Juan el Bautista y la camada de víboras

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Juan da la razón por la cual los judíos no deben confiar en su judaísmo: "Porque os digo que poderoso es Dios para levantar hijos de estas piedras a Abraham". Esta es una declaración tremendamente reveladora. Lo primero que revela es que Juan y los judíos están de acuerdo en algo. Están de acuerdo en que debe haber hijos de Abraham para heredar las promesas, de lo contrario la palabra de Dios fallaría. Están de acuerdo en que la palabra de Dios nunca fallará y que siempre habrá hijos de Abraham para heredar las promesas.  
Juan da la razón por la cual los judíos no deben confiar en su judaísmo: "Porque os digo que poderoso es Dios para levantar hijos de estas piedras a Abraham". Esta es una declaración tremendamente reveladora. Lo primero que revela es que Juan y los judíos están de acuerdo en algo. Están de acuerdo en que debe haber hijos de Abraham para heredar las promesas, de lo contrario la palabra de Dios fallaría. Están de acuerdo en que la palabra de Dios nunca fallará y que siempre habrá hijos de Abraham para heredar las promesas.  
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<p>Pero la segunda cosa que revela la declaración de Juan es un profundo desacuerdo con los judíos si comienzan a confiar en su judaísmo. No están de acuerdo sobre ''la libertad y el poder de Dios''. Algunos de los judíos piensan que en virtud de su judaísmo físico tienen a Dios en un rincón. Él ''debe'' bendecirlos. Él ''no puede'' derramar ira sobre ellos, porque siempre cumple su palabra. Así que finalmente no importa si están arrepentidos o no. No confían en la misericordia de Dios, sino en su propia distinción étnica humana. Lo que no ven, y lo que Juan les muestra, es que Dios no está tan encasillado como ellos piensan. Él es capaz tanto de cumplir sus promesas a Abraham como de poner fin a su jactancia, en su descendencia física de Abraham. ¿Cómo? Él puede aniquilarlos en su ira, y levantar de la nada un nuevo pueblo para sí mismo que produzca los frutos del arrepentimiento y confíe no en sí mismo, sino solo en la misericordia gratuita de Dios.  
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Pero la segunda cosa que revela la declaración de Juan es un profundo desacuerdo con los judíos si comienzan a confiar en su judaísmo. No están de acuerdo sobre la libertad y el poder de Dios. Algunos de los judíos piensan que en virtud de su judaísmo físico tienen a Dios en un rincón. Él debe bendecirlos. Él no puede derramar ira sobre ellos, porque siempre cumple su palabra. Así que finalmente no importa si están arrepentidos o no. No confían en la misericordia de Dios, sino en su propia distinción étnica humana. Lo que no ven, y lo que Juan les muestra, es que Dios no está tan encasillado como ellos piensan. Él es capaz tanto de cumplir sus promesas a Abraham como de poner fin a su jactancia, en su descendencia física de Abraham. ¿Cómo? Él puede aniquilarlos en su ira, y levantar de la nada un nuevo pueblo para sí mismo que produzca los frutos del arrepentimiento y confíe no en sí mismo, sino solo en la misericordia gratuita de Dios.  
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</p><p>Lo que estos judíos habían olvidado, y es lo que todas las personas olvidan cuando tratan de obligar a Dios por cualquiera de sus distintivos humanos o esfuerzos humanos, es que olvidaron la libertad de Dios para tener misericordia de quien quiera. Olvidaron el poder de Dios, quien siempre puede encontrar una manera de reprender la autosuficiencia humana mientras cumple sus promesas. Así que el versículo 9 repite la advertencia implícita en el versículo 7. "Aun ahora el hacha está puesta a la raíz de los árboles; Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego". No confíes en el tipo de árbol que eres. Si no hay fruto que concuerde con el arrepentimiento, serás destruido. No importa si el árbol es judío o gentil; Lo que importa es el arrepentimiento y su fruto.  
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</p><p>Permítanme concluir definiendo de nuevo el arrepentimiento, ahora que hemos visto de una manera nueva aquello de lo que los judíos estaban siendo llamados ''a apartarse'', y a lo que estaban siendo llamados ''a volverse''. Debería hacernos temblar pensar que un pueblo que tenía una conciencia de Dios tan fuerte y que creía que Dios cumpliría sus promesas podría, sin embargo, ser llamado una "camada de serpientes" y ser amenazado con el fuego del infierno. ¿No hay personas religiosas hoy en día que no creen mucho en esto, pero se sienten seguras? Debemos mirar con mucho cuidado para ver qué es el arrepentimiento aquí, para que nosotros también podamos huir de la ira venidera. En vista de lo que hemos visto en la advertencia de Juan, yo definiría el arrepentimiento de la siguiente