El ferviente poder de la resurrección, ahora

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English: The Explosive Power of the Resurrection — Now

© Desiring God

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Por John Piper sobre Resurrección de Cristo

Traducción por Andrea Ledesma

Si hubieras estado en la cruz, probablemente habrías vomitado, gritado, jalado tu cabello o te habrías tirado y dado contra el suelo, rechinado tus dientes y habrías llorado hasta el cansancio. Colocar espinas que atraviesen los brazos y las piernas de las personas, colgar a estas de una cruz mientras todo el peso de su cuerpo les rasga la carne, golpear sus piernas o arrojar una lanza en uno de sus lados son situaciones que uno no soporta ver, ni mucho menos aguanta.

Jesús se ofreció para esto. Lo eligió. Nadie lo obligó. Lo expresó en Juan 10:18: «Nadie me la quita [la vida], sino que yo la doy de mi propia voluntad». «¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y Él pondría a mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles?» (Mateo 26:53)

Diría que no está atrapado. ¿O piensas que Herodes y Pilato, el pueblo y los soldados tienen el control aquí? Solo son jugadores en todo este drama. Mi Padre lo escribió; y ambos coincidimos: este es mi papel. Seré crucificado. Es mi elección, no la de Pilato.

Existe un nombre para esto; se llama amor. Romanos 5:8 «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». Entonces, aquí va mi pregunta: El mayor sufrimiento,en pos del mayor amor, para merecer lo menos posible. ¿Cómo puedes hacer eso? ¿Cómo soportó Cristo eso?

Todo por gozo

La respuesta se encuentra en Hebreos 12:2: «...por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz...» La humillación de ser desnudado y ridiculizado. Las laceraciones de los azotes. Los insoportables dolores repentinos que provenían de las espinas. Hora tras hora, aunque en cualquier momento podría haber acudido a su padre para que lo rescatara, eligió el dolor. Todo por «el gozo puesto delante de Él».

Y eso, ¿qué fue? ¿Cuál fue el gozo detrás de los horrores de la crucifixión que hizo posible su resistencia? ¿Cuál fue el gozo detrás de este enorme acto de amor que hizo posible su amor? He aquí la respuesta de Jesús:

Cuando en Hebreos 12:2 se indica que Jesús «por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz», este era su gozo. Esta resurrección, este futuro, esta esperanza, este gozo que se transmite desde el futuro hacia el horrible presente fue el poder para sufrir y amar de esta forma.

Puedes tener el gozo de Jesús

Si él estuviera aquí (y aquí está), te diría lo siguiente: quiero que recibas esto desde el mismo Jesús «Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto» (Juan 15:11).

El propósito de Dios es que el gozo puesto delante de Jesús, que le dio el poder para soportar el mayor sufrimiento en el mayor acto de amor para merecer lo menos posible, sea tu gozo. Esto significa ser cristiano, apoyar a Cristo en todas sus formas: el Cristo que sufre, que se eleva, que reina, que viene, quien en cada momento nos dice: «He venido, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto».

La razón por la cual la resurrección tiene un poder ferviente ahora en nuestras vidas es la misma razón por la que tuvo un poder ferviente en la vida de Jesús el Viernes Santo. En su caso, la esperanza de la resurrección fue el gozo que lo sostenía en la cruz. Y lo es también para nosotros: por el gozo puesto delante nuestro en la resurrección, soportamos el costo el amor, no importa cuán alto sea, para merecer lo menos posible.

Cantar el himno de la cárcel

Veamos un ejemplo loco y glorioso de cómo luce esto en la vida de un cristiano que vive por el poder de la esperanza de la resurrección.

El apóstol Pablo predicaba en Filipos (Hechos 16:16-40). Una chica endemoniada (una esclava que daba grandes ganancias a sus amos con la adivinación [16:16]), gritaba constantemente e interrumpía a Pablo mientras este predicaba. Cuando se cansó, Pablo volteó y le dijo al demonio: «Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella». Y salió en ese mismo momento (16:18).

