¿Quiero casarme más de lo que quiero a Jesús?

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English: Do I Want Marriage More Than Jesus?

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Por Desiring God Staff sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Mariana Ramirez

Creo que se puede decir con seguridad que toda persona que haya puesto pie en esta tierra ha tenido el deseo de ser verdadera y profundamente amado.

Desde que somos pequeños y mientras vamos creciendo, nos preguntamos qué amor tendrá el futuro para nosotros. Nos preguntamos cuándo será nuestro turno de encontrar al “indicado”, nuestro turno de tener una hermosa boda. Pasamos mucho tiempo pensando quien será la persona o que cualidades tendra esta persona especial. Nos preguntamos cómo serán nuestras vidas cuando estemos juntos, a donde iremos y que haremos.

“El matrimonio es un regalo para desear y atesorar, pero no es el cumplimiento de los deseos más profundos de nuestro corazón.” TweetShare en Facebook. Cuando los jóvenes solteros se convierten en adultos solteros, este tipo de pensamientos pueden inundar nuestra mente. La anticipación y el anhelo pueden fácilmente llenar nuestros corazones. El matrimonio es algo hermoso a desear. Dios deja claro que es un tesoro, y cuando es hecho en Su gracia y fuerza, incluso puede ser una probadita del cielo en la tierra. Anhelar el matrimonio no tiene nada de malo.

Sin embargo, podemos olvidar fácilmente que el matrimonio, en toda su belleza y gloria, es aún en su mejor momento solamente un probadita del cielo.

Un Recordatorio Atesorado

Supón que unos queridos amigos se van a un largo viaje, y estarán lejos indefinidamente. Antes de irse te dan una foto de ellos para que los recuerdes. Esa foto se convertiría en un tesoro para ti.

Cuando la vez, te vienen a la mente preciadas memorias que tienes con estos amigos. Piensas en lo que se siente estar en su presencia, y la alegría que traen a tu vida. A veces los anhelas con un dolor profundo, deseando poder estar en su presencia de nuevo. En esos momentos de soledad, te aferras a la foto esperando que las memorias nunca se desvanezcan.

Ahora, imaginemos que recibes noticias de estos amigos, por fin regresaran de su largo viaje y ahora tienes la oportunidad de verlos cara a cara. Sería una locura negarse a ver a estos amigos en persona y en lugar continuar aferrándote a tu pequeña foto. Sería absurdo.

Mientras los amigos están lejos, la foto es un tesoro, mientras esperas con expectación el día en el que se reúnan. Pero cuando los amigos ya no están lejos, y la oportunidad de pasar tiempo con ellos es de nuevo una posibilidad ¿Cómo podrías quedar satisfecho con una simple foto? Es imposible imaginar a alguien que valore más la foto de un amigo, que a un amigo que vive, respira y ama.

No Olvides la Realidad

Así como sería impensable darle más importancia a una foto de la persona que a la persona en sí, también debería ser impensable para nosotros elevar la sombra del amor de Cristo sobre la realidad de ser realmente la novia de Cristo.

El matrimonio tiene un hermoso propósito dado por Dios, y es una de las maneras más increíbles de mostrar el Evangelio en este mundo. Pero cuando gastamos toda nuestra energía aferrándonos a la foto en lugar de a Cristo, terminamos arrugando y estropeando la belleza de la foto y olvidamos todo lo que esta foto representa.

El hermoso deseo de ser profundamente amados por otro ser humano está incrustado en cada uno de nosotros. Anticipar el matrimonio terrenal es el diseño de Dios para muchos (Génesis 2:24; Marcos 10:6-8; Efesios 5:31). Pero sobre todo, que esperemos con impaciencia y anhelemos el dia en que la verdadera boda, el matrimonio más grandioso en la historia suceda. Este es un matrimonio que no desvanecerá, no tendrá fin. Es lo que tú y yo fuimos creados para disfrutar por siempre.

Ven al Festín

“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina. Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino. Y el ángel me dijo*: Escribe: «Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero». Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.” (Apocalipsis 19:6-9 LBLA)

Nos despojamos de la verdadera alegría del grandioso e increíble plan de Dios cuando idolatramos la imagen del matrimonio por encima de la realidad. El matrimonio es un regalo hermoso que debe ser apreciado y atesorado, pero no es el cumplimiento de lo que nuestro corazón desea profundamente.

Estamos hechos para otro mundo, otra boda, otro matrimonio. Miremos con verdadera expectativa y anhelo el día en que lleguen las bodas del Cordero y los deseos de nuestro corazón se cumplan en nuestro Dios perfecto.


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