El Pacto de Moisés II
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: ‘Todo lo que Jehová ha dicho, haremos’” (Ex. 19:7–8).
- Éxodo 19:1-15
El concepto del pacto es tan importante para la Biblia que no podremos entender grandes porciones de las Escrituras si no entendemos los pactos que allí se encuentran. Hasta ahora, hemos hablado de los dos pactos principales que Dios ha hecho con Su pueblo: el pacto de obras y el pacto de gracia. También hemos visto que el pacto de gracia se despliega a través de una serie de pactos sucesivos más pequeños.
Uno de estos pactos más pequeños es el pacto hecho con Moisés. Este es el pacto que generalmente se conoce en el Nuevo Testamento con el término “antiguo pacto”. Contrariamente a algunas ideas populares, las personas fueron salvas por la gracia bajo el pacto de Moisés igual como son salvos por la gracia bajo el nuevo pacto.
Ayer exploramos cómo Dios salvó a su pueblo de la esclavitud antes de darles la Ley, demostrándonos que incluso bajo el antiguo pacto es Dios quien salva a Su pueblo. Hoy veremos otros tres aspectos del pacto de Moisés. El primero de ellos es la realización del pacto de Moisés. En Éxodo 19, el pueblo acaba de ser redimido de Egipto y está reunido al pie del Monte Sinaí. El pueblo se compromete a seguir al Señor (vv. 7-8), pero antes de que se les dé la Ley, tienen que pasar por un proceso de limpieza (vv. 9b-15). Antes de que se enumeren las condiciones del pacto, el pueblo tiene que estar limpio. Esto presagia la limpieza que Cristo nos debe dar antes de que sirvamos a Dios voluntariamente.
El segundo aspecto del pacto de Moisés es la promulgación de la Ley. En Éxodo 20, Moisés recibe los Diez Mandamientos, que resumen todos los detalles de la Ley que le siguen. La Ley es dada después de la salvación de la esclavitud, y no es con la Ley como las personas deberían ganar favor ante los ojos de Dios. La Ley no justificó. Más bien, fue el medio por el cual el pueblo mantuvo su fidelidad al pacto.
El aspecto final del pacto de Moisés es el ritual de la Ley misma. El pueblo de Dios mantuvo su relación de pacto obedeciendo la Ley. Sin embargo, la inclusión de los sacrificios en el código de la ley demuestra que Dios sabía que la Ley no se guardaría. Estos sacrificios cubrían la desobediencia por un tiempo y señalaban a Aquel quien por Su perfecta obediencia mantendría las condiciones del pacto por nosotros y así mantendría nuestra relación con Dios para siempre.
Coram Deo
Dios exige que todas las personas Le adoren y obedezcan. Pero como criaturas caídas, no podemos obedecer a Dios, así que Dios se encarnó para cumplir el pacto en nombre de Su pueblo. Ahora que Cristo ha venido, Le obedecemos, no para ganar la salvación, sino por gratitud por la gran salvación que Él nos trae.
Pasajes para Estudio Adicional
Ex. 24
Jer. 32:36-44
Rom. 13:8-10
Ef. 5:15-21
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