Ahora, la esclava que hacía dinero estaba liberada, y ellos estaban enojados. Prediquen todo lo que quieran, pastores, pero no se metan con el dinero de la gente (a menos que quieran ser fieles como Pablo). Tomaron a Pablo y a Silas, los arrastraron hacia el mercado, y los acusaron frente a los magistrados, quienes les rasgaron la ropa y los azotaron con varas. Los arrojaron en el calabozo interior de la cárcel, sin juicio previo, y les aseguraron los pies en el cepo.

Esta fue la situación: Pablo y Silas fueron avergonzados al ser desnudados, azotados con varas y estaban ahora sentados en el interior de la cárcel, con sus pies en el cepo, y sin dormir a la medianoche. ¿Qué hacían? Cantaban. «Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban» (Hechos 16:25). La palabra no es salmo. La palabra es cantar himnos. Son canciones que probablemente los creyentes escriben. Pablo y Silas las sabían de memoria, lo que significa que las cantaban con frecuencia. Estos hombres tan grandes eran cantantes.

¡Y luego se produjo un terremoto! Ten cuidado con lo que puede pasar cuando cantas a la medianoche con un amigo que está en pena. Las puertas se abrieron. Pablo y Silas podrían haber visto con venganza cómo se suicidaba el carcelero, lo que estaba a punto de hacer (Hechos 16:27), y podrían haberse ido a Salónica triunfantes.

Sin embargo, lo rescataron, le ofrecieron a Jesús, lo bautizaron y le dieron la bienvenida (quizás era el hombre que menos lo merecía en Filipos) a la familia eterna.

Ahora, aquí va mi pregunta: Cómo pudieron Pablo y Silas cantarle al Señor y querer al carcelero, después de haber sido humillados, azotados, enviados al calabozo, puestos en el cepo, sin haber dormido, cuando nosotros nos quejarnos y planeamos demandar a alguien.

Esperanza resucitada

En el libro de Hechos, Pablo, cuatro veces, resume en una oración por qué soporta la persecución una y otra vez en su ministerio.

La resurrección de Cristo, y la resurrección de todos los cristianos mientras él llegaba, fue el poder de resistencia de la canción de Pablo durante su sufrimiento y su amor por los carceleros.

Por el gozo puesto delante nuestro

En otras palabras, por el gozo puesto delante de Pablo, él cantó en las cárceles y quiso a los carceleros. Por el gozo puesto delante de él, cantó himnos y salvó a los pecadores.

Así es como describió el poder de la esperanza de resurrección:

Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada (Romanos 8:18).

Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación (2 Corintios 4:17).

Y el mismo Jesús hace la doble conexión entre esa esperanza de resurrección y cantar en el sufrimiento, y esa esperanza de resurrección y querer a quienes no lo merecen. Esta es la conexión entre la esperanza y el canto:

Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí [y los desnuden, azoten con varas y pongan en cepo]. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande [en el gozo de su Señor elevado en la resurrección] (Mateo 5:11-12).

Esta es la conexión entre la esperanza y el amor:

Cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos [los carceleros, las esclavas], y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos [en el gozo del Señor elevado en la resurrección] (Lucas 14:13-14).

Cantar a través del sufrimiento

Imagino que en esta habitación estoy rodeado de personas que aman cantar, así como yo. Entonces, cuando llegue nuestro sufrimiento, ¿cómo le cantaremos al Señor y querremos al carcelero?

Imagino que saben que algunos escenarios lujosos como el Bridgestone Arena y el Gaylord Resort son aberraciones opulentas y temporales en la vida cristiana del amor. Tu sufrimiento está llegando. ¿Cómo cantarás en él? ¿Y cómo amarás? La respuesta es: por el gozo puesto ante nosotros.

Este es el poder ferviente de la resurrección ahora. Cantarle al Señor en el sufrimiento. Y amar al carcelero. No se trata de un rasgo de la personalidad; esto es el cristianismo.


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