Líderes Sabios Comienzan Bien

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Por Brian Tabb sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por María Veiga


Terminar bien es crucial en la vida y el ministerio, pero también importa cómo se comienza. Claro que las Escrituras contienen muchas advertencias sobre buenos comienzos y finales desastrosos. Pensemos en Salomón, el rey más sabio de Israel, cuyo corazón se apartó trágicamente de Yahvé. O en Demas, el compañero de Pablo, quien se enamoró de la era actual. O en la iglesia de Éfeso que abandonó su primer amor. Como nos recuerda Eclesiastés 7:8: «Mejor es el fin de un asunto que su principio».

Ciertamente, muchos consejeros bíblicos instan a los creyentes a perseverar, a perseverar, a vencer, a correr para alcanzar el premio de la vida eterna. Pero, así como un corredor practica el impulso y la aceleración desde la salida, un nuevo pastor o líder ministerial también debe aspirar a comenzar bien su tarea.

Cuando fui llamado a presidir el Bethlehem College and Seminary, un sabio amigo me animó a leer "Los primeros 90 días: Estrategias probadas para avanzar más rápido y con mayor inteligencia". El autor insta a los nuevos líderes a prepararse, acelerar su aprendizaje, adaptar la estrategia a la situación, asegurar victorias tempranas, lograr la alineación en la organización y fortalecer sus equipos. Este exitoso libro sobre liderazgo no cita ninguna escritura (que yo recuerde) ni ofrece estudios de caso de iglesias u organizaciones cristianas; sin embargo, a medida que lo leía, me animó a pensar de forma intencional y proactiva sobre las oportunidades y los desafíos de mi nuevo rol ministerial.

¿Cómo podrían estas perspectivas y principios de liderazgo aplicarse a la dinámica única que aplica a un pastor primerizo recién salido del seminario o a un asociado de larga trayectoria que pronto asumirá nuevas responsabilidades? Una transición de liderazgo brinda una poderosa oportunidad para renovar compromisos (cimientos), definir una visión (enfoque), colaborar con otros (amistad) y confiar en Dios (fe).

Contenido

Cimientos

Un constructor sabio presta mucha atención a los cimientos, asegurándose de que sean sólidos y seguros antes de comenzar la construcción. Los seguidores de Jesús buscan edificar sus vidas sobre la roca sólida de su enseñanza (Mateo 7:24-27). ¿A qué cimientos deben prestar atención los nuevos líderes ministeriales?

El cimiento más importante es la sana doctrina, los compromisos teológicos de la iglesia u organización. La casa de Dios está “edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular” (Efesios 2:20). Un líder haría bien en estudiar detenidamente la declaración doctrinal de la iglesia o institución a la que está llamado a servir, comprendiendo su fundamento bíblico, historia y aplicación en la vida de la organización.

Por ejemplo, ¿tiene una iglesia una declaración doctrinal que se aplique tanto a los miembros como a los pastores, o existen estándares teológicos más detallados para los supervisores? ¿Ha habido un acuerdo satisfactorio con la declaración doctrinal en el equipo de liderazgo, o ha sido esta una fuente de discordia o controversia? Un líder podría necesitar revisar o refinar las normas doctrinales en algún momento, pero la prioridad en una temporada inicial de servicio es comunicar claramente los compromisos doctrinales actuales y buscar alinear y unificar la iglesia o el ministerio en torno a estas normas.

Además, un nuevo líder necesita comprender las normas que rigen el funcionamiento de una organización. Esto incluye manuales de políticas y documentos legales, como los estatutos, la constitución y los reglamentos. Si bien los reglamentos de la iglesia no son una lectura agradable, son muy importantes para establecer el funcionamiento de una organización. Greg Gilbert explica:

“En el nivel más básico, las normas —ya sean una constitución, reglamentos o políticas rectoras— son simplemente una forma de aclarar de antemano, para todos, quién puede hacer qué, cuándo y bajo qué circunstancias. Esto no es poca cosa. Si se entiende bien, se evitarán muchas discusiones y desacuerdos que podrían acabar con la iglesia.”

Un nuevo líder tiene la oportunidad de revisar, renovar y reforzar los compromisos fundamentales de la organización con la enseñanza de la sana doctrina y la adhesión a las normas establecidas para el gobierno y la toma de decisiones.

Enfoque

Una transición también brinda una oportunidad estratégica para centrar la atención en la misión y la visión. Una declaración de misión aclara el propósito esencial del ministerio: ¿Por qué existimos? ¿A quién servimos? ¿A qué nos ha llamado Dios? La visión de un ministerio es ambiciosa y está orientada al futuro: ¿Hacia dónde vamos con la ayuda de Dios?

