La Anatomía Del Legalismo Y La Disciplina De La Oración
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Vida Devocional
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
“La palabra “legalismo” no aparece en la Biblia. Pero viene de la palabra “legal”, que se refiere a la “ley”, y la Biblia tiene mucho que decir acerca de la ley. El legalismo es una cierta actitud hacia la ley de Dios. O más generalmente, hacia mandamientos y reglas.
Aquí está el legalismo: “Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras” (Romanos 9:31-32). La esencia del legalismo es cuando la fe no es el motor de la obediencia.
Nota bien: el legalismo no es simplemente el ir tras la ley. Es ir tras la ley de la manera equivocada —con algún otro motor que no es la fe. Se debe ir tras la ley de Dios. El Hijo de Dios “condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:3b-4). Debemos tratar de cumplir la ley —por el Espíritu. Llamemos a esta buena búsqueda la “obediencia de la fe”.
Así que el legalismo es ir tras la ley con algún otro motor que no es la fe, usando algún otro combustible que no es el Espíritu. ¿Cuál es el motor del legalismo? Pablo lo llama “obras” (Romanos 9:32) y él llama el combustible de este motor “carne” (Gálatas 3:3). Las “obras” son lo opuesto de la “fe” y la “carne” es lo opuesto del “Espíritu”. Así que el legalismo no es si te esfuerzas en obedecer los mandamientos de Dios, sino qué motor y qué combustible usas.
Así, el poder del legalismo viene de nosotros mismos (carne). Esto es crucial porque el objetivo del legalismo es comerciar con Dios valor por valor. Y así el motor de las obras debe tener algo auto-forjado para ofrecerle a Dios en el trato. “Al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda” (Romanos 4:4). El legalismo trata con pagos de deuda y magnifica el valor de éstos hacia Dios.
Pero el poder de la “obediencia de la fe” no viene de nosotros mismos sino de Dios (el Espíritu). El objetivo de la obediencia de la fe es recibir todo de Dios como un regalo gratuito de gracia. Y así, el motor de la fe no debe tener nada auto-forjado en su trato con Dios. “Por la gracia de Dios soy lo que soy…antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10). La obediencia de la fe trata con las delicias del beneficiario y magnifica la gracia de Dios.
Implicaciones Para La Oración Y La Lectura De La Biblia
La disciplina no es legalismo. El trabajo duro no es legalismo. El actuar en contra de los impulsos carnales no es legalismo. Podrían serlo. Pero también pueden ser la fuerza del motor de la fe que funciona con el combustible del Espíritu para la gloria de la gracia de Dios en un mundo egocéntrico e indisciplinado.
En la fuerza que Dios provee para que Dios obtenga la gloria (1 Pedro 4:11),
El Pastor John
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