Por el amor de Dios, volumen 1/25 de febrero
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 58 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Oscar Felipe Núñez Alfaro
25 DE FEBRERO
Éxodo 8, Lucas 11, Job 25—26, 1 Corintios 12
Una de las imágenes más sorprendentes de lo que podría llamarse una “conversión parcial” se encuentra en Lucas 11:24-26. Jesús enseña que cuando un espíritu inmundo sale del hombre, “pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla”—Aparentemente buscando a alguna nueva persona en el cual residir. Luego, el espíritu considera volver a su previa morada. Al hacer un reconocimiento del terreno encuentra sorpresivamente la antigua residencia vacía. El espíritu reúne siete compinches quienes son incluso más malignos, “y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero”.
Aparentemente, el hombre que ha sido exorcizado del espíritu maligno nunca reemplazó ese espíritu con algo más. El Espíritu Santo no residió en su vida, el hombre simplemente quedó vacío, por así decirlo.
Hay tres lecciones que aprender.
Primero, todas “las conversiones parciales” son muy comunes. Una persona queda parcialmente limpia. Él o ella son atraídos lo suficientemente cerca al Evangelio y a las personas de Dios que hay una cierta especie de alejamiento del ateísmo, un enamoramiento inicial hacia la santidad y una atracción hacia la rectitud. Pero como la persona representada por la tierra rocosa en la parábola del sembrador y las tierras (8:4-15), inicialmente esta persona puede parecer que es la mejor cosecha, y aún así, no dura. Nunca hubo el tipo de conversión que significa la posesión de un individuo por el Dios vivo, una reorientación atada al arrepentimiento genuino y la fe duradera.
Sigue la segunda lección: un poco de Evangelio es peligroso. Hace que la gente piense bien de sí misma, suspire con alivio de que los peores demonios han sido eliminados, y disfrute un buen sentido de pertenencia; pero si una persona verdaderamente no se justifica, se regenera y se translada del reino de la oscuridad al reino de nuestro amado Jesucristo, una pizca de religión puede servir como algo más que una inoculación en contra de la verdad.
La tercera lección se puede inferir. Este pasaje se ata de manera temática a otro gran capítulo de las Escrituras. No se puede simplemente oponer a la maldad—Eso significa que no solo es suficiente luchar contra el mal para expulsar un demonio. El mal debe reemplazarse con el bien y el espíritu maligno con el Espíritu Santo. Debemos “vencer con el bien el mal” (Romanos 12:21); por ejemplo, es difícil superar el rencor en contra de alguien dejando simplemente de ser rencoroso, uno debe reemplazar el rencor por el perdón genuino y el amor hacia esa persona. Es difícil superar la codicia dejando simplemente de ser muy materialista; uno debe fijar su afecto hacia un mejor tesoro (véase también Lucas 12:13-21) y aprender a ser generoso de una manera entregada y espléndida. Supera con el bien el mal.
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