Dios: Refugio para su Pueblo - Exaltado entre las Naciones

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(Una Epoca de Miseria y Perdición)
(¿Qué Hacer con Nuestras Vidas?)
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Las preguntas que surgen son: ¿Cómo es nuestra vida en esta época de miseria y perdición hasta que Jesús venga? ¿Qué hacer con nuestras vidas? ¿Para qué estamos aquí?  
Las preguntas que surgen son: ¿Cómo es nuestra vida en esta época de miseria y perdición hasta que Jesús venga? ¿Qué hacer con nuestras vidas? ¿Para qué estamos aquí?  
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El domingo pasado por la noche, Bill Waldrop dio un poderoso mensaje “La Gloria de Dios y Tú” Mencionó algunas de las palabras finales de Jesús a su Padre, del evangelio de Juan 17:4, en donde Jesús le dice a su Padre: ''«Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese»''
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El domingo pasado por la noche, Bill Waldrop dio un poderoso mensaje sobre "La Gloria de Dios y Tú" Mencionó algunas de las palabras finales de Jesús a su Padre, del evangelio de Juan 17:4, en donde Jesús le dice a su Padre: "Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera."
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Waldrop dijo: Quiero ser capaz de decir esa misma cosa cuando esté cerca de la muerte: “Te he glorificado en la tierra, y he cumplido con el trabajo que me diste que hiciera” Eso me impactó con tremendo poder. Y mi corazón dijo: Sí Señor, yo también deseo decir eso. Quiero vivir mi vida en esta época de gran miseria y perdición de manera que cuando muera, pueda mirar hacia arriba desde mi lecho sin ninguna pretensión de perfección, no con ninguna ilusión de ser indispensable, sino con la fe y la esperanza en Jesús mi Salvador y decir: “Padre, te he glorificado en la tierra y he acabado el trabajo que me diste que hiciera.
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Waldrop dijo: "Quiero ser capaz de decir esa misma cosa cuando esté cerca de la muerte." "Te he glorificado en la tierra, y he cumplido con el trabajo que me diste que hiciera." Eso me impactó con tremendo poder. Y mi corazón dijo: "Sí Señor, yo también deseo decir eso." Quiero vivir mi vida en esta época de gran miseria y perdición de manera que cuando muera, pueda mirar hacia arriba desde mi lecho sin ninguna pretensión de perfección, no con ninguna ilusión de ser indispensable, sino con la fe y la esperanza en Jesús mi Salvador y decir: "Padre, te he glorificado en la tierra y he acabado el trabajo que me diste que hiciera."
==== Del Éxito a la Importancia  ====
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Revisión de 12:30 14 ene 2013

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Meditaciones acerca de la Significancia y el Éxito

Salmo 46

Casi en todos los lugares a donde Jesús iba se reunían multitudes para escucharlo o ser tocadas por Él. Viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. En una de esas ocasiones, se volvió a sus discípulos y les dijo: " La mies es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies." (Mateo 9:36-38)

Contenido

Una Gran Cosecha de Ovejas Heridas

Uno de los hechos sorprendentes de nuestro tiempo es la migración masiva de gente –como ovejas sin pastor— a las grandes ciudades en todo el mundo. Llegan tratando de encontrar una vida mejor. Africanos del norte hacia Paris, vietnamitas hacia Hong Kong, Salvadoreños hacia Los Ángeles. Refugiados de guerra, víctimas del racismo, de la pobreza del campo o de desastres naturales. Algunas veces exiliados políticos, o simplemente exiliados de la esperanza; tratando de escapar de las enfermedades, del hambre, de la violencia, de la pobreza y de la soledad.

Combine esto con la multitud siempre creciente de niños (los corderos sin pastor) huérfanos, escapados, despreciados, empobrecidos –muchos de ellos víctimas de la creciente pornografía infantil y de las redes de prostitución.

Luego añada la realidad de que para la mayoría de ellos (las ovejas y los corderos) la ciudad no les trae esperanza, sino más bien soledad, crimen, alcoholismo, adicción a las drogas, desempleo y miserias indescriptibles.

Añada a esto el hecho de que no todas las ovejas sin pastor, acosadas y sin esperanza, vienen a las ciudades, sino que viven en millones de pueblos rurales donde no hay testimonio de Cristo.

