Ten Cuidado Cómo Escuchas/Satanás quita la Palabra

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1 Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a El una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. 2 Les enseñaba muchas cosas en parábolas; y les decía en su enseñanza: 3 ¡Oíd! He aquí, el sembrador salió a sembrar; 4 y aconteció que al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. 5 Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. 6 Pero cuando salió el sol, se quemó; y por no tener raíz, se secó. 7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 8 Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno. 9 Y El decía: El que tiene oídos para oír, que oiga. 10 Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban sobre las parábolas.11 Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en parábolas; 12 para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS. 13 Y les dijo*: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderéis todas las parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Y estos son los que están junto al camino donde se siembra la palabra, aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. 16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen. 18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril. 20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno. (Marcos 4:1–20; LBLA)

El domingo antes de Navidad mi objetivo es predicar de 1 Juan 3 con el título, “el Hijo de Dios vino para destruir las obras del diablo.”7 En los tres domingos de advenimiento que llevarán a ese mensaje quiero hablar de tres obras típicas del diablo. Si tenemos una conciencia seria sobre algunas de las obras de Satanás más comunes, apreciaremos la Navidad mucho más, porque la Navidad es una celebración de la verdad de que el Hijo de Dios vino al mundo para destruir las obras del diablo.

La obra del diablo que vamos a exponer hoy es su oposición a la palabra de Dios cuando esa palabra se predica. Satanás quita la palabra de Dios de las mentes y corazones de las personas para que no puedan creer y ser salvas.

Voy a mencionar tres maneras en las que Satanás quita la palabra y luego tres maneras en las que podemos contraatacar.

Contenido

Tres Cosas que están en Juego Cuando se Pierde la Palabra

Pero primero necesitamos tener claro lo que está en juego cuando se pierde la Palabra. ¿Por qué importa si Satanás quita la Palabra de nuestros corazones? Importa en tres maneras que son cada vez más cruciales.

1. El dar fruto.

Si la palabra no mora y toma raíces en nuestro corazón, no podemos dar ningún fruto para Dios. Versículo 20: “Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.” El fruto que Jesús tiene en mente aquí es probablemente lo que Pablo llamó el fruto del Espíritu—amor, gozo, paz, paciencia, bondad, templanza, etcétera. Sólo la palabra de Dios que mora y toma raíces en el corazón del creyente puede dar lugar a estas características espirituales.

Jesús oró en Juan 17:17, “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.” La palabra de Dios es el medio usado por el Espíritu Santo para santificar a su gente—para que sean personas que den fruto, o amorosas. Así que nuestra santidad, nuestra manera de ser como Cristo, nuestra novedad moral se desecha rápidamente si Satanás quita la palabra de nuestros corazones y de nuestras mentes.

2. Discipulado

Alguien que escucha persistentemente sin fruto la Palabra no puede ser un discípulo de Jesús. Jesús dijo en Lucas 6:43, “Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno.” El fruto no hace que un árbol sea bueno. Fruto no da vida. El fruto es una señal de vida y de realidad. Árboles buenos y malos son conocidos por su fruto. El fruto malo o ningún fruto significa que es un árbol malo o que no hay una realidad interna. Por lo tanto el dar fruto es esencial para ser un verdadero discípulo de Jesús. Y como la Palabra que mora en nosotros es la clave para dar fruto, el discipulado está en juego si Satanás quita la Palabra.

Lo cual es lo que Jesús dijo en Juan 8:31, “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos.” Si la Palabra es quitada de nuestros corazones, no podemos ser seguidores de Jesús.

3. Salvación

Lo cual nos lleva a la última y más temida consecuencia de que la palabra sea quitada de nuestros corazones. Jesús dice en Juan 15, “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita… si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca y los recogen, los echan al fuego y se queman.” Finalmente lo que está en juego si Satanás quita la palabra de Dios es nuestra salvación. Sin la palabra de Dios morando y echando raíces en nuestro corazón no podemos dar fruto, ser discípulos, o heredar vida eterna. Así que importa más de lo que las palabras pueden expresar el no estar entre los que escuchan la Palabra y la pierden por la obra de Satanás.

Tres Estrategias de Satanás para Quitar la Palabra

¿Cómo trata de quitársela a los que la escuchan?

Cuando Jesús interpreta la parábola de los tipos de tierra en Marcos 4:14–20, sólo se refiere a Satanás una vez. Él dice en el versículo 14 que el sembrador está sembrando la Palabra, y luego en el versículo 15 dice, “Estos son los que están junto al camino donde se siembra la palabra, aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se llevan la palabra que se ha sembrado en ellos.”

Pero hay otros dos tipos de tierra donde la palabra no da fruto. Hay pedregales en el versículo 16 y espinos en el versículo 18. Jesús no menciona a Satanás en conexión con estos. Pero sabemos de otras enseñanzas del Nuevo Testamento que Satanás está trabajando bastante en estos tipos de tierra para anular la palabra de Dios y hacer que los que escuchan no den fruto. Así que hay realmente tres estrategias (¡por lo menos!) a través de las cuales Satanás quita la Palabra. Veamos cada una brevemente.

