¿Dios me ha llamado a escribir?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John
Traducción por Mariana Ramirez
Transcripción de audio
La última vez le hablaste a los escritores, quisiera que lo hicieras de nuevo. Hablar a los que somos escritores (o a quienes aspiramos servir a la iglesia siendo escritores) sobre el llamado. Parece que la mayoría de escritores cristianos escriben para expresarse a sí mismos, no desde una convicción consciente de que Dios los ha llamado a escribir - ciertamente no en una manera formal en el sentido del llamado al ministerio como los pastores. Entonces, hablale a los escritores. ¿Cómo sabría si Dios me está llamando a este trabajo?
El llamado de Dios en el Nuevo Testamento es principalmente nuestro llamado de la oscuridad a la luz. Esto lo sabes. Muchas personas lo saben. Es principalmente nuestro llamado a la conversión. Entonces, cuando hablamos del llamado, esa es la forma en la que el Nuevo Testamento habla principalmente de esto.
También puede referirse al trabajo de nuestra vida, como dice en 1 Corintios 7:15 LBLA. Cuando se trata de esto puede que hable del lugar en el que Dios nos ha colocado nos guste o no. En otras palabras, no está impulsado por nuestros deseos, como la esclavitud. Pablo trata con eso en 1 Corintios 7. Si estás en la terrible posición de la esclavitud, ese es tu llamado en el momento, lo quieras o no. Puede que también signifique lo que puedes elegir, como la libertad de la esclavitud, de lo cual tambien habla en 1 Corintios 7. Por cierto, la mayoría de personas en el mundo no tienen la libertad de elegir el trabajo de sus vidas y aun así tienen un llamado. Quiero asegurarme de decirlo, porque nosotros los occidentales tenemos muchas opciones increíbles - a los 15, estamos soñando con 10 cosas diferentes que podríamos ser cuando seamos mayores. La mayoría de personas en el mundo no tienen ese tipo de libertad, y aun así tienen un llamado. Donde sea que esté, tienen un llamado.
Sin embargo, me estoy dirigiendo a quienes tienen cierta libertad en la que pueden discernir entre las distintas posibilidades de cosas que hacer. Mi entendimiento sobre este tipo de llamado es que es el trabajo de Dios en nuestras mentes, corazones, habilidades y relaciones que resulta en un deseo recurrente, no temporal; a largo plazo, no a corto; convincente, no poco interesante; benévolo, no egoísta; exaltando a Cristo, no a nosotros, el cual es fructífero en las vidas de otros. Esa es mi definición del llamado a escribir. Lo diré de nuevo: es un deseo recurrente, no temporal; a largo plazo, no a corto; convincente, no poco interesante; benévolo, no egoísta; exaltando a Cristo, no a nosotros, el cual es fructífero en las vidas de otros.
Permíteme ilustrar el surgimiento de este llamado a través de niveles de impulso a escribir por los que muchos de nosotros pasamos. Es bueno escribir con la motivación de descubrimiento. Aprendemos al escribir y escribimos al aprender. Este es un proceso bueno. Es una de las principales razones para tener un diario, digamos, cuando eres joven o viejo - un cuaderno de ideas donde puedes trabajar en tus ideas y pensamientos. Sin embargo, este pensamiento, no es aún el llamado de Dios a escribir. Ese impulso está en ti. Aún no sabes si tienes un llamado divino a ser un escritor.
En segundo lugar, es bueno escribir por el bien del arte y belleza. Los seres humanos amamos crear cosas. Algunos crean comidas deliciosas, hermosamente presentadas. Algunos crean hermosos hogares, decorados de una manera muy placentera. Algunos también crean máquinas que pueden hacer cosas asombrosas. Algunos crean lecciones para enseñar. Otros crean pinturas, esculturas, canciones, patios, porches, terrazas, etc. Somos creadores por naturaleza. Es satisfactorio crear cosas. Muchas personas intentan crear algo hermoso escribiendo - algo interesante, algo convincente. Esto es bueno, pero aún no es un llamado divino a escribir. El tener el impulso no es un llamado.
Luego está el impulso de escribir, no solo de aprender y no solo de crear algo hermoso, interesante o convincente, sino también el impulso de instruir, despertar, deleitar y transformar personas en obedientes adoradores de Cristo. Cuando este impulso se apodera de una persona, esta persona está experimentando el llamado de Dios a escribir. Luego el impulso de escribir, descubrir y aprender, nunca es suficiente. Es bueno. Es real. Pero no será satisfactorio. El impulso de hacer algo hermoso, interesante y convincente nunca es suficiente. Es real y es bueno, pero no va a satisfacer a la persona que tiene un llamado divino de Dios en su vida para escribir.
El llamado divino a escribir es un llamado de Dios, a través de Dios y por Dios. Hasta que la escritura sea para Dios, no será un llamado de Dios. Así que pasamos del descubrimiento de la verdad a través de la escritura a la expresión creativa - a través de la escritura al papel de un servidor en la escritura - lo cual describí anteriormente así: el impulso a instruir, despertar, deleitar y transformar personas en obedientes adoradores de Cristo. Instruir en la infinita extensión de la verdad, despertar a la gloria de Dios a través de todo lo que ha hecho, deleitarse en el arte, poesía, dicción, estilo e historia, transformar personas en aquellos que disfrutan de Dios con nosotros y caminan en una manera que es placentera a Dios.
Todo esto significa que el llamado a escribir es un llamado a influenciar y transformar, despertar, instruir, deleitar. Es un llamado, por lo tanto, a orar y confiar en Dios porque eso no lo podemos hacer con la escritura. Escribir debe convertirse en un instrumento en manos del Espíritu Santo y su poder milagroso. Entonces, una persona que Dios ha llamado a escribir es una persona llamada a hacer lo que solo Dios puede hacer en la vida de otros a través de la escritura.
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