manera: El arrepentimiento es ''alejarse'' de toda confianza en lo que soy por nacimiento (como judío o gentil) o en lo que he hecho por mi propio esfuerzo, y ''volverme'' a la misericordia absolutamente gratuita de Dios para la esperanza de la salvación. La misericordia, por su propia naturaleza, no puede ser constreñida u obligada por las particularidades o esfuerzos humanos. Como dice Pablo en Romanos 9:15, 16, "Dice Dios: 'Tendré misericordia del que tenga misericordia, y tendré compasión del que tenga compasión'. Por lo tanto, no depende de la voluntad o el esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios". Pero para nuestro consuelo y seguridad, Dios ha revelado que hay una cosa que siempre recibe misericordia, y es la ''confianza en la misericordia'', que es lo que el Nuevo Testamento quiere decir con ''fe''.  
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Lo que estos judíos habían olvidado, y es lo que todas las personas olvidan cuando tratan de obligar a Dios por cualquiera de sus distintivos humanos o esfuerzos humanos, es que olvidaron la libertad de Dios para tener misericordia de quien quiera. Olvidaron el poder de Dios, quien siempre puede encontrar una manera de reprender la autosuficiencia humana mientras cumple sus promesas. Así que el versículo 9 repite la advertencia implícita en el versículo 7. "Aun ahora el hacha está puesta a la raíz de los árboles; Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego". No confíes en el tipo de árbol que eres. Si no hay fruto que concuerde con el arrepentimiento, serás destruido. No importa si el árbol es judío o gentil; Lo que importa es el arrepentimiento y su fruto.  
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</p><p>El arrepentimiento, por lo tanto, es la alteración de aquello en lo que confiamos en la vida, en lo que esperamos, con lo que contamos para la salvación en la era venidera y para la ayuda ahora. El arrepentimiento que conduce al perdón de los pecados es alejarse de lo que somos por nacimiento, o lograr por esfuerzo para confiar totalmente en la misericordia, la gracia gratuita y soberana de Dios.  
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</p><p>Hay un estilo de vida que sigue a ese arrepentimiento, con la misma seguridad que los gatos tienen gatitos y los perros tienen cachorros. Pero hablaremos de eso la próxima semana en los versículos 10 al 14.
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Permítanme concluir definiendo de nuevo el arrepentimiento, ahora que hemos visto de una manera nueva aquello de lo que los judíos estaban siendo llamados a apartarse, y a lo que estaban siendo llamados a volverse. Debería hacernos temblar pensar que un pueblo que tenía una conciencia de Dios tan fuerte y que creía que Dios cumpliría sus promesas podría, sin embargo, ser llamado una "camada de serpientes" y ser amenazado con el fuego del infierno. ¿No hay personas religiosas hoy en día que no creen mucho en esto, pero se sienten seguras? Debemos mirar con mucho cuidado para ver qué es el arrepentimiento aquí, para que nosotros también podamos huir de la ira venidera. En vista de lo que hemos visto en la advertencia de Juan, yo definiría el arrepentimiento de la siguiente manera: El arrepentimiento es alejarse de toda confianza en lo que soy por nacimiento (como judío o gentil) o en lo que he hecho por mi propio esfuerzo, y volverme a la misericordia absolutamente gratuita de Dios para la esperanza de la salvación. La misericordia, por su propia naturaleza, no puede ser constreñida u obligada por las particularidades o esfuerzos humanos. Como dice Pablo en Romanos 9:15, 16, "Dice Dios: 'Tendré misericordia del que tenga misericordia, y tendré compasión del que tenga compasión'. Por lo tanto, no depende de la voluntad o el esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios". Pero para nuestro consuelo y seguridad, Dios ha revelado que hay una cosa que siempre recibe misericordia, y es la confianza en la misericordia, que es lo que el Nuevo Testamento quiere decir con fe.  
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El arrepentimiento, por lo tanto, es la alteración de aquello en lo que confiamos en la vida, en lo que esperamos, con lo que contamos para la salvación en la era venidera y para la ayuda ahora. El arrepentimiento que conduce al perdón de los pecados es alejarse de lo que somos por nacimiento, o lograr por esfuerzo para confiar totalmente en la misericordia, la gracia gratuita y soberana de Dios.  
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Hay un estilo de vida que sigue a ese arrepentimiento, con la misma seguridad que los gatos tienen gatitos y los perros tienen cachorros. Pero hablaremos de eso la próxima semana en los versículos 10 al 14.
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Revisión de 11:42 25 mar 2024