1. Al Instante—con Desatención, Dolo, o Ignorancia

En el versículo 15 dice que lo hace al instante. Lo hace antes de que haya alguna respuesta de simpatía. “Al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos.” Puedo pensar en al menos tres maneras en las que esto sucede. Sucede a través de la desatención de la gente, dolo, o ignorancia.

Satanás trabaja tiempo extra para que la gente se aleje de prestar seria atención a la palabra de Dios. Puede hacer que te desveles el sábado en la noche para que no puedas estar despierto durante el sermón del domingo o en la escuela dominical. Puede poner una docena de distracciones diferentes a tu alrededor durante el servicio para distraer tu mente del mensaje. Puede mandar pensamientos a tu mente sobre la junta de mañana con tu supervisor. Si puede distraerte para que los sonidos que salen de la boca del predicador entren en un oído y salgan por el otro, va a haberte quitado con éxito la palabra de Dios y va a haberla hecho inefectiva para ti. La desatención es su especialidad.

También usa el dolo. El causará sentimientos de aversión para bloquear la palabra. Estos sentimientos pueden ser contra el predicador o contra su manera de hablar o simplemente contra las verdades del Evangelio. La gente puede escuchar y entender exactamente lo que se está diciendo, pero sin embargo, despreciarlo. Pablo dijo que el Evangelio es locura para los que están pereciendo. Satanás trabaja para mantener su sentido mundano de valores para que el valor de la muerte de Cristo sea como nada. Satanás da a la gente una estimación tan alta de ellos mismos que el mensaje evangélico de quebrantamiento delante de la cruz por nuestros pecados les repugne y amenace. Así que la palabra de Dios no gana territorio. Satanás la quita.

Satanás también usa la ignorancia. El trabajo de Satanás puede ser tan meticuloso que sus sirvientes de hecho pierden la capacidad de entender lo suficiente de lo que se dice inclusive para enojarse. Pablo dice en 2 Corintios 4:3–4, “Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.” Cuando la gloria de Dios se describe, Satanás ciega los ojos de su gente para que se pregunten qué está pasando cuando la gente espiritual es profundamente afectada por esta gloria. De esa manera Satanás quita la palabra de Dios.

2. Finalmente—con Tierra Superficial y Persecución

Pero la batalla de Satanás contra la Palabra no está solamente dirigida contra la primera vez que se escucha la Palabra. Aún después de que una persona ha escuchado la Palabra y la ha recibido con gozo, Satanás hace su mejor esfuerzo para quitarla y llevar a la persona a una vida sin fruto y ruina. Los versículos 16–17 describen este ataque. “Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen.”

La razón por la que me siento confiado en decir que esto también es la obra de Satanás, aunque Jesús no lo menciona aquí, es que la persecución es mencionada y esa es una estrategia clave de Satanás en otras partes del Nuevo Testamento. Por ejemplo, cuando Pablo escuchó que los cristianos de Tesalónica estaban siendo perseguidos, él se lo atribuyó al diablo y dijo, “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.” Es claro que Pablo vio la persecución como una obra de Satanás que podría destruir la labor del Evangelio en la que había invertido. En otras palabras, la Palabra podía ser quitada.

Sólo porque Satanás no puede hacer que todos dejen de responder con gozo a la palabra de Dios, no significa que se da por vencido con esa gente. El lleva a muchos de ellos a la ruina al mantener su tierra superficial y al atacarlos con tiempos difíciles para que se dejen llevar por la mentira que la palabra de Dios no vale la pena por todos los problemas que trae. Así que Satanás quita la palabra de Dios aún después de que ha ganado algo del territorio.

3. Finalmente—con Prosperidad

Si la persecución no parece que va a funcionar, Satanás intentará con prosperidad. Esta es su tercera estrategia para quitar la Palabra y para hacer que la gente no tenga fruto. Los versículos 18–19 describen esta estrategia: “Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril.”

Efesios 2:2–3 enseña que cuando la gente sigue a Satanás no son arrastrados en contra de sus deseos, sino que están cediendo a sus deseos impíos. Satanás quita la Palabra al hacernos sentir que si nos sujetamos de la Palabra, tendremos que olvidarnos de algo mejor. El es el gran engañador. Y en América se especializa no en el segundo tipo de tierra sino en la tercera. No quita la palabra tanto por la amenaza de persecución sino por la promesa engañosa de que las cosas irán mejor si no te vuelves fanático de la palabra de Dios. Así que miles de personas que han comenzado ya con la palabra de Dios ceden a sus mentiras y la palabra de Dios es ahogada en sus vidas.

Resumen de las Tres Estrategias de Satanás

En resumen, Satanás tiene tres estrategias para quitar la palabra de Dios.

Primero, seguido actúa inmediatamente cuando la Palabra es escuchada para hacer que la gente no ponga atención, o hace que sientan aversión, o simplemente que sean tan ignorantes de la realidad espiritual que no captan lo que se está diciendo.