Estas realidades plantean serias preguntas para nosotros que nos sentamos cómodamente rodeados por beneficios tecnológicos (luz, calefacción, aire acondicionado, transporte, medicina, escuelas, radio y televisión, literatura, computadoras, comida, deportes) Las preguntas son las siguientes: ¿Para qué es la vida en esta era antes de que venga Jesús? ¿Qué debemos hacer con nuestras vidas? La miseria y la perdición de la mayor parte del mundo, ¿significa que simplemente debemos seguir nuestro camino con nuestras metas de seguridad y comodidad? ¿Miramos a la miseria de las naciones con disgusto y condenación, o las miramos como lo hizo Jesús, como ovejas sin pastor y decimos: "La cosecha es grande y los obreros pocos"?

Una Epoca de Miseria y Perdición

En Afganistán, la esperanza de vida de los hombres es de 36 años. En Guinea 38, en Etiopía 39, en Mozambique y el Congo 44, en Nigeria 46. En Estados Unidos es 72 y en el Japón 75.

Actualmente hay en el mundo 825.000.000 de adultos que son analfabetos –no saben leer—no pueden leer la Biblia, no pueden leer un folleto, no pueden leer las instrucciones de una lata de sopa. Y el número aumenta en vez de disminuir. Entre 1960 y 1980 el número de hombres analfabetos creció en 20 millones y el de mujeres en 74.

Ahora en el mundo, una de cada tres muertes corresponde a niños de menos de cinco años. 125.000 niños mueren cada semana debido a la desnutrición e infecciones simples que nosotros controlamos con vacunas baratas.

En Estados Unidos hay 546.000 médicos, 133.000 dentistas, y un millón y medio de enfermeras. En la India, con una población tres veces y media más grande, hay la mitad de los médicos, 90% menos enfermeras y 93% menos dentistas.

En todo el país de Mozambique, a donde Quintin y Debbie Reece van a ir, con 16 millones de habitantes, solamente hay 279 médicos, 96 dentistas y 2.600 enfermeras. En Guinea, a donde irá nuestro equipo Maninka, con casi siete millones de habitantes, hay 300 médicos, 21 dentistas y 1.600 enfermeras.

David Barrett, quien es una autoridad mundial en las estadísticas de misiones, apunta en su tabla de estadísticas de este año (International Bulletin of Misionary Research vol. 14, nº 1, Enero 1991) que el 23% del mundo es totalmente ignorante del cristianismo, de Cristo y del evangelio. Eso es 1.2 billones de personas en miles de grupos de gente no alcanzados con el evangelio 2.000 años después de la orden en vigor del Rey Jesús de ir y hacer discípulos de todas las naciones.

Menos del 9% de todos los misioneros cristianos están considerando a los grupos étnicos en que se hallan esas personas. Menos del 1% de los fondos del mundo Cristiano se está invirtiendo en alcanzar a esos pueblos no alcanzados todavía.

¿Qué Hacer con Nuestras Vidas?

Las preguntas que surgen son: ¿Cómo es nuestra vida en esta época de miseria y perdición hasta que Jesús venga? ¿Qué hacer con nuestras vidas? ¿Para qué estamos aquí?

El domingo pasado por la noche, Bill Waldrop dio un poderoso mensaje sobre "La Gloria de Dios y Tú" Mencionó algunas de las palabras finales de Jesús a su Padre, del evangelio de Juan 17:4, en donde Jesús le dice a su Padre: "Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera."

Waldrop dijo: "Quiero ser capaz de decir esa misma cosa cuando esté cerca de la muerte." "Te he glorificado en la tierra, y he cumplido con el trabajo que me diste que hiciera." Eso me impactó con tremendo poder. Y mi corazón dijo: "Sí Señor, yo también deseo decir eso." Quiero vivir mi vida en esta época de gran miseria y perdición de manera que cuando muera, pueda mirar hacia arriba desde mi lecho sin ninguna pretensión de perfección, no con ninguna ilusión de ser indispensable, sino con la fe y la esperanza en Jesús mi Salvador y decir: "Padre, te he glorificado en la tierra y he acabado el trabajo que me diste que hiciera."