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Por John Piper sobre Arrepentimiento
Una parte de la serie The Gospel of Luke

Traducción por Silvia Griselda Buongiorne


Mensaje del domingo por la tarde

Lucas 3:1-9

En el año quince del reinado de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y Traconitis, y Lisanias tetrarca de Abilene, en el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan hijo de Zacarías en el desierto; Y recorrió toda la región alrededor del Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías: "Voz del que clama en el desierto: Prepara el camino del Señor, endereza sus sendas. Todo valle será llenado, y todo monte y collado será abatido, y lo torcido será enderezado, y los caminos escabrosos serán allanados; Y toda carne verá la salvación de Dios. Y dijo a las multitudes que salían a ser bautizadas por él: ¡Camada de víboras! ¿Quién os advirtió que huyerais de la ira venidera? Llevad frutos dignos de arrepentimiento, y no empecéis a deciros a vosotros mismos: "Tenemos a Abraham por padre"; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham con estas piedras. Aun ahora el hacha está puesta a la raíz de los árboles; Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego".

Contenido

La Palabra de Dios enraizada en la verdad histórica

Nunca he estado de acuerdo con aquellas personas en la historia de la iglesia que rechazaron toda ficción como algo inútil para que los cristianos la leyeran, ya que no es fáctica sino engañosa. Es cierto que los novelistas, los poetas y los cuentistas pueden engañar, pero no es el caso de todos los escritores de ficción. De hecho, los más grandes novelistas tienen su objetivo no de engañar sino de desengañar, es decir, de utilizar el medio de una historia poderosa para desenmascarar nuestras hipocresías y locuras y llevar a casa una gran verdad. Por supuesto, no es el tipo de verdad que se obtiene en un informe judicial: datos fácticos de eventos que realmente sucedieron. Es la verdad moral, o la verdad sobre la naturaleza humana.

Ha habido personas que quieren ver los evangelios del Nuevo Testamento de esa manera. Dicen que los datos fácticos sobre los eventos que realmente sucedieron no son importantes; Lo que importa es la verdad moral, la comprensión de la naturaleza humana, los ideales reflejados. Ese sería un punto de vista apropiado si los autores de nuestros evangelios tuvieran la intención de escribir de esa manera. Pero no puedes leer Lucas 3:1 y 2 y pasar por alto el punto del autor, es decir, las personas de estos relatos eran tan reales como tu vecino de al lado, el tiempo y el lugar de estos eventos no están en mi imaginación, sino en el flujo de la historia del mundo. El ministerio de Juan el Bautista tiene tanta realidad en el tiempo y en el espacio como los gobernantes de los que se puede leer en los libros de historia. Es como si alguien te dijera dentro de 30 años, John Piper vino de la academia Betel a la Iglesia Bautista Belén, cuando Jimmy Carter era presidente de los Estados Unidos, y Al Quie era gobernador de Minnesota, y Donald Fraser era alcalde de Minneapolis, y David Durenberger y Rudy Boschwitz eran senadores de los Estados Unidos en Minnesota y Warren Magnuson era el Secretario General de la Asociación General Bautista, y Dick Turnwall era el Ministro Ejecutivo de la Conferencia Bautista de Minnesota. Para la mayoría de Uds., eso ubicaría mi llegada a esta iglesia directamente en la historia real y recordada. Y eso es lo que Lucas estaba haciendo por Teófilo, quien era probablemente, un funcionario romano.

