Respuestas a la Oración en medio de las No-Respuestas
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Oración
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
En camino a Carolina del Sur el junio pasado, nuestra bomba de agua se averió a 26 kilómetros al este de Knoxville en la Autopista Interestatal. El coche de inmediato se sobrecalentó y tuvimos que parar. La gasolinera más cercana estaba a 24 kilómetros de distancia, y era domingo por la mañana. Bastante sombrío. El sol brillaba a 30 grados y yo no tenía ni idea de qué hacer. Teníamos prisa para llegar a Myrtle Beach para una visita de una vez en la vida de cinco días con mi padre y sus únicos nietos para pescar en alta mar, que ya estaba toda programada.
Después de perder el tiempo con el motor por más o menos 20 minutos, sabía que no había nada que yo pudiera hacer. Ningún coche se detenía a ayudar. Pero necesitábamos ayuda. ¿Te imaginas lo difícil que fue para mí intentar detener un auto en esa autopista? Me tomó 10 minutos caminando en círculos para conseguir el valor (o para bajar el orgullo) para tratar de detener un coche.
Finalmente, saqué un trapo debajo del asiento delantero y salí detrás del remolque de U-Haul que jalábamos, y lo sostuve en el aire para señalar nuestro apuro. Me quedé allí por 2 o 3 o 4 minutos y los coches sólo pasaban. No lo podía creer. Aquí estaba de rodillas, por así decirlo, con una bandera en mi mano como la Estatua de la Libertad, y no se detenían. Fue muy humillante. (No es difícil ver por qué la tregua de arrepentimiento y fe salvadora, el volar la bandera blanca, es tan difícil para las personas).
Abraham se me acercó y dijo: “Creo que necesitamos orar”. Yo dije: “Tienes razón”. Entonces dejé mi bandera por un momento. Abraham y yo oramos allí mismo al lado del remolque. Cuando abrimos los ojos, dos vehículos se habían detenido. Uno de ellos era de un mecánico. Miró el coche, diagnosticó el problema y dijo: “Usted sabe que todo está cerrado hoy. Si va a la ciudad, tendrá que esperar hasta el lunes. Yo podría ir a buscar la parte y arreglarlo aquí en la carretera por usted”. Bueno, eso es lo que pasó y estábamos en camino de nuevo en aproximadamente 4 horas.
Ahora aquí está la cosa desconcertante. Creo con todo mi corazón que Dios respondió a la oración de Abraham, y que Él respondió con una posibilidad de una en mil —un mecánico, el domingo por la mañana, a 26 kilómetros de casa, trabajando para una empresa de camionetas que estaba abierta para camionetas el domingo y dispuesto a ir hasta la ciudad y volver a ayudarnos. ¡Increíble! Creo que fue Dios. Pero, el escéptico dice: “Si tu Dios es tan poderoso y tan maravilloso, ¿por qué no simplemente mantuvo funcionando la bomba de agua?” De hecho, le pedimos al Señor Su ayuda esa mañana. Pedimos un coche que funcionara bien todo el día.
Pero Dios no nos dio un día libre de problemas. En cambio, permitió que entráramos en problemas (lo que por supuesto podría haber evitado) y nos ayudó de varias maneras sorprendentes en medio de nuestro miedo y frustración y sudor y decepción. Así que aquí, como en otras mil veces de mi vida, estaba agradeciendo al Señor por Su gracia, no por guardarme de los problemas y las enfermedades y la frustración y la decepción, sino por darme una ayuda increíble en medio de ella.
¿Por qué obra así? Dos posibles respuestas: 1) Él sabe mejor que yo cómo manejar el mundo, incluyendo la hora en que llego (¡o no!) a Myrtle Beach. 2) Le di al mecánico una copia de “La Búsqueda del Gozo” y le hablé de nuestra fe en Cristo. Sólo la eternidad mostrará toda la sabiduría y misericordia de Dios en el curioso descarrilamiento de nuestros planes y oraciones.
Preparándome contigo para los desvíos de hoy,
El Pastor John
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