Sería prudente que un candidato a un nuevo cargo se familiarice con la misión y la visión de una iglesia o ministerio durante el proceso de entrevista y discernimiento. ¿Tienen clara la junta directiva y el personal de la organización su misión? ¿Y la visión? ¿Es necesario renovar los compromisos actuales explicando sus fundamentos bíblicos y animando a las personas a vivir con pasión y propósito? ¿O necesita un nuevo líder generar consenso y buscar claridad sobre la razón de ser de esta iglesia u organización y hacia dónde se dirige?

John Piper define el liderazgo cristiano como «saber dónde Dios quiere que estén las personas y tomar la iniciativa para usar los dones y los métodos de Dios para llevarlas allí, confiando en el poder de Dios a través de Cristo, con el pueblo designado por Dios siguiéndolo». Un líder ofrece instrucción, guía, supervisión y un ejemplo a seguir para otros en la búsqueda de una meta común (Hebreos 13:7). En otras palabras, Dios llama a los pastores y otros líderes cristianos a liderar con claridad bíblica e integridad personal. Pablo lo expresa así: «Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza» (1 Timoteo 4:16). Por lo tanto, ya sea que un líder necesite renovar o desarrollar una misión y visión para su organización, es crucial liderar con la palabra de Dios y ponerla en práctica con regularidad.

Amistad

Los nuevos líderes deben buscar fortalecer los cimientos de la organización y afinar el enfoque en la misión y visión compartidas. Quienes deseen perdurar más allá de los noventa días también deben invertir en relaciones con otros, tanto dentro como fuera de la iglesia o el ministerio al que sirven.

Por ejemplo, si es un nuevo pastor principal, cultive la amistad y la colaboración con los ancianos y el personal de la iglesia. Dedique tiempo a conocer a los miembros de su equipo, idealmente compartiendo largas comidas. Compartan sus testimonios y oren unos por otros. Pregúnteles sobre su llamado al ministerio y su experiencia con la congregación. ¿Qué desafíos y oportunidades ven? ¿Cuáles son sus esperanzas y sueños? En una época de transición, también podría ser necesario contratar personal adicional o identificar y capacitar a nuevos líderes laicos. Estas decisiones requieren planificación intencional, comunicación clara y mucha oración.

Una transición también es una buena oportunidad para contactar a pastores de iglesias cercanas y líderes de otros ministerios locales. Infórmese sobre las congregaciones y organizaciones a las que sirven. Busque oportunidades para animar y orar por su labor evangelística. Es posible que algunos de estos nuevos contactos se conviertan en amigos duraderos y colaboradores importantes en el ministerio. Cuando Pablo llegó a Corinto y conoció a Aquila y Priscila (Hechos 18:2), se unieron en torno a su fe compartida y su oficio de hacer tiendas. Los tres desarrollaron una larga amistad y una sólida colaboración ministerial, hasta el punto de que Pablo los nombra en tres de sus cartas y los llama "colaboradores en Cristo Jesús" (Romanos 16:3).

Asimismo, las transiciones ministeriales brindan importantes oportunidades para cultivar nuevas amistades y forjar nuevas alianzas que impulsen el avance del evangelio.

Fe

Finalmente, los tiempos de transición deberían impulsar a los nuevos líderes y a las personas a quienes sirven a confiar en Dios. Harvard Business Review puede proporcionar a los líderes amplias perspectivas sobre planificación estratégica y gestión organizacional, pero la palabra de Dios nos recuerda una y otra vez tareas mucho más esenciales: buscar al Señor en oración y buscar en él sabiduría y fortaleza para llevar a cabo su obra para su gloria y nuestro gozo.

El liderazgo cristiano es una tarea fundamentalmente espiritual; requiere recursos sobrenaturales. Por lo tanto, Pablo insta a los creyentes a estar siempre gozosos, orar sin cesar y dar gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:16-18). Pedro exhorta a todos los cristianos, incluyendo a los líderes, a servirse los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios... para que en todo sea Dios glorificado por medio de Jesucristo (1 Pedro 4:10-11).

Un nuevo pastor o líder ministerial se enfrenta a una poderosa oportunidad para renovar compromisos fundamentales, proyectar una nueva visión, colaborar con otros y, en última instancia, depender de Dios en todo. El gran predicador Charles Spurgeon lo expresó bien: «Entrégate con toda tu alma al servicio de Dios, y entonces recibirás su bendición si descansas en él».


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