¿Qué acciones prácticas utilizaste para superar tu miedo a hablar en público?

De Libros y Sermones Bíblicos

Lo siguiente es una transcripción editada del audio.

¿Qué acciones prácticas tomaste para superar tu miedo a hablar en público?

Bueno, supongo que no todo el mundo conoce la historia, pero esta pregunta viene de una parálisis, una incapacidad psicológica y fisiológica bastante grave que tuve desde aproximadamente el sexto grado (no recuerdo mucho antes del sexto) hasta entre mi segundo y tercer año en la universidad.

Y no era algo divertido. No era como cuando sientes mariposas en el estómago frente a un grupo,, o te tiemblan las rodillas, o lo que sea. Nunca fue divertido. Era muy serio, porque, simplemente, no podía hacerlo.

Y era completamente humillante cuando me veía obligado a intentarlo. Como cuando tuvimos un sindicato de entrenamiento en la iglesia donde, tenías que recitar partes que duraban un minuto. Cuando sostenía una de las cartas, temblaba muchísimo. Y todos empezaban a mirar sus regazos. Se sentían tensos. Y me iba a casa y lloraba, y mi madre intentaba...

Bueno, de todos modos, ese es el trasfondo de esta pregunta.

La respuesta es que no sabía qué hacer. No hice nada que yo sepa para superarlo. Dios intervino en el verano de 1966 y me dio, por cualquier motivo que no recuerdo, los medios para decir "Sí" a Chaplin Evan Welch en Wheaton College, quien me pidió que orara en la capilla de verano con unas 500 personas.

Le pregunté cuánto tiempo tenía que orar, y él dijo: "Treinta segundos". Y dije "Sí", pero no tengo idea de por qué estaba dispuesto. Y caminaba de un lado a otro del campus principal suplicando al Señor: "si me ayudas a pasar treinta segundos sin colapsar, sin que mi voz se ahogue y/o tiemble tanto que todos estén totalmente avergonzados por mí, nunca más me negaré a dar un discurso por miedo".

Hice un voto, y Él lo cumplió. Y sentí como si algo se hubiera roto. ¡No sé qué fue!

Si miro hacia atrás ahora y trato de pensar en una acción práctica que intentar, vería si alguien podría haberme entrenado, tal vez, sobre cómo respirar o cómo enderezar los hombros. Estaba tan fisiológicamente incapacitado que podría haber habido algún consejo que alguien pudo haberme dado. Pero no sé cuáles fueron. Creo que probablemente tenía su origen en algunos momentos profundamente vergonzosos que pasé cuando era un niño pequeño. Pero no lo sé.

De todos modos, no quiero decir principalmente que tomé acciones prácticas que me ayudaron a superar esto. Aparté la mirada de mí mismo hacia Dios, e hice lo mejor que pude para confiar y tomar el riesgo. Y algo se rompió espiritualmente, y le doy gracias hasta este día.