¿Hasta qué punto debemos confrontar a nuestros familiares desorientados para darles testimonio?

De Libros y Sermones Bíblicos

¿Hasta qué punto debemos confrontar a nuestros familiares desorientados para darles testimonio?

Eso depende de las circunstancias.

¿Estás viendo el juego del Súper Tazón el domingo, y aparece alguna publicidad lasciva. Esa es la situación? Hay diez personas en la habitación, y todos se burlan. ¿Ese es el mejor momento?

¿O es más tarde esa noche, cuando el tío Joe ya no está haciendo sus comentarios ridículos? Cuando está sentado callado en la sala mientras los demás comen papas con salsa en la cocina. Pero allí está el tío Joe, algo malhumorado porque el día no fue lo que él esperaba.

Es el momento en que te acercas y dices: “Tío Joe, ¿te puedo hacer una pregunta? No me tienes que acompañar allí, pero quiero hablar de algo serio. Hemos estado burlándonos todo el día, y pareces listo para algo serio. ¿Te puedo hacer una pregunta seria?” Y empiezas a dialogar con él.

La respuesta depende de la situación.

Recen en un entorno familiar en ciertas situaciones. Por lo general, la razón por la que es difícil dar testimonio a familiares es porque siempre hay muchos alrededor. Y la situación nunca parece apropiada porque estás cenando, viendo televisión o jugando algo. Y piensas, “¿Cuándo puedo ponerme serio con estas personas?”.

Así que puedes pedirle a Dios, “Señor, dame en este día un momento con alguien cuando esté un poco pensativo. Ellos oyeron hablar de alguna calamidad por la radio o de alguna historia en el trabajo de alguien que está pasando por algo, y no se están burlando sino que están serios por un minuto”.

Es entonces cuando puede llegar el momento perfecto para inyectar tu afirmación más seria –que es la más dichosa–: Jesucristo vino al mundo para perdonar los pecados de esta persona y para salvarlas. Intenta luego iniciar una conversación espiritual.