Adán, Cristo, y La Justificación, Parte 4

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English: Adam, Christ, and Justification, Part 4

© Desiring God

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Por John Piper sobre Imputado & Pecado Original
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God

Romanos 5:12-21
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; 13 pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. 14 Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir. 15 Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. 16 Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación. 17 Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. 18 Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.

Contenido

Dos Páginas En El Periódico De Ayer

Sería útil relacionar el mensaje de Romanos 5:12-19 con el periódico de ayer. Nos damos cuenta que los asesinatos y muertes son comunes – demasiado comunes en nuestro mundo y en nuestra ciudad. En ocasiones los asesinos se multiplican tan rápido que nos sentimos abrumados por la maldad. Ese fue el efecto que produjo en mí la sección Metro (Metropolitana) ayer en el StarTribune.

Y esos son solo los que hicieron noticias –dos páginas de noticias de un día.

Estas trágicas historias de la vida real hacen que nos demos cuenta de manera terriblemente dolorosa que hay pecado en el mundo y que hay muerte. El asesinato es la obra cumbre del pecado en el corazón humano. Y el resultado es muerte. Uno mata, el otro muere.

Esta verdad permanece firme ante nuestros ojos en el periódico, o la televisión cada día: la muerte y el pecado, la muerte y el pecado. Me recuerda uno de los proverbios que me impactó en las vacaciones: “La sabiduría clama en la calle, en las plazas alza su voz” (Proverbios 1:20). La sabiduría clama en la calle ¿Qué dice? Dice ‘cuenten sus días, oh personas de las Twin Cities,1 y obtengan un corazón sabio. Algún día morirán, y será repentino ¿estarán listos? Prepárense. Alístense’. Dice: ‘Dejen el odio, el resentimiento, la codicia, y el asesinato. Dejen el pecado y teman a Dios. Mía es la venganza; yo pagaré. Confíen en mí, siga mis enseñanzas. Oh no sigan siendo necios’. Eso es lo que dice la sabiduría.

¿Cómo clama en las calles? Solo lean el periódico. Escuchen las noticias. Y piensen, saquen sus conclusiones. Sigan la ira hasta el final y verá a dónde le lleva. Sigan la codicia y la adicción hasta el final y vean a dónde le lleva. Mire detenidamente en los pálidos rostros de los adolescentes muertos y sigan sus almas hacia el cielo o el infierno. La sabiduría clama en las calles –desde los periódicos y los televisores: ‘¿Por cuánto tiempo seguirán siendo necios? ¿Por cuánto tiempo se cubrirán los ojos y dirán « ¡el pecado es mejor, el pecado es mejor!»?’ La sabiduría clama en las calles ¿Estás escuchando?

¿Qué Tiene Que Ver Esto Con Romanos?

¿Cuál es entonces, la conexión con Romanos 5:12-19? ¡Hay muchas, en todas las formas posibles! Mencionaremos dos:

Primero, cuando una persona mata, y conoce en el fondo de su corazón que está bajo la condenación de Dios (aun cuando nunca es atrapada en la tierra; vea Romanos 1:32), ¿qué podemos hacer para silenciar su conciencia maldita y justificarle ante Dios, para que sea librado del infierno y se sea otorgado el gozo eterno? ¿Es siquiera imaginable que un asesino sea declarado inocente por la corte suprema del universo, donde Dios se sienta como juez, y que sea constituido justo, y sea amado con vida eterna? De eso es de lo que trata este texto.

Segundo, cuando una persona es asesinada, cuando una persona muere, ¿qué sucede con ella? ¿Después solo hay nada? ¿Queda la inconsciencia e inexistencia para siempre? ¿Es el ser humano (creado a la imagen de Dios con voluntad, conciencia y razón) como una hoja o un trozo de palo? ¿Acaso solo morimos, nos descomponemos, nos volvemos polvo, y eso es todo? ¿O hay un ajuste de cuentas? ¿Hay una condenación o una salvación que esperar? ¿Hay una reunión con nuestro Hacedor y Juez de todos? ¿Existe la posibilidad de la vida eterna después de una muerte terrible? Si usted fuera asesinado esta noche ¿estaría al día siguiente, vivo y feliz en la presencia de Jesucristo? De eso es de lo que trata este texto la maravillosa frase del verso 18: “justificación de vida.”

