Pídele a Dios por el mundo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por David Platt sobre Misiones
Traducción por Sofia Pamela Patelli
La finalidad de Dios en el mundo es que su gloria sea conocida y pueda ser disfrutada por todas las naciones. En la Biblia, esta realidad es evidente de principio a fin; desde la creación del hombre y la mujer a imagen y semejanza de Dios hasta la consumación del Reino de Dios frente a una multitud de cada nación, tribu, pueblo e idioma que lo alaba por la salvación y la satisfacción encontrada en Él (Génesis 1:26–28; Apocalipsis 7:9–17).
Si esta es la finalidad de Dios, (la difusión de su gloria entre todas las naciones), entonces también debería ser la finalidad de todos los cristianos en quienes vive el Espíritu de Dios. Si el Espíritu de Dios quiere el mundo para Cristo, y el espíritu de Dios vive en ti, entonces querrás que el mundo sea para Cristo. Aparentemente, la misión global no es un programa de la iglesia para unos pocos que reciben un llamado especial. La misión global es el propósito por el que todos vivimos. Todos los cristianos viven y mueren por la difusión de la gloria de Dios en todas las naciones. Esto quiere decir que todos los cristianos, al menos en teoría, rezan por la difusión de la gloria de Dios en todas las naciones.
¿Pero qué ocurre en la práctica?
Si los ángeles oyeran nuestras plegarias
Si alguien escuchara a escondidas nuestras plegarias de la última semana, ¿oirían el afán de difundir la gloria de Dios por todas las naciones? ¿Oirían preocupación por lo más de dos mil millones de hombres, mujeres y niños que se encuentran entre aquellos que aún no han sido alcanzados por el evangelio? ¿Oirían la compasión por los hermanos y hermanas en peligro y prisioneros en los países en los que son perseguidos?
¿Oirían plegarias para que la piedad y justicia de Dios lleguen a las crisis en América Latina o a los conflictos en el Medio Oriente, o a los hambrientos en el África subsahariana, a las víctimas de tráfico humano del sur de Asia y a los refugiados de todo el mundo que fueron forzados a huir de sus hogares? ¿Oirían plegarias por la salud de la iglesia global en los lugares donde no existe y por lo misioneros que se encuentran plantando la semilla de iglesia en aquellos lugares en los que aún no existe?
Si la respuesta a una (o a todas) estas preguntas es "no", simplemente quiero alentarte a que empieces a rezar por el mundo en tu tiempo habitual a solas con Dios. Y quiero alentarte a que lo hagas de esta manera porque Dios te ha invitado a rezar de esta manera. Bueno, para ser más preciso, Él te ha ordenado que reces de esta manera. Pero, al igual que sus demás órdenes, esta es una invitación de Dios para que participes junto a Él en lo que está haciendo en el mundo.
Cómo rezar por el mundo
Simplemente piensa en él: Antes de salir de la cama, tú o yo podemos hacer una pausa y formar parte de lo que Dios está haciendo en Corea del Norte. O en el Norte de África. Entre los no alcanzados, entre los perseguidos y entre los que sufren en lugares a los que tal vez nunca vayamos y en las vidas de personas que tal vez nunca lleguemos a conocer (al menos de este lado del cielo). Y Dios no solo nos ha invitado a ti y a mí a pedirle por el mundo; Él nos ha dado su palabra de responder a nuestras plegarias.
Entonces, ¿cómo rezamos por el mundo siguiendo la palabra de Dios? Te ofrezco lo que viene a continuación como una guía bíblica y práctica para que comiences.
Reza por los no alcanzados de las naciones.
Reza para que Dios calme su ira y muestre su piedad a través de la salvación de quienes, hasta este momento, aún no han sido alcanzados. Reza para que Dios les envíe trabajadores y para que también surjan de entre ellos (Mateo 9:36–38). Reza por que emerja un patrón similar al del ministerio de Pablo y Bernabé en Hechos 13-14: que los misioneros entre los no alcanzados tengan confianza en la obra de Dios (Hechos 13:4–5), en el poder del Espíritu de Dios (Hechos 13:6–7), en la victoria en la guerra espiritual (Hechos 13:10–12), en el éxito en dar fe en el evangelio (Hechos 13:12), en la paz con otros creyentes y en obtener el favor de los no creyentes (Hechos 13:14–15).