Del Éxito a la Importancia

Waldrop dijo que en su carrera ha empleado una gran cantidad de tiempo trabajando con hombres. Dijo que ha notado que alrededor de la edad de 50 años, la pregunta que hacen los hombres comienza a cambiar. La pregunta deja de ser acerca del éxito y se convierte más y más acerca de la importancia. Los hombres comienzan a darse cuenta, mientras el fin de sus vidas se acerca, que la pregunta ¿Ha sido mi vida un éxito? comienza a parecer sin mucho significado, comparada con la pregunta ¿Ha sido mi vida importante? ¿He usado mi tiempo en las cosas que más importan? Una de mis metas esta mañana es conseguir que usted haga esa pregunta antes que llegue a los 50, o para algunos de ustedes, después que cumplan los 50.

Esta no es una pregunta fácil. Y no pienso que Dios quiere que sea fácil. Pienso que lo que Dios quiere es que nos humillemos delante de El y presentemos nuestros cuerpos –nuestras vidas– como sacrificios vivos para que El nos use de cualquier manera, dondequiera y en todo el tiempo que sea su voluntad, para el bienestar del mundo y para la gloria de su nombre.

El quiere que sus hijos, tan pronto como conocen a Cristo como Señor y Salvador estén orando: “Jesús, yo iré a donde quieras y haré todo lo que tú digas en todo tiempo. Solamente enséñame y ayúdame. Quiero que mi vida cuente para ti en medio de toda la pobreza espiritual y material del mundo.”

El quiere que los adultos en todas las profesiones oren diciendo: “Habla, Señor, que tu siervo escucha. Deseo permanecer en este trabajo para tu gloria. Estoy dispuesto a ir a cualquier nueva frontera para tu gloria. Pero lo que quiera que hagas, Señor, no me dejes desperdiciar mi vida en actividades insignificantes. No me dejes vivir en abundancia mientras millones viven sin Cristo y sin esperanza. Déjame completar el trabajo que me diste y hacerlo para tu gloria.

La vida es muy corta. «¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece» (Santiago 4:14) Y la eternidad es muy larga. ¿Estás viviendo tu vida como si fuera un soplo de vapor justamente antes del gozo eterno? ¿O estás viviendo tu vida como si fuera la única oportunidad que tendrás para estar cómodo, la única oportunidad que tendrás para comprar cosas divertidas, la única oportunidad que tendrás de obtener un hogar, para alejarte de todo, la única oportunidad de comprar tu cabaña soñada, la única oportunidad de jugar juegos?

Nuestra Necesidad de Quietud y Reflexión

Una de las razones por las cuales invertimos nuestras vidas en cosas insignificantes, es que nunca tenemos la quietud necesaria para que las grandes realidades lleguen a nosotros. Estamos siempre en movimiento. Siempre de prisa. O cuando nos detenemos, es para encender la radio o la televisión y dejar que la prisa de alguien más llene nuestras mentes.

El Salmo 46:10 dice: «Estad quietos, (no te esfuerces, no te apures, permanece quieto, permanece en silencio)y conoced que yo soy Dios; (probablemente es una promesa)seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra»

Lo que el texto dice es que el revolucionario impacto de la supremacía de Dios en el mundo, y su inevitable triunfo sobre las naciones, la venida de su reino glorioso de justicia y paz y el impacto de esta maravillosa realidad, no nos alcanza, no nos mantiene y no nos forma mientras no estemos quietos, y en silencio delante de Dios. DIOS impacta en nosotros en la quietud. Si quieres que tu vida tenga significado, tienes que dejar de correr, dejar de apurarte y apagar la televisión y la radio, estar solo y quieto y dejar que las enormes realidades de la perdición humana y el juzgar eternamente y el gozo sin fin y el triunfo universal de Dios se apoderen de ti y cambien tu vida.

Quietud y Silencio, Siete Millas Sobre la Tierra

Las grandes y significativas realidades de la vida se apoderan de nosotros en momentos de quietud y silencio delante del Señor. Esto me sucede cuando dejo mi hogar y estoy solo, especialmente cuando estoy volando en un aeroplano. El viernes por la noche volé desde Boston. Así tuve dos horas y media, a siete millas sobre la tierra en la obscuridad del cielo, para pensar acerca de mi vida, mi familia y mi ministerio. Minneapolis se veía muy pequeña y el cielo sobre ella muy grande. Y sentí nuevamente la imponente emoción de que en un suspiro estaría en la presencia de Jesús. Y que daría cuenta a Dios de mi vida. Y que los años que me restan por vivir se miraban muy cortos.

