No puedes superar los sueños de Dios para ti

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English: You Cannot Out-Dream God’s Plans for You

© Desiring God

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Por Marshall Segal sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Ian Bepmale


Tendemos a pensar que nuestros sueños eran demasiado grandes cuando éramos niños —digamos, cuando teníamos seis años— y demasiado pequeños a medida que envejecemos. Pero tal vez nuestros sueños nunca llegan lo suficientemente alto.

Cuando tenías seis años, ¿qué querías ser cuando crecieras? Date un momento para recordarlo.

Cuando yo tenía seis, quería jugar al básquet para la Universidad de Miami (Ohio). Mi papá y yo íbamos a todos los partidos de local. Podría decir que quería jugar en la NBA, pero la NBA no parecía tan buena cuando tenía seis años. Jugaba partidos de cinco contra cinco yo solo en el camino de entrada de casa y anotaba estadísticas. Miami (lo llamé "Tú-ami" en ese entonces) siempre ganaba.

¿Por qué soñaba con jugar para Miami? Porque era básquet más gloria —lo que ya amaba hacer, pero con el añadido glorioso de la cancha: uniformes, una cancha terminada, un marcador enorme, miles de fanáticos, artículos en el periódico y cobertura televisiva. Eso era lo mejor que podía imaginar para mí a los seis años.

Pero la realidad es que el básquet de la Universidad de Miami, o la NBA, o cualquiera que haya sido tu gran sueño, es como jugar cinco contra cinco solo en el patio trasero, comparado con lo que Dios ha planeado para nosotros.

¿Cuál es el sueño de Dios para nuestras vidas? ¿Cuáles son las cumbres más altas que Él ha puesto delante de cada uno de nosotros? "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31). En absolutamente todo lo que hacemos, incluso en cómo bebemos esa Gatorade después de entrenar o saboreamos nuestro Starbucks favorito, lo hacemos para la gloria de Dios. Frente a la montaña de propósito y felicidad escondida en su gloria, cualquier otro sueño o ambición comienza a parecer pálido y rancio.

¿Qué significa vivir para una gloria así? Pablo continúa diciendo que "agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos." (1 Corintios 10:33). Comemos y bebemos, trabajamos y jugamos, amamos y servimos de maneras que procuran ganar al mundo para Jesús. Hagamos lo que hagamos, lo hacemos para decir algo sobre lo que Dios ha hecho por nosotros, y sobre lo mucho que él y su amor significan para nosotros. Lo hacemos para su gloria, y no para la nuestra.

Contenido

Una gloria real, pero fatal

Satanás hará todo lo posible para confundirnos, como sugerir sueños más pequeños, glorias menores, y otros "dioses" a nuestros corazones. Y la gloria que ofrece es real, placer real y propósito real. Pero toda esa gloria es pequeña y pasajera comparada con la gloria para la cual fuimos creados (Isaías 43:7). Y en la medida en que nos distraiga de Dios y su gloria, cualquier sueño o placer terrenal puede ser fatal. No nos lleva a buen destino. No es seguro, ni pleno, ni duradero. Caduca y nos mata en el proceso.

El mundo tiene una gloria asombrosa por sí misma: "Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos," (Mateo 4:8). Si Satanás no temió en tentar a Jesús con la gloria del mundo, ¿por qué él y sus demonios se detendrían con nosotros?

Es verdad que podemos vivir para la gloria del mundo. Esa tentación es lo suficientemente fuerte como para alejar a innumerables millones, tal vez especialmente en Estados Unidos, lejos de Dios y su gloria. Pero la gloria que el mundo da, en dinero, fama y sexo, todo se desvanece y finalmente nos deja solos. Gastamos mucho de nosotros mismos para obtenerla, comprometiéndonos a lo largo del camino, y una vez que la tenemos, inmediatamente comienza a fallar y nunca nos satisface como esperábamos.

Acumula Gloria en el Cielo

El Salmo 49 dice: "No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa. Porque cuando muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.” (Salmo 49:16–17). Observa la gloria de las personas ricas en la televisión y en las redes sociales: casas más grandes, más autos, ropa más bonita. Pero todo eso muere con ellos. Tiene más, y más, y más, y de repente absolutamente nada.

La gloria de Dios no te abandonará ni te traicionará así. Jesús dijo:

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." (Mateo 6:19-21)

Algunas riquezas nunca se desgastan. Las riquezas que Dios provee satisfacen el corazón hoy y perduran para siempre, demostrando su valor y confiabilidad en esta vida, en la muerte y por la eternidad en gloria.

La gloria que proviene del hombre

No cometas el error de pensar que solo los súper ricos están en peligro. La mayoría de nosotros no tendrá la oportunidad de ganar mucho dinero, ganar un campeonato importante, aparecer en la portada de una revista o tener mansiones en varios países. No disfrutaremos de la gloria de ser ricos y famosos, pero aún así la buscaremos entre nuestros amigos. Queremos aprobación. Queremos ser populares. Queremos ser “cool”, con lo que sea que eso signifique en nuestro grupo.

Jesús nos advirtió a todos cuando preguntó: "¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?" (Juan 5:44). Dijo de los hombres que eventualmente lo matarían y lo odiaban, "porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios." (Juan 12:43).

Aquellos que viven para la gloria de otras personas no pueden también amar la gloria que proviene de Dios. Aquellos de nosotros que tememos a los hombres debemos estar aterrorizados de Dios. Para aquellos que comen y beben para llamar la atención, la Biblia dice que tienen su recompensa (Mateo 6:1), el disfrute temporal de lo que anhelaban y por lo que vivían, pero al final lo pierden todo.

¿Por qué querríamos intercambiar la gloria de Dios por algunos "me gusta" más en Facebook, seguidores en Instagram o comentarios sobre nuestro atuendo, la gloria de Dios... por una palmadita en la espalda?

Las personas más felices del mundo

Las personas que viven las vidas más felices, plenas y significativas son libres de decir: "No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad." (Salmos 115:1). Cuando un hombre realmente vive: "no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre." (Deuteronomio 8:3).

Una de mis promesas favoritas en la Biblia es el Salmo 16:11: "En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.". No hay mayor alegría. Sin fecha de vencimiento. No podemos soñar más grande que los buenos planes que Dios tiene para nosotros. "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman." (1 Corintios 2:9). Para recibirlas, solo debemos venir cada día con las manos abiertas, buscando a Jesús, y no al mundo, para satisfacer nuestras más profundas necesidades.

La felicidad como esta es gratuita: "por gracia sois salvos" (Efesios 2:5, 8), pero no es barata. Requiere paciencia, trabajo duro y perseverancia, día tras día, sumergiéndonos en sus palabras, sacrificándonos en su nombre por los demás y sometiéndonos a su voluntad. La vida cristiana es una carrera y una lucha (2 Timoteo 4:7). Duele en el camino, pero nunca te arrepentirás. Jesús puede pedirte mucho entre aquí y el cielo, pero promete darte la fuerza para cada paso, y devolvértelo todo al ciento por uno (Mateo 19:29).

Será todo lo que alguna vez soñaste para ti, e infinitamente más.


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