Una teología del arte en cinco minutos

De Libros y Sermones Bíblicos

Transcripción del audio

Pastor John —una oyente llamada Alicia envió un correo electrónico preguntando: “¿Qué papel desempeña el amplio campo del arte en la Iglesia? En pocas palabras, ¿puede brindar una teología del arte?”.

Hay grandes libros sobre el arte, yo no he leído la mayoría de ellos ni escrito ninguno de ellos, pero te diré lo que pienso. Esto es todo lo que puedo hacer y si es de ayuda, entonces me siento agradecido. El término “arte” proviene de la palabra ars en latín, que significa habilidad, oficio o trabajo artesanal. Así que esta es la manera en que definiría el término.

El arte es cualquier esfuerzo por hacer algo, y eso podría ser un objeto o cualquier acción de baile o acción en una obra de teatro o un objeto tal como un grabado o una pintura o escultura o poema, cualquier acción para hacer algo que requiere de una técnica especial, resultando en algo que no es meramente utilitario o pragmático pero que nos mueve más profundamente a través de la belleza o la admiración o algo que toca nuestra alma con una percepción que la vida es algo más que la comida y la bebida. Esta es una definición larga y complicada, pero básicamente es un oficio, una habilidad que tiene como objetivo un efecto que es más que simplemente la comida sobre la mesa.

Dios es un artista

Y lo que lo hace cristiano, creo —así que aquí está la parte teológica— es que Dios es un artista. Él creo los cielos que nos dice algo sobre su gloria. En otras palabras, él no solo creó los cielos para protegernos de los rayos solares. No son simplemente funcionales, son hermosos. Nos hablan de su gloria.

El libro de Job es genial al respecto. A medida que lees los últimos capítulos de Job, Dios señala su arte por todas partes. Dios está hablando con Job sobre su vida desde la naturaleza. Y Jesús hablo sobre los lirios y las aves y las hojas, todo ello como más que utilitarista. Así que mi manera inicial de abordar la teologia del arte es que Dios es un artista.

Y luego, en segunda lugar, diría que los escritores de la Biblia son artistas. Quizás tres cuartas partes de la Biblia está diseñada de alguna manera lingüística que es poética, llamativa o poco común. Esto demuestra obviamente que hay una técnica intencional que no solo pretende comunicar los hechos tal como son, sino ejercer un cierto efecto espiritual en nosotros, que es lo que los artistas pretenden hacer.

De manea que hay acrósticos, paralelismos y matéforas en la Biblia. Y es evidente que estos escritores tienen muy en cuenta la forma en que dan forma a sus palabras. Y están haciendo todo inspirados por Dios.

Quizás una cosa más. Pablo dice, haciendo eco de Jesús: “Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Bueno, esto querrá decir que debes tomar conciencia de todo lo que realizas, haciendo un esfuerzo para diseñarlo de tal manera cuyo efecto abra los ojos hacia la belleza —mayormente la gloria, la gloria de Dios, que significa que debería haber una manera de comer pizza y beber refrescos y lavar la ropa y tender tu cama y preparar comidas y redactar informes y conducir tu automóvil que no sea simplemente: “Tengo que llegar a algún lugar”, o “tengo que conseguir algo”, sino más bien, “estoy destinado a hacerlo para que tenga un efecto que vaya más allá de lo meramente utilitario”.

Y Jesús dijo: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos”. Allí vemos que tenemos que tomar nuestro cuerpo y nuestra vida y hacer que posean una clase de brillo para que cuando las personas miren vean una clase de arte intencional que hace que vean algo más que un mero cuerpo.

Dios es el creador, ¿verdad? Y nosotros tenemos la mente del constructor. Hemos hablado de esto antes en referencia a la vocación. Y, por lo tanto, me parece que los cristianos tienen bases más sólidas y mejores que nadie para el arte en serio.