Navidad, la Verdad, Cristo y el bufet interminable de ideologías
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Verdad
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Ezequiel López
El bufet interminable de ideologías que tengo en mente es la estantería de libros en la librería Barnes & Nobles. Pero, antes de explicar por qué eso es relevante, primero consideremos la declaración de Jesús sobre por qué nació, la cual hizo cuando iba a ser ejecutado.
Puesto que en Hebreos 2:14 se dice que el divino Hijo de Dios nació con una naturaleza humana para “anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte”, no sorprende que, en el momento de su muerte, nos hubiera hablado de su razón de haber nacido. Pilatos lo cuestiona sobre su realeza, “¿Así que tú eres rey?” Jesús respondió, “Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”.
Hay capas de significado en la frase dar testimonio. 1) hablar de la verdad de Dios como ningún hombre jamás ha hecho; 2) ser la verdad de Dios en su persona; 3) morir para establecer la verdad sobre Dios; 4) enviarnos como el Padre lo envió a dar testimonio de la verdad, tanto predicando como muriendo.
Contenido |
1. Hablar de la verdad
Primero, Jesús nació para hablar de la verdad sobre Dios como ningún hombre jamás habló. Por ejemplo, les dijo, “En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.” (Juan 8:58, LBLA). Esa es una de las verdades más importantes en el universo: Jesús, el hombre histórico, es el Dios preexistente. No solo existió antes que Abraham (dos mil años antes que naciera), sino también se refirió a sí mismo como “yo soy”, el nombre que Dios se había dado a sí mismo en Éxodo 3:14.
Posteriormente, para hacer evidente la importancia de la conversión de Dios en hombre, Jesús dio testimonio al gran trabajo de salvación que después haría. “Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45, LBLA). “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mateo 26:28, LBLA). “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él” (Juan 3:36, LBLA). “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20, LBLA).
2. Ser la verdad
Segundo, Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6, LBLA). Pablo dijo, “conforme a la verdad que hay en Jesús” (Efesios 4:21, LBLA), y “todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” están escondidos en él (Colosenses 2:3, LBLA). Por esta razón nació, no solo para hablar de la verdad sobre Dios, sino para personificar la verdad sobre Dios. Nunca conoces la verdad correctamente cuando no conocemos y amamos a Jesucristo.
3. Morir para establecer la verdad
Tercero, no solo el Hijo de Dios nació para dar testimonio de la verdad predicando la verdad y siendo la verdad, sino también muriendo para establecer la verdad. La palabra griega para testigo (martus) se convirtió en la palabra para mártir porque morir por lo que crees es el máximo testimonio de eso. Por lo que, en Apocalipsis, a Jesús lo llaman “el Amén, el Testigo fiel y verdadero” (Apocalipsis 3:14, LBLA). Este testigo se interpreta en relación con su muerte, resurrección y reinado como Rey de reyes. Por ejemplo, analicen la secuencia en Apocalipsis 1:4-5, “Gracia a vosotros y paz, de … Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra” (Apocalipsis 1:4-5, LBLA). Presten atención al orden: primero, la muerte (testigo fiel), después la resurrección (el primogénito de entre los muertos), al final, reinar sobre todos los reyes. Nació para dar testimonio de la verdad, manifestada en la grandeza del logro de su muerte.
4. Enviarnos a presenciar la verdad
Por último, nació para dar testimonio de la verdad, no solo en los treinta y tres años de su vida en la Tierra, sino en todo el tiempo en la Tierra hasta su regreso. Por eso dice “como el Padre me ha enviado, así también yo os envío” (Juan 20:21, LBLA). Se nombra a la iglesia como una “columna y sostén de la verdad” (1 Timoteo 3:15, LBLA). El mensaje que traemos al mundo es “el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación” (Efesios 1:13, LBLA). Y cuando llegue el juicio, los condenados serán “todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:12, LBLA).
Así que cuando Noël y yo fuimos a Barnes & Noble el lunes para comprar un regalo de cumpleaños, tuve mi baño frío de realidad de que hay miles de voces compitiendo por ser escuchadas por el mundo. Kilómetros, pareciera, de estanterías con cada ideología imaginable, todas clamando por la mente y el corazón (y muchas otras partes del cuerpo y alma humana). El espejismo de Dios; Tú, a dieta; Mad Money de Jim Cramer: Mira televisión, hazte rico; He-mociones: Hasta los hombres fuertes sufren; Las máquinas de guerra; una oleada de títulos.
Entonces, mientras salimos, le dije a Noël, como si fuera una promesa navideña, que eso me hace querer trabajar día y noche para difundir la verdad. Jesús nació para eso. “Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. Acompañémoslo. Convirtamos a Belén en un organismo vivo que divulgue la verdad. Y recuerden: no conocemos la verdad correctamente si no conocemos y amamos a Cristo como la base, meta y el modo en que esa verdad se manifiesta en la vida real. Por lo tanto, existimos para difundir una pasión por Cristo, no solo ideas sobre Cristo. No es poco, sino mucho.
Nació para dar testimonio de la verdad. Prometamos en esta Navidad que viviremos por eso.
Comprometido con difundir la Verdad, con ustedes,
Pastor John
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