Este púlpito no es la calle. Pero este texto es la voz de la sabiduría. La sabiduría divina. Y nos está gritando a todos al oído: ‘Vengan todos ustedes asesinos, ladrones, mentirosos, fornicarios, adúlteros, codiciosos y blasfemos; vengan y escuchen cómo podrán estar a bien con el Señor, cómo podrá ser removida su culpabilidad y limpiada su conciencia. Vengan todos los que un día morirán, vengan y escuchen cómo prepararse para ese momento, vengan para encontrarse con su Juez y Hacedor si temor. Hay un gran himno con ese verso. Lo cantaremos al final.

Recordando Después De Seis Semanas - Resumen

Han pasado seis domingos desde que nos detuvimos al final de Romanos 5:17. Así que sería bueno decir algunas palabras resumen acerca de lo que hemos visto hasta ahora en este pasaje, y entonces lidiar hoy solo con los versos 18 y 19.

El punto principal de este pasaje es que lo que Cristo ha hecho por todos los que están en él por la fe es mucho más de lo que Adán hizo por todos los que están en él por naturaleza. La desobediencia de Adán llevó a todos los que estaban en él (1ra a los Corintios 15:22, “en Adán todos mueren”) hacia la condenación y la muerte. Y la obediencia de Cristo llevó a todos los que están en él (2da a los Corintios 5:2) hacia la justificación y la vida.

Durante cinco capítulos Pablo ha estado trabajando para dejar bien claro y convincente para nosotros la verdad de que los pecadores son justificados con Dios no sobre la base de alguna justicia inherente en nosotros, sino sobre la base de la justicia de Cristo recibida solo por fe. Ahora, en este pasaje, Pablo nos lleva a la comprender la profunda razón por la que Dios nos salva de esta manera.

Dios nos salva así, a través de Cristo, porque así se corresponde con la forma en que fuimos condenados a través de Adán. La justificación para vida se corresponde con la condenación para muerte. Y nuestra condenación, en su raíz más profunda, viene no por lo que hicimos individualmente, sino por lo que Adán hizo como nuestro representante. Y así nuestra justificación, en su forma más profunda, viene no por lo que hacemos, sino por lo que Cristo hizo. La razón para hacer esta comparación entre Adán y Cristo, es dejar bien en claro que el motivo de nuestra justificación es la justicia de Cristo – la obediencia de Cristo- de la misma manera en que el motivo de nuestra condenación fue el pecado de Adán –la desobediencia de Adán.

Y creo que la razón por la que Dios estaba dispuesto a llevarnos a los límites de nuestro entendimiento al revelarnos esta difícil doctrina del pecado original, es que tenemos una tendencia demasiado fuerte a pensar que podemos y debemos justificarnos ante Dios por medio de obras de justicia, en lugar de echarnos como pecadores indefensos en sus brazos de misericordia y depender solo de la justicia de Cristo como la base de nuestra justificación ante Dios. Y por eso Pablo dice en este pasaje: No, no es “por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho” (Tito 3:5), más bien...

Tomemos ahora el texto donde lo dejamos hace seis semanas, en el verso 18:

Así que [este es el resumen], como por la transgresión de uno [el primer pecado de Adán] vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno [de Cristo] vino a todos los hombres la justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno [Cristo], los muchos serán constituidos justos.