En segundo lugar, entra después de que la Palabra ha sido recibida con gozo y la ataca con tiempos difíciles. Él convence a algunos que sujetarse firmemente a la Palabra no vale la pena por todos los problemas que trae.

En tercer lugar, entra donde la Palabra ha comenzado a echar raíz y la ahoga con la mentira de que demasiadas cosas buenas están siendo sacrificadas.

Tres Maneras para Combatir la Primer Estrategia de Satanás

Debe de ser obvio de estas estrategias de Satanás que debemos estar preparados para dar un serio contraataque. Santiago 4:7 dice, “Resistid al diablo y él huirá de vosotros.” 1 Pedro 5:8 dice, “Sed sobrios, y velad pues su adversario el diablo anda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidlo, firmes en vuestra fe.”

Sólo tenemos tiempo para lidiar con la primera estrategia de Satanás. Pero si respondes a su ataque exitosamente en esta área, probablemente lo derrotarás después también. Así que déjenme sugerirles tres maneras de resistir los esfuerzos de Satanás para derrotar la palabra de Dios al irla escuchando.

1. Prepara el terreno de Tu Corazón

El versículo 20 dice que la buena tierra es la clave de una manera que da fruto al escuchar la Palabra. Lo he dicho varias veces antes y sin duda lo diré nuevamente: dedica algo de tiempo el sábado en la noche y el domingo en la mañana para preparar tu corazón para escuchar la palabra de Dios. Entre más tomes tiempo para humillarte a ti mismo y purificar tu corazón en oración y sintonizar el receptor de tu mente a la sintonía de Cristo, más vas escuchar de una manera poderosa la Palabra y más profundamente adorarás.

No caigas en el juego de Satanás desvelándote el sábado en la noche de tal manera que no puedes estar despierto en la alabanza el domingo o en la escuela dominical. Él te miente constantemente diciéndote que lo que estás haciendo a las 10:00 el sábado en la noche es más importante que estar bien descansado para prestar tu mejor oído a la palabra de Dios el domingo en la mañana.

No caigas en el juego de Satanás al dejar que el periódico marque la agenda de tu meditación del domingo en la mañana. Lee un Salmo y ora a Dios para que tenga un encuentro contigo en la alabanza como nunca antes.

Creo que si como iglesia formáramos el hábito de preparar nuestros corazones conscientemente para escuchar la palabra de Dios, el Señor podría hablar con tal poder que cambios asombrosos llegarían a nuestras vidas para la gloria de Dios y para nuestro gozo. Vamos a proponernos a tomar el tiempo para meditación y oración y estar solos y tomar paseos tranquilos en la nieve, para que el terreno de nuestro corazón sea arado profundamente para la Palabra de Dios.

2. Escucha con todas tus Fuerzas la Palabra de Dios

Y recuerda, la Palabra está en los himnos y en los temas y en las oraciones y seguido en el órgano, no es sólo en el sermón. Enfocar nuestra atención en la palabra de Dios es trabajo duro para nosotros los pecadores. ¡Agrégale a eso la oposición de Satanás a tu atención! Si venimos sin la intención de trabajar en escuchar y pelear contra Satanás, vamos a ser blancos fáciles para los pájaros que andan por el camino. Van a tomar la semilla y vamos a irnos semana tras semana sin poder para dar fruto.

Enfócate en el contenido del cuaderno de alabanza durante el preludio. Enfócate en las palabras del llamado a la alabanza y las oraciones y los himnos. Enfócate en Dios durante la alabanza que toca el órgano y el momento de meditación. Ora a Dios en todo momento que no sea parte del programa. Busca a Dios con todas tus fuerzas. No seas neutral en la adoración. Una y otra vez Jesús dijo, “El que tiene oídos para oír, que oiga.” Esfuérzate en tener esos oídos y no ser de los que al escuchar no escuchan y viendo no ven.

3. En el Acto de Escuchar, Dale la Bienvenida a la Palabra de Dios

El versículo 20 dice, “Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.” Toda la atención del mundo no sirve de nada si el mensaje de Dios escuchado es rechazado.

Propónganse a estar abiertos a la Palabra de Dios, aún si es nueva o demanda mucho. Esto no significa escuchar sin una mente crítica. Jesús no quería aceptación sin razonamiento. Tampoco yo. El exhorto es: cuando la palabra de la Escritura está expuesta delante de ti, dale la bienvenida. Ten una actitud receptiva, no una resistente. Ama la Palabra de Dios. Sé como un buscador de tesoros que está buscando oro y plata. Arrebata la Palabra de Dios como perlas preciosas.

Sé como el campo fértil de Minnesota, arado con profundidad, sin espinos, sin piedras, húmedo con las lluvias del Espíritu, y luego recibe la poderosa semilla de la Palabra de Dios. Y esta iglesia rebosará con fruto—a treinta, sesenta, y a ciento por uno. Que el Señor destruya la obra del diablo y nos convierta en gente con fruto por su Palabra.


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