Por lo tanto, el tiempo y el lugar del comienzo del ministerio de Juan están fijados para nosotros en relación con personas y lugares históricos conocidos. El decimoquinto año del reinado de Tuberias fue el año 27 o 28 d.C., y el lugar de la aparición de Juan fue fuera del desierto a toda la región alrededor del río Jordán.

Ahora, lo que hace que este evento sea significativo es lo que vemos en la última parte del versículo 2: "La palabra de Dios vino a Juan". Como todos los profetas del Antiguo Testamento, la autoridad y el poder de Juan no provenían de sí mismo, sino de Dios. Lucas 1:15 dice que fue lleno del Espíritu desde el vientre de su madre. Y así que ahora viene a predicar con una palabra de Dios y en el poder del Espíritu de Dios. Eso significa que a pesar de que vivimos 2.000 años después, es mejor que escuchemos el mensaje de Juan porque es el mensaje de Dios , y no hay nada que necesitemos más que una palabra clara de Dios para nuestras almas.

El bautismo de arrepentimiento de Juan

En el versículo 3 la predicación de Juan se describe como un "bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados". En el capítulo 1, el ángel Gabriel le había dicho a Zacarías cuál sería el ministerio de Juan, y sus palabras explican lo que Lucas quiere decir con arrepentimiento en 3:3. "Hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los desobedientes a la sabiduría de los justos" (Lucas 1:16, 17). Nótese la repetición de la palabra volverse: hará que muchos de los israelitas se conviertan al Señor su Dios. Él hará cambiar el corazón de los padres y volverá a los desobedientes. Este es el significado del arrepentimiento: un cambio en la dirección de nuestra vida y de los afectos de nuestro corazón, para que nos orientemos hacia Dios y amemos las cosas que Él ama. Juan promete al pueblo el "perdón de los pecados" en respuesta a su arrepentimiento, a su conversión a Dios, pero los llama a demostrar la seriedad de su conversión aceptando el bautismo en el Jordán.

Esta fue una demanda notable de Juan a sus parientes judíos. En el contexto en el que Juan vivió, el bautismo tenía un significado principal entre los judíos: era el rito simbólico por el que tenían que pasar los prosélitos para convertirse en judíos. Esto hizo que el bautismo de Juan fuera muy ofensivo. Implicaba que a menos que los judíos estuvieran dispuestos a arrepentirse, no eran realmente judíos y no podían contar con las bendiciones prometidas que Dios había hecho a su pueblo elegido. O para decirlo de otra manera, al llamar a los judíos a aceptar un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados, Juan les estaba diciendo que no pueden confiar en su judaísmo para la salvación; tienen que ser cambiados en su corazón hacia Dios.

Y la interpretación de Lucas del bautismo de Juan es que implicaba que el camino estaba abierto para que los gentiles se arrepintieran y fueran perdonados. Si el judaísmo no salva, entonces el gentilismo no condena necesariamente: el asunto es el arrepentimiento hacia Dios. La forma en que Lucas nos muestra que el bautismo y la predicación de Juan tenían este significado es en la cita que cita de Isaías en los versículos 4-6. Una de las maneras de averiguar cuál es el punto especial que Lucas quiere hacer es comparar su relato con el de Mateo y el de Marcos y ver lo que Lucas añade u omite. Los tres, Mateo, Marcos y Lucas, citan Isaías 40:3 como una descripción del ministerio de Juan: "Voz del que clama en el desierto: prepara el camino del Señor, endereza sus sendas" (cf. Mateo 3:3, Marcos 1:3). Pero Lucas es el único que continúa citando Isaías 40:4, 5: "Todo valle será llenado, y todo monte será abatido, y lo torcido será enderezado, y los caminos ásperos serán allanados, y toda carne verá la salvación de Dios". ¿Por qué Lucas citó Isaías 40:4 y 5? Creo que la razón era señalar que el arrepentimiento que Juan estaba comenzando a predicar y la salvación que Jesús traerá es para toda carne, no solo para Israel. Se bajan los montes, se enderezan los caminos torcidos, se allanan los caminos ásperos, para que toda carne, toda la gente, pueda ver y tener acceso a la salvación.