Justificados Ante Dios

Así que ustedes pueden ver que aquí está el mensaje principal. El propósito fundamental no es solo enseñar la doctrina del pecado original –que en Adán todos caímos y pecamos, y nos volvimos pecadores. Eso es cierto. Pero el propósito para revelarnos esta verdad –y llevarnos hasta los límites del razonamiento humano- es que ella demuestra cómo somos justificados ante Dios. Este es el propósito. Por tanto, antes de que tropiecen con la doctrina del pecado original, asegúrense de escuchar por qué Dios nos la revela. Permita que primero que ella produzca algún efecto sobre usted. Antes de comenzar a juzgar el método por el que Dios nos condena, asegúrense de ver la gloria del método de Dios para justificarnos.

Volveremos en la próxima semana para hablar más completamente acerca de la doctrina del pecado original, pero hoy asegurémonos de enfatizar cuál es el señalamiento principal, es decir: cómo somos justificados ante Dios; cómo los asesinos, ladrones, mentirosos, fornicarios, adúlteros, codiciosos, y blasfemos pueden ser declarados inocentes, justificados ante Dios, escapar de la condenación, y recibir la vida eterna.

Miren cuidadosamente a cada uno de estos versos, 18 y 19. Verso 18: “Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres”. Dentro de un instante hablaré algo acerca de la palabra “todos”, pero por ahora, fíjense en el mensaje principal acerca de la justificación. Todos los que están en Cristo son justificados de la misma manera en que todos los que están en Adán están condenados. ¿Cómo es eso? Adán actuó en pecado, y como estamos conectados con él, estamos condenados en él. Cristo actuó en justicia y como estamos conectados en Cristo, somos justificados en Cristo. El pecado de Adán es contado como si fuera el nuestro. La justicia de Cristo es contada como si fuera la nuestra.

Un Acto de Justicia

Creo que cuando Pablo dice que “un acto de justicia” resultó en nuestra justificación, se está refiriendo probablemente a toda la vida y ministerio de Jesús como un todo –como a un gran acto de justicia, y no a un acto específico que Jesús haya hecho en vida. ¿Qué acto escogería usted? Si usted dice que su muerte, ¿se refiere a su obediencia en Getsemaní, o a la obediencia cuando la turba le apresó, o a la obediencia cuando fue interrogado, o a la obediencia cuando fue clavado en la cruz, o a la obediencia cuando habló palabras de amor a sus enemigos, o a la obediencia cuando ofreció su Espíritu al Padre? Así que puede ver; aun si dice que el “acto de justicia” es su muerte, que se está refiriendo a todo un grupo de actos de justicia. Está tratando a muchos actos de justicia como a uno solo: la muerte.

Creo que lo mismo debió haber sido hecho con toda su vida, porque cualquier acto de injusticia le hubiera descalificado en la justicia, porque en Mateo 3:15, en su bautismo, Jesús dijo a Juan Bautista: “porque es conveniente que cumplamos así toda justicia”; no “muchos actos de justicia”, sino “toda justicia”, como si hubiera un todo. Así que desde el comienzo hasta el final de su ministerio, Jesús estaba cumpliendo un gran “requerimiento de justicia” (que es lo que dikaioma significa en Romanos 5:18).

De esa justicia, dice Pablo en el verso 18, “resultó la justificación de vida para todos los hombres”. Esa justicia de Jesús se convirtió en la base de nuestra aceptación ante nuestro Hacedor y Juez. La justicia de Cristo es contada como si fuera nuestra justicia porque estamos conectados con él. Estamos en él (vea 2da a los Corintios 5:21). Eso es lo que significa justificación.

El verso 19 apoya lo que decimos al expresarlo de otra forma para garantizar que captemos el mensaje principal: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos”. La diferencia que tiene el verso 19 con el verso 18 es que la palabra “obediencia” es utilizada en lugar de las palabras “acto de justicia”, para mostrar que la naturaleza de la justicia de que hablamos en el verso 18 es la conformidad con la voluntad de Dios. Adán no estuvo conforme y nosotros somos constituidos o declarados pecadores en él. Cristo si estuvo conforme con la voluntad de su Padre, y nosotros somos constituidos justos (obedientes) en él.

