La Resurrección de Jesús
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jerry Bridges sobre Jesucristo
Traducción por Erick Velasquez
Este artículo sobre la resurrección de Jesús es publicado en la época del año en donde nos enfocamos en Su nacimiento, no Su muerte y resurrección. El detenerse y pensar en la resurrección puede parecer un cambio de tema innecesario apartado de la bella historia del nacimiento de nuestro Salvador.
Pero el pensar solamente en el nacimiento de Jesús, sin embargo, hace poca justicia a la encarnación. No considera el propósito de la venida de Jesús a la tierra. En el momento de Su nacimiento, el ángel dijo a los pastores, "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor" (Lucas 2:11) El significado de Salvador es clarificado antes de Su nacimiento cuando el ángel instruyó a José: "Y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21) ¿Cómo salvará El a su pueblo? Pablo responde en 1 Corintios 15:3 "Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las escrituras." Y Jesús mismo en la víspera de Su crucifixión dijo: "Más para esto he llegado a esta hora" (Juan 12:27) Al momento de celebrar Su nacimiento, tengamos en cuenta que Él vino a morir.
Este artículo, basado en las consideraciones de Mateo 28:8-15, está enfocado, no en Su Nacimiento o Muerte, sino en su Resurrección. Sin embargo, en realidad existe una conexión sin fisuras entre los cuatro eventos principales de la vida de Jesús: Su nacimiento, muerte, resurrección y ascensión. Los cuatro eventos de se mantienen de pie o caen juntos. Al mismo tiempo cada evento jugó su papel único. Entonces, ¿cuál es el papel que la resurrección de Jesús juega en toda la historia de la redención? Existen, al menos, cuatro hechos mayores acerca de la resurrección que nos indican su absoluta necesidad.
Primero, probó que Jesús era, de hecho, el verdadero Hijo de Dios. Pablo escribió "[El] fue declarado hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Romanos 1:4) En realidad era imposible para el cuerpo de Jesús quedarse en la tumba. De la misma manera que era imposible para la divina naturaleza de Jesús morir porque Dios no puede morir, también fue imposible para la naturaleza humana de Jesús permanecer muerto debido a su unión con Su naturaleza divina. Pedro dijo en el día de Pentecostés: “Al cuál Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24) Entonces, no era posible que el cuerpo de Jesús permaneciese en la tumba. Y al levantarle (a Él) de la tumba, Dios declaró, más allá de toda sombra de duda, que este Jesús a quién hombres injustos habían crucificado era, de hecho, el Hijo divino de Dios.
Segundo, la resurrección de Jesús nos asegura nuestra justificación. Pablo escribió, "Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana y aún estáis en vuestros pecados" (I Cor. 15:17) Si Cristo permaneciese en la tumba, significaría que la ira de Dios no fue satisfecha y que nosotros seguiríamos siendo culpables delante de Dios. Pero como Pablo escribió en Romanos 4:25 "[Jesús] fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación". No es que la resurrección lograse nuestra justificación — la vida sin pecado de Jesús y su muerte cargando con nuestros pecados lo lograron — sino que más bien, nos convence de nuestra justificación. Fue Dios el Padre quién levanto a Jesús de los muertos (Rom. 8:11), y por este acto Dios declaró que el sacrificio expiatorio de Jesús había sido aceptado. La deuda por nuestros pecados fue pagada por completo. La resurrección fue la declaración de Dios de que Él ha anulado el acta de decretos que permanecía en contra nuestra con sus demandas legales (Col. 2:14)
Tercero, la resurrección nos asegura que servimos a un Salvador vivo que aún ahora está intercediendo por nosotros. El autor del libro para los Hebreos escribió que Él siempre vive para interceder por nosotros (Heb. 7:25) Pablo fue aún más enfático cuando él escribió, "¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros." (Rom. 8:34). Aquel quién murió por nosotros vive para interceder por nosotros. Cuando atrevieses por dificultades de cualquier tipo, sean adversidades a enfrentar o pecados que te asedian, recuerda que Jesús está intercediendo por ti.
Cuarto, la resurrección de Cristo nos garantiza la futura resurrección. En su extenso análisis de la resurrección en 1 Corintios 15:12-58, Pablo escribió, "Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. (vv. 20-23).
De modo que al celebrar el nacimiento de Cristo esta navidad, recuerda que Su nacimiento es solamente el primero de los cuatro eventos principales de Su vida. Ahora no solamente podemos decir, "El ha resucitado", sino que también podemos decir con Pablo: "Porque el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando. ...Y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos...seremos arrebatados juntamente con ellos...y así estaremos con el Señor siempre." (1 Tes. 4:16-17) ¡Maranatha! "¡El Señor viene!" (1 Cor. 16:22).
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