por causa del viaje. Y el pueblo habló contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable. Y el Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por el pueblo. Y el Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá. Y el Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.

Note algunas peculiaridades: 1) La serpiente en el asta no es preventiva. Es para los que han sido mordidos (versículo 8). El veneno está e ellos, y sin intervención divina, morirán. 2) Las serpientes en el desierto vienen de Dios. Él las envió (versículo 6). La ira de Dios cae sobre su pueblo a causa del pecado de ingratitud y rebelión. 3) El medio que Dios escoge para rescatar al pueblo de su propia maldición es una imagen de la misma maldición. 4) Todo lo que tienen que hacer para ser salvos de la ira de Dios es mirar su provisión que pende de un asta.

Sabemos que Jesús leyó el Antiguo Testamento creyendo que todo señalaba hacia él. Había indicadores, tipos y sombras en todas partes. Pero pudiéramos esperar que él saltara ésta. Comparar al Hijo del Hombre con una serpiente es algo alarmante. Pero Jesús no saltó este indicador. Él se lanza a utilizarla para ayudar a Nicodemo. Así que dice (versículos 14-15):

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna.

Cinco Observaciones

1) Jesús es el Hijo del Hombre

Jesús es el Hijo del Hombre que es levantado en la cruz de la misma forma que la serpiente. Él se identifica a sí mismo como el Hijo del Hombre en Juan 9:35-37 -"Jesús oyó decir que lo habían echado fuera, y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? Él respondió y dijo: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en Él? Jesús le dijo: Pues tú le has visto, y el que está hablando contigo, ése es". Así que cuando Jesús habla del Hijo de Hombre siendo levantado, está hablando de sí mismo y de su propia crucifixión.

2) Jesús es la Fuente del Rescate

Jesús, en el lugar de la serpiente, es la fuente de la sanidad, la fuente de rescate del veneno del pecado, y de la ira de Dios. Jesús es la fuente de vida eterna. Moisés levantó la serpiente, pero Moisés no es el rescatador en la comparación que hace Jesús. ¿Quién levantó al Hijo del Hombre en la cruz? "...es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre" - ¿Por quién?

En el Evangelio de Juan sólo hay un lugar donde son identificados los levantadores. Son los fariseos. Juan 8:28 dice: "Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó" ¿Quiénes son los que levantarán? Según Juan 8:13: los fariseos. Los fariseos se yerguen en el lugar de Moisés. Así que Moisés no está siendo tratado como un rescatador, un salvador. En Números, él único que salva es Dios, mediante la serpiente. Y en Juan, el único que salva es Dios, mediante Jesús.

3) Jesús es presentado como una Maldición

Jesús, en el lugar de la serpiente, es presentado como la maldad y como una maldición. Por eso es que es tan alarmante. La serpiente es malvada. Las serpientes estaban matando personas. La serpiente está en el asta como una imagen de la maldición de Dios sobre el pueblo. Así fue con Jesús. Pablo dijo en 2da a los Corintios 5:21: "Al que no conoció pecado [Dios], por nosotros lo hizo pecado , para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él”. Y en Gálatas 3:13 dijo: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros." Al volverse como la serpiente, él era la personificación de nuestro pecado, y la personificación de nuestra maldición. Y al volverse pecado y maldición por nosotros, tomó los nuestros.

4) Jesús Da Vida Eterna

Lo que él nos da de la cruz es la vida eterna. Versículo 14-15: "así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna" (RVA).Cuando nuestro pecado y la ira de Dios son quitados, Dios está totalmente a nuestro favor. Y si Dios es por nosotros, nunca moriremos, sino que viviremos para siempre con él en gozo.

5) Jesús Crucificado es Aquel a Quien Vemos

Jesús dice todas estas cosas a Nicodemo, quien estaba muy confundido acerca del nuevo nacimiento y de cómo sucede. Esto es lo que usted le dice a alguien que no ha nacido de nuevo. ¿Por qué? Porque está muerto y ciego. Porque Dios ordena abrir los ojos de los ciegos cuando tienen algo que ver,a saber, una fascinante imagen de Jesús crucificado por los pecadores. ¿Y qué debieras hacer tú, Nicodemo?' ¿Qué haría usted hoy? Crea en él. Versículo 15: "para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna" (RVA) ¿Qué significa? ¿Qué involucra? ¿Qué significa, en esta comparación con la serpiente en un asta, cree en él? Significa mirarle. La gracia del nuevo nacimiento es nuestro ver a Cristo levantado.

¡Mire!

¿Recuerda que he dicho que Juan 1:14-16 funciona como una brújula mientras viajamos por este Evangelio? Note cómo se relaciona a esta historia. "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. . . Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia". Contemplamos su gloria mientras es levantado en la cruz, y en esa contemplación recibimos gracia. 'Nicodemo, ¿quieres recibir la gracia del nuevo nacimiento? ¡Mira!'