Ustedes pueden ver el mensaje principal: nuestra justicia ante Dios, nuestra justificación, no está basada sobre lo que hemos hecho, sino en lo que Cristo ha hecho. Su acto de justicia, su obediencia es contada como si fuera la nuestra. Somos hechos, constituidos, o declarados justos en él. Esta es una justicia real, y es verdaderamente nuestra, pero es nuestra solo por imputación –o, para usar el lenguaje que Pablo utiliza al principio de la carta: nosotros somos “constituidos justos.”

¿Quién es nosotros?

Ahora, una palabra de conclusión acerca a quién me refiero con nosotros. Y en este punto del mensaje ustedes debieran preguntar: ¿Estoy incluido en esta justificación? En el verso 19 los que son “constituidos justos” son llamados “los muchos”: “así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos”. En el verso 18 los que tienen la “justificación de vida” son “todos los hombres”. “Por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres”. ¿A quién se refiere con “todos los hombres”? ¿Significa que cada ser humano en Adán será justificado de manera que nadie se perderá y no hay tal cosa como el castigo eterno para alguien? Esto es Universalismo.

No lo creo, por muchas razones.

1) El verso 17 habla de recibir el don de la justicia como si algunos lo recibieran y otros no. Verso 17: “Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Eso no suena como si todos lo recibieran.

2) En Romanos 5:18 “Justificación de vida para todos los hombres”, no significa que todos los hombres son justificados, porque Pablo enseña claramente en este mismo libro, y en otros lugares (2da a Tesalonicenses 1:9), que existe un castigo eterno y que todos los humanos no son justificados. Por ejemplo, en Romanos 2:5 dice: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”, y luego, en el verso 7 y 8 contrasta esta ira con la “vida eterna” para mostrar que es ira eterna, no ira temporal. Así que habrá algunos que no serán justificados pero caerán bajo la ira de Dios para siempre y habrá otros que tendrán vida eterna.

3) En Romanos 5:18, “justificación de vida para todos los hombres” no significa que todos los hombres son justificados, porque a todo lo largo de Romanos, hasta ahora, la justificación no es automática como si todo ser humano la recibiera, sino que es “por fe”. Romanos 5:1: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe...”. Romanos 3:28: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe aparte de las obras de la ley.”

Así que este es el mensaje para nosotros en esta mañana: Los asesinos, ladrones, mentirosos, fornicarios, adúlteros, codiciosos, y blasfemos, es decir, todos los seres humanos, no importa lo que hayan hecho, pueden ser justificados ante Dios, no sobre la base de sus propios actos de justicia, sino sobre la base del acto de justicia de Cristo; no sobre la base de su propia obediencia, sino sobre la base de la obediencia de Cristo; y no porque sean humanos, sino por creer.

Así que les animo, les ruego, mientras todavía hay tiempo en este mundo incierto de asesinatos y muertes: confíen en Cristo por todo lo que Dios es para ustedes en él; confíen en él para su justificación. Y si se preguntan si pueden confiar en él durante toda su vida, confíen que él lo hará posible. Y entonces, no importa lo que hayan hecho, podrán “ver a su Juez y Hacedor sin temor.”

Esas son las palabras del segundo verso de “Venimos Oh Cristo a ti”, y me gustaría que fuera nuestra canción de fe para cerrar. Si está confiando ahora en Cristo, cante como testimonio. Entonces háblele a otros de su fe en esta semana.

Tú eres el Camino de Dios, tu sangre nuestro rescate pagó;
En ti, vemos a nuestro Juez y Hacedor sin temor.
Ante el trono somos absueltos,
Tu amor ha satisfecho la demanda de tu ley. E. Margaret Clarkson


1Se refiere a Saint Paul y Minneapolis, conocidas como las Twin Citties [Ciudades Gemelas] debido a que están situadas al Este y Oeste del río Mississippi, respectivamente, en Estados Unidos. En Minneapolis se encuentra la Bethlehem Baptist Church del pastor Piper.


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