Hay una confirmación realmente interesante de que esto es justo lo que Lucas está tratando de transmitir aquí. La palabra griega para salvación en Lucas 3:6 no es la más común, sino una rara que aparece en los dos volúmenes de Lucas, Lucas-Hechos, solo tres veces: aquí, en 2:30, y en Hechos 28:28. Nótese que el punto en cada lugar es enfatizar que ahora la salvación está siendo claramente disponible tanto para los gentiles como para los judíos. En Lucas 2:30, 31 Simeón dice del niño Jesús: "Mis ojos han visto tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos, luz para revelación a los gentiles". Y en Hechos 28:28 Pablo dice a los judíos que rechazaron el Evangelio: "Sepan que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles; Escucharán". Así que Lucas comienza y termina su gran obra de dos volúmenes con este énfasis: la salvación que Jesús trae es para todos los hombres, y cualquier intento de limitar su proclamación o efecto a cualquier grupo o grupos étnicos es erróneo.

Así que creo que Lucas nos confirma que el bautismo de Juan implica tanto que el judaísmo no es garantía de salvación como que el no ser judío sea un obstáculo para la salvación; lo que importa es el arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El mensaje de Juan a la camada de víboras

Ahora, fíjense que Juan ni siquiera ha hablado todavía. Todo hasta ahora ha sido la descripción e interpretación de Lucas del ministerio de Juan. Ahora deja hablar a Juan. Y lo que escuchamos es una confirmación de lo que ya hemos escuchado de Lucas. Versículo 7: "Y dijo a las multitudes que salían a ser bautizadas por él: ¡Camada de víboras! ¿Quién os advirtió que huyerais de la ira venidera?" Con esta primera frase, Juan hace cuatro cosas. Primero, le dice sin rodeos a toda la multitud que están en una condición podrida. Sois una camada de serpientes. ¿Qué significa eso para los judíos educados en el Antiguo Testamento? En Génesis 3 Satanás es representado como una serpiente o una víbora, y Dios le dice a la serpiente: "Pondré enemistad entre . . . tu simiente y la simiente de ella" (Génesis 3:15). Así que cuando alguien decía que eran la simiente o la cría de una víbora, era lo mismo que decir que eran hijos del diablo. Eso es exactamente lo que Jesús dijo en Juan 8:43ss. a otra multitud: "¿Por qué no entiendes lo que digo? Es porque no soportas escuchar mi palabra. Tú eres de tu padre el diablo, y tu voluntad es hacer los deseos de tu padre". Así que la primera palabra de Juan es una acusación a sus oyentes: ustedes son personas en las garras de Satanás. Ustedes son sus hijos con su naturaleza.

Segundo, Juan advierte que hay una ira venidera. Dios traerá juicio sobre Satanás y todos sus aliados. En el versículo 17 Juan describe la venida del Mesías de esta manera: "Su aventador está en su mano, para limpiar su era y recoger el trigo en su granero, pero la paja la quemará con fuego inextinguible". Hay trigo y hay paja. Hay hijos de Dios e hijos de la víbora, y el uno será recogido en el granero del cielo y el otro arrojado al fuego del infierno. Así que Juan advierte que hay una ira venidera que hace que la situación de las serpientes sea extremadamente precaria.

