Ve a trabajar con propósito
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Keith Welton sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Javier Matus
La persona promedio pasará unas 70 000 horas en el trabajo.
Esa es una parte importante de la vida de uno y, sin embargo, a muchos les falta gozo y propósito en ello. Nos cansamos de los desafíos y la monotonía en el trabajo. Sentimos poco aprecio por lo que hacemos. Oímos a la gente alardear de cosas como vacaciones y jubilación o hablar sobre el valor y la satisfacción del ministerio y las misiones. Todo esto puede dejarnos sentados en nuestro escritorio preguntándonos si lo que hacemos allí importa en absoluto. Afortunadamente, la Biblia no nos deja solos en la oscuridad con esa pregunta. De hecho, lo responde en la primera página. Deja que Génesis 1 actualice tu perspectiva de tu vocación y aproveche al máximo tu tiempo en el reloj.
Propósito
Dios creó a las personas para tener dominio. No fueron creadas para vacacionar, ir de compras o jugar videojuegos todo el día. Las personas fueron creadas para trabajar. Existe mucha confusión sobre el trabajo debido a la confusión sobre lo que somos creados para ser y hacer. Dios se asegura de que entendamos que el trabajo es un componente vital de quienes somos.
Cuando yo era joven, pensaba que la vida se trataba de divertirse y hacer lo menos posible. Esto me dejó luchando en la escuela y en la vida. El trabajo siempre parecía una segunda opción para la vida, pero después de convertirme en cristiano en la universidad y leer la Biblia, fue increíblemente útil ver que Dios nos creó para hacer algo en la vida, para administrar, contribuir y producir. Cuando nos encontramos en el trabajo, ya sea de 9 a 5 o en turno nocturno, en un cubículo o en casa, no deberíamos pensar que perdimos nuestro propósito. ¡En realidad estamos haciendo lo que Dios nos creó para hacer!
Privilegio
Escuchar que las personas son creadas para trabajar puede darle sentido a la vida, pero puede que no necesariamente te llene de emoción. La palabra “señorear” se usa en Génesis 1:26-28, y a menudo evoca pensamientos de reyes y reinos. Eso es exactamente lo que deberíamos pensar. Dios da una parte de Su creación a las personas para que la gobiernen. Deben trabajar duro para cuidar lo que se les ha confiado.
Es una increíble responsabilidad cuidar y administrar la creación de Dios. El salmista estaba asombrado de que Dios le confió con bueyes y ovejas (Salmo 8:6-8). Eso es desconcertante para la mayoría de nosotros. Nos estremecemos por el olor de un zoológico interactivo. Pero el salmista sabía que estas cosas pertenecían a Dios, y que él debía administrarlas. Así también nuestros trabajos presentan oportunidades para que tengamos señorío sobre lo que Dios ha creado. Nos toca reinar sobre las cosas que le pertenecen a Dios. Así que llama a esa silla giratoria tu trono y esas cuentas tu reino. Son de Dios, y Él te los ha dado por un tiempo.
A veces dudamos en decirles a otros que están reinando como reyes porque no queremos que se les haga grande la cabeza y se crean mejor que los demás. Génesis 1 muestra el increíble privilegio del trabajo y el señorío, pero también nos muestra su gran responsabilidad. Dios no nos da poder de carta blanca. Él califica cómo debemos trabajar. Debemos tener señorío y hacerlo como portadores de Su imagen. Estamos hechos para reflejar quién es y qué hace, Su poder y Su señorío.
Haciendo bien
Entonces, ¿cómo es ser la imagen de Dios? Veinticinco versículos preceden al mandato de señorío en Génesis 1:26. Las personas son creadas a la imagen de Dios, y si no fuera por esos veinticinco versículos, la gente probablemente se habría desconcertado con lo que significaba el mandamiento. En ellos, el Dios todopoderoso, el que no necesita trabajar y no tiene la obligación de trabajar, hace algo que no haríamos si estuviéramos en Su posición —¡Él trabaja! Él crea un mundo.
En Génesis 1:2, vemos que el mundo es oscuro, desordenado y vacío. Entonces, Dios trae luz, vida y orden. Él llena el mundo de bondad. Su señorío bendice al mundo, y al hacerlo, le está dando a las personas un ejemplo para seguir y ser Su imagen. Tu trabajo es una oportunidad para ser la imagen de Dios al traer bondad, orden, luz y vida a los demás.
Nota que la obra de Dios en la creación no se parece en absoluto al trabajo fastidioso. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Como dice Leland Ryken, es “más como la exuberancia de un artista. Es alegre, expresivo y enérgico”. Cuando vemos el propósito de Dios y captamos Su diseño, entonces nuestra actitud sobre nuestro propio trabajo reflejará la Suya. ¡Tu trabajo puede ser un gozo!
Bendecido
Dios habilita a Su pueblo para hacer lo que Él ordena. Después de crearlos para el señorío (Génesis 1:26), Él los bendice para que lo hagan (versículo 28). Un aspecto de esta bendición es la diversidad de dones que las personas tienen. Innumerables profesiones se mencionan más tarde en la Biblia. Esto nos ayuda a ver las muchas formas en que Dios bendice a las personas para que trabajen y extiendan la bondad.
Imagina nuestro mundo si todos tuvieran el mismo don. ¿Qué pasaría si todos fuésemos atletas profesionales, o si todos fuésemos contadores? ¡Cuán empobrecido estaría el mundo sin grandes cocineros, cantantes, gerentes, escritores, maestros, agentes inmobiliarios, contratistas y electricistas! La bendición de Dios habilita a las personas para entrar en todas las partes vacías y desordenadas de la vida y traerle bondad. Todos debemos celebrar esta bondad, y cuando lo hacemos, comenzamos a ver el verdadero gozo en el trabajo —glorificando a Dios y sirviendo a los demás. Debemos parar y disfrutar y celebrar las bendiciones diferentes y únicas que otros nos traen a través de su trabajo.
Esperanza
Dios está haciendo el bien y está trayendo luz al mundo en Génesis 1, y esa luz llega a una mayor plenitud más tarde en Jesucristo. Muchos sentados en la oscuridad en busca de dirección y motivación en el trabajo también carecen de la esperanza de algo mejor en el futuro. Recordamos a Jesucristo, el hombre perfecto y la verdadera luz de Dios, que extendió el señorío perfecto sobre el mundo, triunfando sobre la oscuridad, la muerte y el pecado. Él da propósito y esperanza a todo lo que hacemos. Tu trabajo, incluso las partes difíciles, son una oportunidad para vivir a la luz de la obra salvadora de Dios, y eso es un suministro interminable de esperanza, valor, fuerza, resistencia y propósito.
Dios tiene buenos propósitos para nuestro trabajo, y cuando ponemos la vista en Él, eso nos ayuda a ver que nuestro trabajo realmente importa. No es un aspecto de segunda mano de la vida. Es una parte importante de la razón por la que nos creó.
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