No conozco otro modo mejor para dejar en claro la importancia de esta verdad, o de su significado, que contarles la historia de la conversión de Charles Spurgeon. Aquí está, en sus propias palabras. Era un 6 de enero de 1850. Spurgeon aun no tenía 16 años de edad.

Algunas veces pienso que hasta ahora hubiera estado en tinieblas y desesperación, si no hubiera sido por la bondad de Dios al enviar una tormenta de nieve, un domingo en la mañana, mientras yo iba a cierto lugar de adoración. Cuando no pude avanzar más, doblé por una calle lateral, y llegué a una pequeña capilla Metodista Primitiva. En aquella capilla quizás hubiera unas doce o quince personas…. El ministro no llegó aquella mañana; supongo que la nieve lo detuvo. Al fin, un hombre muy delgaducho, un zapatero, o sastre, o algo por el estilo, se dirigió al púlpito para predicar… Él estaba obligado a ceñirse a su texto, por la sencilla razón de que tenía muy poco que añadir. El texto era "¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra! [Isaías 45:22 RVA]”.
Ni siquiera pronunció correctamente las palabras, pero no importó. Allí había, pensé, un rayo de esperanza para mí en aquel texto. El predicador comenzó entonces: "Mis queridos amigos, este es, de hecho, un texto muy simple. Dice: 'Mirad', ahora, mirar no duele mucho. No es mover tu pie o tu dedo, es sólo: 'mira.' Bien, un hombre no necesita ir a una universidad para aprender a mirar. Puedes ser el tonto más grande, sin embargo, aun puedes mirar. Un hombre no necesita valer por mil para poder mirar. Cualquiera puede mirar; hasta un niño puede mirar.
Pero entonces el texto dice: "¡Mirad a mí...!" Muchos os miráis a vosotros mismos, pero no tiene caso hacerlo. Vosotros nunca encontraréis consuelo en sí mismos. Algunos miran a Dios el Padre. No, miradle gradualmente. Jesucristo dice: "Mirad a mí." Algunos de vosotros pudierais decir: "Queremos esperar por la obra del Espíritu." Ahora mismo no tenéis derecho a ella. Mirad a Cristo. El texto dice: "Mirad a mí."
Entonces el buen hombre continuó su texto de esta forma: "Mirad a mí; estoy sudando, y sudando grandes gotas de sangre. Mirad a mí; estoy pendiendo de la cruz. Mirad a mí; estoy muerto y enterrado. Mirad a mí, resucité. Mirad a mí, ascendí a los cielos. Mirad a mí, estoy sentado a la diestra del Padre. O pobres pecadores, ¡mirad a mí! ¡Mirad a mí!"
Cuando hubo llegado hasta allí, y hubo logrado extenderse unos diez minutos o algo así, ya estaba en el límite de sus recursos. Entonces me miró debajo de la tribuna, y me atrevo a decir, con tan pocos presentes supo que yo era un extraño. Fijando simplemente sus ojos en mí, como si conociera todo mi corazón, dijo: "joven, usted luce muy miserable." Bien, yo lo era, pero yo no estaba acostumbrado a que se hiciera énfasis sobre mi apariencia personal, desde el púlpito. Sin embargo, fue un buen disparo, acertó justo en el centro. Continuó, "y siempre será miserable, miserable en la vida, y miserable en la muerte, sino obedece mi texto; pero si obedece ahora, en este momento, será salvo".
Entonces levantando sus manos, gritó, como solo podrían gritar los metodistas primitivos, "Joven, mira a Jesucristo." ¡Mira!' ¡Mira!' ¡Mira!' No tiene que hacer nada más sino mirar y vivir. "Vi instantáneamente el camino de la salvación. No sé que más dijo, no presté mucha atención, estaba tan poseído con aquel único pensamiento. Como cuando fue levantada la serpiente abrazadora, la gente solo miraba y era sanada, así ocurrió conmigo. Había estado esperando hacer cincuenta cosas, pero cuando escuche aquella palabra: "¡Mira!" ¡Qué palabra más encantadora me pareció! ¡Oh! Miré hasta que casi se me salieron los ojos.
Allí, y entonces, desapareció la nube, las tinieblas fueron desplazadas, y en ese momento vi el sol; y pude haberme levantado en ese instante, y cantar con el más entusiasta de ellos, de la preciosa sangre de Cristo, y la fe sencilla que le mira sólo a él… Y ahora puedo decir-
Desde entonces por fe veo la fuente
Que fluye del manantial de tus heridas,
El amor redentor ha sido mi tema,
Y lo será hasta que yo muera.
(C. H. Spurgeon Autobiography, Volume 1, 87-88)

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