Acaba con la Ira antes de que esta acabe contigo o con tu matrimonio

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión de 14:17 23 abr 2012

En el matrimonio, la ira compite con la lujuria como si fuera una asesina. Supongo que la ira es peor que la lujuria. También destruye otro tipo de compañerismo. Algunas personas tienen más ira de la que imaginan, porque esta se disfraza. Cuando la fuerza de voluntad impide que aparezca la rabia, la ira arde bajo la superficie, y la dentadura del alma chirria frustrada. Puede asomar en forma de lágrimas que parecen pena más que ira, pero el corazón ha aprendido que esta puede ser la única manera de devolver el dolor; puede aparecer en forma de silencio porque hemos decidido no luchar; puede mostrarse a través de críticas quisquillosas y correcciones incesantes; puede arremeter contra personas que no tienen nada que ver con su origen. A menudo se considerará justificado por lo equivocado de la causa. Después de todo, Jesús se enfadó (Marcos 3:5), y Pablo dijo, “Enfadaros, pero no pequéis” (Efesios 4:26).

Sin embargo, la ira buena entre los perdidos es poco frecuente. Por eso Santiago dice, “Sed rápidos en escuchar, lentos en hablar, lentos en enfadaros; porque de la ira del hombre no surge la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20). Y Pablo dice, “Los hombres deben orar, levantando sus manos santas sin ira ni disputas” (1 Timoteo 2:8). “Dejad ir todo el rencor, el cólera, la ira, los gritos y la injuria” (Efesios 4:31).

Por eso, una de las batallas más importantes en la vida es la de “dejar ir la ira”, y no sólo controlar sus manifestaciones. Para ayudarte a librar esta batalla, aquí tienes nueve herramientas bíblicas.

1. Medita sobre el derecho de Cristo para estar enfadado, y cómo soportó la cruz, como ejemplo de mucho sufrimiento.

Para esto fuiste llamado, porque Cristo también sufrió por ti, dejando un ejemplo, para que sigas sus pasos. (1 Pedro 2:21)

2. Medita cuántas veces te han perdonado, y cuántas veces has mostrado misericordia.

Sed amables los unos con los otros, compasivos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo. (Efesios 4:32)

3. Medita sobre tus propios pecados y quítate la venda de los ojos.

¿Por qué ves la mota que hay en el ojo ajeno, pero no te das cuenta de la viga que hay en tus propios ojos? O, ¿cómo puedes decirle a tu hermano, “Déjame que te quite la mota de los ojos,” cuando hay una viga en los tuyos? Hipócrita, primero quítate la viga de tus propios ojos, y luego podrás ocuparte con claridad de quitarle a tu hermano la mota de sus ojos. (Mateo 7:3-5)

4. Piensa en cómo no quieres dar lugar al diablo, porque, como dice la Biblia explícitamente, la ira encubierta es la que abre la puerta y le invita a entrar.

Enfádate, pero no peques; no dejes que el sol se ponga en tu ira, ni des una oportunidad al diablo. (Efesios 4:26-27)

5. Medita la necedad de tu propia inmolación, es decir, los muchos efectos perjudiciales de la ira hacia nosotros mismos, quiénes estamos enfadados –algunos espiritualmente, otros mentalmente, otros físicamente, y otros por sus relaciones.

No seas sabio según tu propia opinión; teme al SEÑOR, y apártate del mal. Será una medicina para tu cuerpo y un refrigerio para tus huesos. (Proverbios 3:7-8)

6. Confiesa también tu pecado de ira a algún amigo de confianza y a ser posible con el culpable de tu ira. Este es un gran acto de sanción.

Por eso, confesaos vuestros pecados y orad unos por otros, para que seáis sanados. (Santiago 5:16)

7. Deja que tu ira sea la llave que abra las mazmorras del orgullo y la autocompasión en tu corazón y los remplace con amor.

El amor es paciente y bondadoso; ni es envidioso ni alardea; no es arrogante ni grosero. No hace hincapié en su propio camino; no se irrita ni guarda rencor; no se regocija en la maldad, pero si se alegra mucho con la verdad. El amor resiste todo, cree en todo, lo espera todo, y lo soporta todo. (1 Corintios 13:4-7)

8. Recuerda que Dios va a trabajar por tu bien mientras tú creas en su gracia. El culpable te está incluso haciendo bien, si le respondes con amor.

Y sabemos que para aquellos que aman a Dios todas las cosas cooperan para su bien, para aquellos que son llamados de acuerdo a su propósito. (Romanos 8:28)

Hermanos míos, considerad todo gozo cuando os halléis en pruebas diversas, sabiendo que la evaluación de vuestra fe aporta firmeza. Y dejad que esta firmeza haga su efecto completo, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada. (Santiago 1:2-4)

9. Recuerda que Dios justificará tu causa justa y liquidará todas las cuentas mejor que tú. O el culpable pagará en el infierno, o Cristo ha pagado por él. Tu pago será doble por la misma causa o una ofensa a la cruz.

Amados míos, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dejadlo a la ira de Dios, porque está escrito, “La venganza es mía, yo redimiré, dice el Señor.” (Romanos 12:19)

Cuando le injuriaron, él no respondió con injurias; cuando padecía, él no amenazó, sino que siguió confiándole [su causa] a él que juzga justamente. (1 Pedro 2:23)

Luchando por la alegría y el amor contigo,

Pastor John