¿La vida es más difícil de lo que esperaban?

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English: Is Life Harder Than You Expected?

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Carlos Diaz


Los soldados no aprenden a luchar en el salón de clases. Aprenden acerca de la lucha en el salón de clases.

Aprender acerca de la lucha es crucial para una lucha exitosa, la cual es la razón por la cual el entrenamiento de los soldados incluye horas de clase. Pero aprender acerca de la lucha no es lo mismo que luchar. En realidad los soldados nunca aprenden a luchar hasta que son forzados a en verdad hacerlo. Y cuando lo hacen, descubren la experiencia real y concreta de que la lucha parece y se siente muy diferente que la idea abstracta de luchar.

Los discípulos de Jesús no aprenden a caminar por la fe — a luchar la buena lucha de fe — en el salón de clases. Aprenden acerca de la fe en el salón de clases — sermones, conferencias, libros, artículos, vídeos. Aprender acerca de la fe es crucial para una caminata exitosa por la fe, la cual es la razón por la que el entrenamiento de los discípulos siempre incluye horas de clase. Pero aprender acerca de la caminata por la fe no es lo mismo que caminar por la fe.

En realidad los discípulos nunca aprenden a caminar por la fe hasta que son forzados a en verdad hacerlo. Y cuando lo hacen, descubren la experiencia real y concreta de que la caminata por la fe parece y se siente muy diferente que la idea abstracta de caminar por la fe.

Contenido

Enséñame tu camino

Cuando oramos con David, “enséñame tu camino, Oh Señor” (Salmos 27:11), Dios responde. Y sus respuestas a menudo parecen y se sienten muy diferentes de lo que nosotros pensamos que estábamos preguntando.

A menudo nos saca del salón de clases — donde pensábamos que entendíamos cosas — para adentrarnos en la violencia caótica, desorientada, perturbadora y desesperada del campo de la batalla espiritual, donde encontramos enemigos internos y externos demasiado poderosos para nosotros. Nos lleva contra obstáculos demasiado grandes para nosotros, problemas demasiado complejos y difíciles para nosotros, y nos sobrecarga más allá de nuestra fortaleza con la que a veces nos desesperamos de la vida misma (2 Corinthians 1:8).

Y es en estos lugares desesperados que nosotros, como David, aprendemos lo que en verdad significa la caminata por la fe, donde Dios nos enseña su camino.

Como Dios enseñó a David

En aquellos primeros meses embriagadores después que Samuel ungiera a David el futuro rey de Israel (vean 1 Samuel 16), ¿cómo creen que David imaginaba su futuro? La Biblia no nos dice.

Pero la Biblia nos provee un registro significativo de la vida interna de David a lo largo de su vida en los salmos que escribió. Y es claro de este registro que desde el día que Saúl comenzó a cazar hasta bien envejecido, David era un hombre de problemas y lo informaba con desesperación. La mayoría de sus salmos son plegarias desesperadas para la salvación de Dios de los asesinatos y de la depresión espiritual — o canciones de alabanza después de ser salvado de tales situaciones desesperadas.

¿Es así como visionaba su vida como rey? ¿Esperaba vivir la mayoría de su vida con un blanco sobre su espalda entre los miembros de su propia vivienda, ciudadanos traidores, así como también alrededor de naciones hostiles? ¿Esperaba suplicarle a Dios tan a menudo por su propia supervivencia (Salmos 86:2)? ¿Esperaba a veces sentirse abandonado por Dios (Salmos 22:1)? ¿Esperaba sollozar demasiado (Salmos 6:6–7)?

El ofuscamiento, temor y pesar que David expresaba en muchos de sus salmos me lleva a pensar que confiar en Dios probó ser muy difícil de lo que esperaba.

Plegarias de fe para todos

Pero era, de hecho, crucíbulo de estas situaciones muy difíciles donde David aprendió cómo confiar realmente en Dios, y cómo orar de verdad, y cómo adorar de verdad. David oraba, “enséñame tu camino, Oh Señor” (Salmos 27:11), durante un momento desesperado y peligroso. Y ese momento desesperado y peligroso (junto con muchos otros) era por sí mismo un medio que Dios utilizaba para responder esa plegaria.

Pero Dios le respondía a David de una forma más abundante de la que David solicitaba y probablemente pensaba (Efesios 3:20). Dios utilizaba estos momentos oscuros, desesperados y abrumadores para hacer de David “el dulce salmista de Israel” (2 Samuel 23:1), brindando canciones y plegarias para la vida de fe a toda Israel (Gálatas 6:16) durante toda su existencia militante y bastillada en este mundo hostil y gobernado por el mal (1 Juan 5:19).

A través del procesamiento poético de David de su esperanza y alegría en Dios en frente de circunstancias abrumadoras, Dios nos brindaba a todos más idioma sagrado y ejemplos prácticos de cómo motivar nuestra fe, cómo orar, y cómo cantar como cualquier otro autor bíblico.

El camino es difícil

Entonces, ¿todavía desean que Dios les enseñe sus caminos?

No es sorpresivo si respondemos visceralmente a toda esta idea, “Si así es como Dios responde, creo que paso”. Pero no debemos escuchar a esa voz interna. Esa voz siempre nos aconseja consentirnos con cosas fáciles que terminan robándonos una gran alegría, y evita las cosas difíciles que terminan aumentando nuestra gran alegría. Sí, “el camino es difícil que nos lleva a la vida” (Mateo 7:14). ¡Pero nos lleva a la vida! El camino fácil nos lleva a la destrucción (Mateo 7:13).

Así que, si realmente deseamos seguir a Jesús, si realmente deseamos aprender sus caminos (Salmos 27:11), si realmente deseamos “caminar de una forma valiosa hacia el Señor” (Colosenses 1:10), la cual es caminar por la fe y no por vista (2 Corintios 5:7), ¿cómo deberíamos esperar que Él nos enseñe?

Deberíamos esperar que Él nos obligue a salir del salón y estar en el campo real de la batalla espiritual donde el conflicto es mucho más caótico, perturbador, desorientado, atemorizante, deprimente y entristecedor de lo que esperamos. Y deberíamos esperar experiencias que hagan de los salmos vida y canciones para nuestras almas desesperadas.

Es en estas experiencias donde — como buenos soldados, como buenos discípulos — aprendemos en verdad cómo luchar y como confiar de verdad. Es allí, como David, donde aprendemos el camino de Dios y “sujetamos bien lo que es la verdadera vida” (1 Timoteo 6:19) y probamos lo que es la verdadera alegría.

No se sorprendan

Una guerra no se gana en un salón tranquilo y acogedor, sino en el campo de batalla, donde los soldados deben darlo todo. La misión del evangelio de Cristo no será completada en un salón tranquilo y acogedor, sino en el campo desesperado de la batalla espiritual, donde los discípulos deben darlo todo.

Así que, “Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que les ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña les aconteciese” (1 Pedro 4:12). Jesús les está enseñando a cómo caminar por la fe forzándolos graciosamente a hacerlo. Y este es el camino difícil que nos lleva a la vida, una vida más abundante de la que hemos imaginado.


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