No somos tan sensatos
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Yura Gonzalez
- Y abandonaron al Señor, el Dios de sus padres… [ y ]siguieron a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban a su derredor. (Jueces 2:12)
Los antiguos israelitas recurrían con frecuencia a los ídolos de las naciones cercanas a pesar de las repetidas advertencias de Dios. ¿Por qué eran tan fascinantes Baal, Dagón, Astoret, Quemos y Moloc?
La respuesta está en que el mundo alrededor de ellos los adoraba. Las naciones alrededor de Israel gozaban de cosechas abundantes y ganaban guerras. Prosperaban y su población aumentó tanto como su ganado. Esas naciones se burlaban del Dios invisible de Israel y los presionaban políticamente. Sus dioses parecían proporcionar un beneficio más inmediato que el Dios de Israel.
No debemos apresurarnos en decir: "Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices” (Mateo 23:30). ¿Qué le resulta tan atractivo a tu naturaleza pecaminosa para que te separes de Dios y deposites tu esperanza en otras cosas?
La respuesta está en lo que adora el mundo que te rodea. Aquellos que sirven a otros "dioses" puede que prosperen económicamente, logren impresionantes hazañas, tengan poder y belleza. Pueden burlarse de tus creencias y ejercer presión sobre ti. Pareciera que estos dioses proporcionan un beneficio más inmediato que tu Dios.
En la lucha contra la idolatría debemos recordar que no somos tan razonables como desearíamos. A menudo esta batalla no se libra en el campo de la verdad, sino en el campo de las ansias y los miedos. Los deseos de la carne y los ojos (1 Juan 2:16) son batallas del apetito, no de la razón. ¿Y qué hay de tu última batalla frente a la duda? ¿Se basó realmente en una comparación racional y justa de afirmaciones de verdad? ¿O fue producto del miedo a las circunstancias, el consenso cultural y las opiniones contrarias?
Los israelitas cambiaron a Dios por ídolos producto de la codicia y el temor. Nuestras razones son las mismas. Los dioses falsos brindan falsos beneficios. Frente a la tentación, no pierdas la cabeza.
Nuestro Dios quiere que confiemos en sus promesas, no en nuestras distorsionadas percepciones.
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