Reza por que el evangelio les llegue de forma clara (Hechos 13:26–34) y por que Dios abra los corazones a su alrededor (Hechos 13:48). Reza por su alegría entre el sufrimiento, amabilidad entre las calumnias (Hechos 14:1–2), poder espiritual (Hechos 14:3), humildad personal (Hechos 14:4–18), paciencia (Hechos 14:8–18) y perseverancia (Hechos 14:19–20). Rézale a Dios para que haga discípulos de ellos y multiplique sus iglesias (Hechos 14:21–28).
Si buscas una herramienta que te ayude a rezar por pueblos no alcanzados en particular, te sugiero que descargues la aplicación "Etnia no alcanzada del día" del Proyecto Josué. Esta es una forma simple y poderosa de incorporar una plegaria por las naciones en tu interacción diaria con Dios.
Reza por los perseguidos en las naciones.
Pídele a Dios que le dé fuerzas a los creyentes perseguidos para que se mantengan fieles a las esperanzas que Dios les da, para que entiendan el amor de Dios por ellos, para que experimenten la audacia y la fuerza del Espíritu Santo y para proclamar el evangelio con fidelidad. Reza por los perseguidores para que vean y vayan a Cristo a través de las vidas de aquellos a quienes persiguen, y por la justicia (Hechos 4:23–30; y 2 Timoteo 1:8–14).
Reza por los pobres de las naciones.
Pide por que se le dé comida a los hambrientos y por que los sedientos tengan agua potable segura. Para que los niños y adultos que sufren y mueren a causa de enfermedades prevenibles reciban atención médica. Por los refugiados que han sido separados de sus hogares por los desastres naturales y morales. Para que la iglesia dé a los pobres con generosidad, sacrificio y alegría (Deuteronomio 15:7–11; Proverbios 3:27–28; Mateo 25:34–40; Santiago 2:15–17; 1 Juan 3:16–18).
Reza por los huérfanos y los niños vulnerables de las naciones.
Por los niños en el sistema de bienestar de menores y sus padres. Por los niños y sus cuidadores en los orfanatos. Por las familias sustitutas y las familias adoptivas. Por los niños del mundo que no pueden ser adoptados y por lo que aún no han sido adoptados (Deuteronomio 10:17–19; Salmos 82:3–4; Isaías 1:17; Santiago 1:27).
Reza por los esclavizados de las naciones.
Reza por la salvación, la fuerza, la protección, la libertad, la esperanza y la sanación de las víctimas y porque se haga justicia por ellas (Salmos 82:4; 103:6; Lucas 19:10). Por la condena, arrepentimiento y salvación de los opresores, por el desmantelamiento de las redes criminales y para que los opresores sean arrestados y perseguidos (Salmos 7:9; Isaías 55:7; Jeremías 22:3; 2 Timoteo 2:25). Para que cese la corrupción gubernamental y por la implementación de leyes justas (Deuteronomio 16:19; Proverbios 8:15; Amós 5:12; Timoteo 2:12-2). Para que la iglesia defienda y trabaje unida contra la injusticia (Salmos 133; Proverbios 31:8; Juan 17:23; Romanos 15:5).
Cómo es que Jesús nos enseñó a rezar
Lo mencionado anteriormente es un punto de inicio, pero ciertamente no es toda la historia en lo referido a las formas en las que se puede rezar por el mundo. Y no es solo en las que podemos hacerlo, sino en las que debemos hacerlo. Después de todo, esta es la forma en la que Jesús nos enseñó a rezar. Por la consagración del nombre de Dios en toda la tierra (Mateo 6:9). Por la consagración del nombre de Dios como Rey de todas las naciones, Señor de los pueblos, Salvador de los pecados, Defensor de su pueblo, Proveedor de los pobres, Padre de los que no tienen padre y Liberador de los oprimidos. Recemos como es apropiado.
Dejemos las plegarias que meramente se centran en nuestras vidas, nuestras familias y el mundo a nuestro alrededor. Hemos sido creados para muchísimo más. Hemos sido llamados a unirnos al Dios del universo en la difusión de su bondad y gloria por todas las naciones. Recemos con este fin –desde hoy. Cuando lo hagamos, experimentaremos la pura alegría de participar con Dios en el logro de su objetivo para todo el mundo.
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