Por el amor de Dios, volumen 1/23 de febrero
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 56 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Oscar Felipe Núñez Alfaro
23 DE FEBRERO
Éxodo 6, Lucas 9, Job 23, 1 Corintios 10
UNA DE LAS TAREAS IMPUESTAS EN aquellos que desean leer los evangelios canónicos sensiblemente es para ver cómo las diferentes unidades están vinculadas. Los lectores casuales recuerdan historias individuales acerca de Jesús desde sus días de escuela dominical, pero no siempre reflexionan en los vínculos que unen estas historias dentro de un evangelio completo. Además, los evangelistas individuales no organizaban su material exactamente de la misma forma como los otros; por lo tanto, el sabor especial de cada Evangelio se pierde a menudo, a menos que los distintos vínculos sean cuidadosamente reflexionados.
Un ejemplo instructivo se encuentra en Lucas 9:49-50. Los versículos anteriores (9:46- 48) encuentran a los discípulos de Jesús argumentando quién de ellos sería el mejor (en el reino consumado, presumiblemente). Al conocer sus pensamientos, Jesús les enseña una lección embarazosa, empleando a un niñito para mostrar su punto. La gente importante se encariña con gente aún más importante. Aquellos que siguen a Jesús reciben a los miembros más débiles de la sociedad - a los niñitos. Lo que Jesús exige es una perspectiva fundamentalmente opuesta al del mundo: “porque el que es más pequeño[a] entre todos vosotros, ese es grande” (9:48, LBLA).
En esta coyuntura donde 9:49-50 entra en juego. Juan comenta que él y los otros vieron a un hombre sacar demonios en nombre de Dios, “y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros.” Jesús les impide esta forma de actuar, “porque el que no está contra vosotros, está con vosotros.” A primera vista esto es un tema un poco diferente de los versículos anteriores. Luego de nuevo, puede ser que no: las conexiones nos llaman a reflexionar. Las quejas de Juan ya no suenan como un interés divino por la ortodoxia, sino como gemidos hambrientos de poder más interesados de que aquellos quienes rezan y sanan pertenezcan a su bando en vez de que la misión misma pueda avanzar. Entonces, esto está atado tristemente al debate de quién sería el mejor. El engrandecimiento personal demuestra inevitablemente una base inestable para hacer evaluaciones sabias del ministerio de otros.
Los siguientes versículos (9:51-56) encuentran a Jesús en Samaria. Cuando los samaritanos no son hospitalarios, los discípulos de Jesús están bien preparados para que descienda fuego sobre ellos. Desde que estos versículos siguen los temas ya dilucidados, la actitud de los discípulos que aquí dejan entrever queda clara. Su pasión por juzgar en contra de los samaritanos es menos motivada por una genuina comprensión de y devoción a Jesucristo que por su propio afán de poder.
Los últimos versículos del capítulo subrayan el mismo contraste (9:57-62). Los tres que protestan más fuertemente sobre su deseo de seguir a Jesucristo son firmemente aleccionados: no han medido el costo de ser discípulos, y entonces sus piadosas protestas se convierten en una tonalidad fea de amor propio.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas
Libros y Sermones Bíblicos