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English: The Greatest Thing You Can Do with Your Life

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Javier Matus


Una de las cosas más maravillosas y esperanzadoras que puedes saber sobre ti mismo y tu vida se captura en una oración simple y sin pretensiones:

Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga. (1 Corintios 7:17)

El versículo puede parecernos un poco restrictivo, quizás hasta opresivo, especialmente si nuestras circunstancias son difíciles o dolorosas. Pero eso no estaría conforme al corazón de la intención de Dios para nosotros.

Tu vida es un don y una tarea de Dios. Esto debería infundir nuestra vida —su bien y su mal, su dulce y su amargo, su salud y su aflicción, su prosperidad y su pobreza, su comodidad y su sufrimiento— con una dignidad, un propósito y una gloria insondables. No eres un accidente. Tampoco eres un potencial arruinado ni descarrilado porque recibiste una mala mano genética de cartas, sufriste el abuso de otros o tomaste decisiones tontas y pecaminosas, poniéndote más allá de la esperanza de un llamado útil en el reino de Jesús.

No, existes porque Dios quería que existieras. Y tú eres quién eres, qué eres, cómo eres, dónde eres y cuándo eres porque Dios te hizo (Juan 1:3), te tejió en el vientre de tu madre (Salmo 139:13), te llamó a ser Suyo (Juan 10:27; Romanos 8:30), y te asignó un lugar para vivir (Hechos 17:26).

Lo mejor que puedes hacer con tu vida es vivir hasta el fondo la aventurera tarea que Dios te ha dado.

Contenido

Dios te ha llamado

Piensa en esto por un momento: “Pero cada uno… y como Dios llamó a cada uno, así haga”. ¡Dios ha hecho toda tu vida tu vocación!

Tendemos a pensar en nuestros llamados como nuestras vocaciones, una obra importante que Dios nos da para hacer con un título identificable y de preferencia estimado. Tal vez sea una vocación profesional o tal vez sea una vocación no profesional en una iglesia o ministerio. Pero eso es demasiado estrecho. Por supuesto, las vocaciones deben ser vehículos para nuestro llamado —maneras en que cumplimos nuestra tarea del Señor. Pero nuestro llamado abarca más que nuestras vocaciones.

Nuestro llamado principal es amar a Dios con todo lo que somos y amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos (Lucas 10:27). Y este llamado incorpora a todas las personas con las que interactuamos, o quizás nos venga a la mente, en todo lo que hacemos desde la mañana hasta la noche. Es por eso que Juan Calvino dijo: “Dios nos ordena a cada uno de nosotros considerar su llamado en cada acto de la vida” (Institutos, 821).

Esto significa que nuestro llamado no está detrás de esa puerta que estamos esperando que Dios abra algún día (aunque eso puede ser parte del llamado de mañana). Nuestro llamado es amar a Dios hoy, amar a los prójimos que Dios pone en nuestro “camino” hoy, y hacer bien lo que Dios nos da para hacer hoy.

Esa es una razón por la que Jesús nos dice: “No os afanéis por el día de mañana” (Mateo 6:34). Estar demasiado preocupado con el llamado de mañana, por muy tentador que sea, a menudo es una forma en la que somos engañados para que nos desconectemos del llamado de hoy. Jesús no quiere que gastemos el don invaluable de la vida que nos ha dado hoy absortos en la irrealidad de un mañana imaginado.

Ahora, es cierto que nuestros llamados cambian con el tiempo. Nos movemos a través de diferentes fases de la vida, podríamos ser desplegados en diferentes lugares en diferentes momentos, y experimentamos varios cambios circunstanciales y de salud. Todo esto altera nuestro llamado. Y a medida que el Espíritu nos da luz, debemos tratar de anticipar y planificar los cambios como corresponde a los buenos administradores.

Pero Dios quiere que nos enfoquemos principalmente en la vida a la que nos ha llamado, la cual es la vida que tenemos hoy.

Sé fiel a tu tarea

El Espíritu nos dice a través de Pablo: “Cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga”.

Quizás estás pensando: Tú no conoces mis circunstancias. Sin querer ser insensible, no importa cuáles sean tus circunstancias.

Las circunstancias de los cristianos corintios a quienes Pablo estaba escribiendo estaban por todos lados: casados, desposados y solteros, viudas y esclavos, circuncidados e incircuncisos. Eso es solo una muestra.

Piensa en los esclavos. Eran propiedad física de un amo humano. Y, sin embargo, Pablo les dice en 1 Corintios 7:21: “No te dé cuidado; (pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más)”. Lo que Pablo quiso decir era que las circunstancias, incluso las muy difíciles, no descalifica a nadie de la tarea de Dios. Si podemos liberarnos honorablemente de tales circunstancias, deberíamos hacerlo. Pero si no, considerémoslo como la tarea de Dios, al menos por hoy, y seamos fieles,

no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. (Efesios 6:6–8)

Asignado a la aflicción

Piensa en las diversas circunstancias de Pablo: encarcelado, perseguido violentamente, enfermo, expuesto al frío, hambriento, naufragado, traicionado, sin hogar, mal vestido, burlado, calumniado, desconfiado, espiritualmente opuesto, afligido, a veces desesperado de la vida, y finalmente asesinado (2 Corintios 11:23–28). ¡Y fue glorioso! ¡Todo ello! Debido a que la vida de Pablo estaba escondida con Cristo en Dios (Colosenses 3:3) y dado que la Vida (Juan 14:6) le había dado vida eterna, la muerte solo podía ganarle un nuevo nivel de vida (Filipenses 1:21).

Como dijo Juan Calvino, “todos deberíamos considerar nuestra situación particular como un puesto que Dios nos asignó, a no ser que en el transcurso de nuestras vidas vayamos de un lado a otro y a la deriva sin rumbo fijo” (Institutos, 821). Ve tu vida hoy como una tarea de Dios. Y mantente fiel en tu puesto hasta que el Señor te mueva.

Tu mayor aventura

Aquí está la verdad fundamental debajo de 1 Corintios 7:17: Dios —el Creador y sustentador de todo lo que existe— es quien nos eligió y nos otorgó el honor extremadamente raro de vivir aquí y ahora. Nos ha asignado una vida para llevar. Y no hay un sentido de vida más maravilloso, emocionante, esperanzador, satisfactorio y productor de gozo que darse cuenta de que somos quienes somos, qué somos, cómo somos, dónde somos y cuándo somos por la tarea del Señor.

Te han dado el insondable don de la vida. Te han dado el don infinitamente más valioso de la vida eterna. Y se te ha otorgado el asombroso y extremadamente raro privilegio de recibir una tarea de parte de Dios. No hay mayor llamado que llevar la vida que el Señor te ha asignado. Abraza tu tarea, esta gran aventura elegida para ti, y presiónala hasta el límite.


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