Había pasado el día jueves visitando Nothampton, MA. Donde Jonathan Edwards predicó por 23 años, y también Stockbridge donde ministró a los indígenas por ocho años y escribió The Freedom of the Will, Original Sin y The End of Which God Created the World; y también visité South Windsor CT. donde él nació. Vi un enorme árbol de roble en el patio de la iglesia donde su padre fue pastor y me enteré de que era muy viejo, estaba allí desde los 1700 y al cual probablemente Jonathan Edwards se trepaba cuando era un muchacho.

Y en el aeroplano pensé profundamente que Edwards ya no está, pero que su vida fue real- mente importante. El supo cómo permanecer quieto y saber que Dios es Dios. Muy pocos en la historia de América, han sabido mejor que él que Dios es Dios. Dejó detrás de él un inmenso legado de fidelidad que exalta a Dios.

En la quietud de esos momentos en el avión, (y otros más iguales el día de ayer) algunas cosas se hicieron muy claras. Solamente menciono esto con la esperanza de que te con-mueva y permanezca al final de esta conferencia de misiones, para ver si Dios desea hacer una corrección a la mitad del curso de tu vida.

Lo que hizo claro en esa quietud se hizo claro, al menos en esto: Quiero dejar cuatro hijos centrados en Dios; quiero dejar una esposa amada, respetada y afable; quiero dejar una iglesia con fuertes bases bíblicas, que exalte a Dios, radicalmente obediente y que se regocije en el Señor; quiero dejar un testimonio escrito de la verdad, de la supremacía y de la belleza de Dios, y del valor de Dios en todo lo que vive. Y para ese fin, quiero mantener mi vida por encima del amor al dinero, por encima de la alabanza de los hombres y del poder de una posición, y de toda impureza que pueda apagar mi deleite en Dios.

Si esta mañana permaneces quieto, y sabes que Dios es Dios y que El será exaltado entre las naciones, que su reino es un reino eterno, que tu vida aquí es muy corta, entonces verás lo que tu vida se supone que sea. Dios hará que tu evidencia única sea clara.

Dios es tu Refugio y Fortaleza

Y tú seguirás su dirección si crees que El es tu refugio y fortaleza, lo cual es lo que el versículo 1 dice: «Dios es tu refugio y fortaleza» La gente se aleja de los riesgos de la importancia y prefiere la breve seguridad del éxito porque realmente no creen esto: que Dios es su fortaleza y Dios es su refugio, y Dios es su defensor y su refrigerio.

Pero yo quiero que lo creas. Mira a la conexión de los versículos 2 y 3 con el versículo 6: «…aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas…» Las palabras “traspasar” y “bramar” en el idioma hebreo significan lo mismo que las usadas en el versículo 6 “bramaron” las naciones y “titubearon” los reinos.

El punto al usar estas mismas palabras es para enseñarnos que aunque la amenaza venga de la naturaleza (terremotos, inundaciones y tormentas –versículos 1-3) o de la agitación política, o de la guerra (versículo 6); o si nuestro mundo es sacudido por la naturaleza o por las naciones, Dios es nuestro refugio.

Y no solamente un refugio, sino una fuerza activa y una fuente de paz y de refrigerio. El versículo 6b dice que la respuesta de Dios al furor de las naciones es esta: «Dio El su voz y se derritió la tierra» Su respuesta a los mares peligrosos, a su bramido y turbulencia de sus aguas es convertirse en otra clase de agua para nosotros (versículo 4) no un mar tumultuoso, sino un rio cuyas corrientes hacen alegrarse a la ciudad de Dios.

Este es el secreto esta mañana, sin importar si escoges la importancia o el éxito fácil. Los riesgos de la importancia, vienen a no ser ningún riesgo si tú crees que Dios es tu refugio y fortaleza y tu defensor y tu refrigerio. Oro para que tú lo creas y para que Dios aclare el camino a la importancia.


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