¿Cuál es el problema fundamental que aborda el evangelio?

De Libros y Sermones Bíblicos

1. ¿Es el tema fundamental del evangelio satisfacer nuestras necesidades? ¿Satisfacer nuestro deseo de encontrar sentido? ¿Transformar la sociedad? ¿Enseñarnos a vivir una vida mejor? ¿Ayudar a los pobres? ¿Hacernos ricos y saludables?
2. Todas estas ideas acerca del evangelio están aferradas a un supuesto problema y dicen, “¡De eso se trata el evangelio!” Pero, ¿el evangelio se trata de alguna de estas cosas? ¿Es una de estas cosas el problema fundamental que aborda el evangelio?
3. La Biblia dice “No, ninguno de ellos.” La Biblia enseña claramente que el problema fundamental de la humanidad es nuestro pecado y la ira de Dios contra nosotros por nuestro pecado.
4. La ira de Dios contra nosotros es el problema fundamental que aborda el evangelio. Jesús murió en la cruz como una propiciación, un sacrificio que aleja la ira de Dios (Romanos 3:25; 1 Juan. 2:2, 4:10) para que seamos salvados a través de la fe en él.

• “En presencia de su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de su ira?"
• "Su furor se derrama como fuego, y las rocas se despedazan ante El” (Nahúm 1:6)
• “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres” (Romanos 1:18).
• “Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Efesios 5:6)
• “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse?” (Apocalipsis 6:15-17).

La ira de Dios contra nuestros pecados es el problema fundamental que aborda el evangelio. Jesús murió en la cruz como una propiciación, un sacrificio que aleja la ira de Dios (Romanos 3:25; Juan 2:2, 4:10) para que seamos salvados a través de la fe en El.