Tercero, Juan menciona que hay un escape de esa ira. Puedes huir de ella, y las serpientes están huyendo en la dirección correcta, es decir, al bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Cuando Dios perdona los pecados, es lo mismo que quitar Su ira. Ya no hay condenación para los que se arrepienten y reciben el perdón.

Finalmente, Juan insinúa, por su pregunta, que la decisión de la multitud de venir a él en busca de salvación no fue algo a lo que llegaron por su cuenta. Alguien les mostró que tenían que arrepentirse. Entiendo que la pregunta de Juan significa algo como esto: "Bueno, de todas las cosas, los hijos del diablo están huyendo de la ira inminente. ¿Quién podría haberte dejado claro que necesitabas arrepentirte?" Juan está asombrado, creo, de que realmente se hayan dado cuenta de su necesidad de huir de la ira de Dios. No era poca cosa para un judío admitir que estaba bajo la ira de Dios y que podía ser quemado como tamo en un fuego inextinguible. Pero aquí estaban ofreciéndose para el bautismo de Juan. Y Juan se asombra. Si pudiéramos preguntarle a Juan: "¿Cuál es la respuesta a tu pregunta: ¿Quién les advirtió que huyeran?", ¿qué habría dicho? Creo que él hubiera dicho: "Dios les advirtió". Si Jesús dijo: "Nadie puede venir a mí si el Padre no lo trajere", entonces seguramente sería cierto antes que ningún hijo de la víbora puede llegar al arrepentimiento a menos que Dios lo atraiga. Así que, de una manera indirecta, la pregunta de Juan era dar tributo a la gracia de Dios por impresionar a estas personas con su necesidad de salvación.

Los hijos de Abraham

Ahora, en el versículo 8, Juan trata de dar a estas serpientes una nueva imagen de lo que son. Ya no sois serpientes venenosas ahora que os arrepintáis, sois árboles fructíferos. Hay frutos que provienen del arrepentimiento genuino. Comienza a dar ese fruto como testimonio a los demás y a tu propia conciencia de que realmente te has vuelto a Dios. Él explica algo de lo que es ese fruto en los versículos 10-14, pero primero da una advertencia. Es esta advertencia en el versículo 8 la que nos confirma la explicación anterior de Lucas sobre el bautismo de Juan, a saber, que el judaísmo no es garantía de salvación, y que el no ser judío sea un obstáculo para la salvación.

Juan dice en el versículo 8: "No empecéis a deciros a vosotros mismos: 'Tenemos a Abraham por padre'". No dejes que la vieja serpiente siembre la semilla engañosa en tu mente: "¡Oye! ¡Qué estoy haciendo aquí en este río siendo bautizado como un gentil común! ¿Quién se cree que le está diciendo a los hijos de Abraham que estamos en la misma barca que el resto del mundo y que estamos bajo la ira de Dios? ¿Por qué, no hemos aprendido desde que éramos pequeños la palabra de Dios a Abraham en Génesis 17:7 y 8? »Estableceré mi pacto entre mí y tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones, por un pacto perpetuo, de ser Dios para ti y para tu descendencia después de ti. Y te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán como posesión eterna; y yo seré su Dios'. Entonces , ¿cómo puede un hijo de Abraham preocuparse por ser arrastrado como tamo por la ira de Dios?" Juan está advirtiendo a los judíos que tal línea de razonamiento es un gran error. Una persona nunca debe pensar que cualquier distintivo meramente humano (como el judaísmo) puede obligar a Dios a bendecir. Los judíos son un gran libro de lecciones para todos nosotros que tendemos a confiar en cualquier cosa para la salvación que no sea la misericordia de Dios.

Juan da la razón por la cual los judíos no deben confiar en su judaísmo: "Porque os digo que poderoso es Dios para levantar hijos de estas piedras a Abraham". Esta es una declaración tremendamente reveladora. Lo primero que revela es que Juan y los judíos están de acuerdo en algo. Están de acuerdo en que debe haber hijos de Abraham para heredar las promesas, de lo contrario la palabra de Dios fallaría. Están de acuerdo en que la palabra de Dios nunca fallará y que siempre habrá hijos de Abraham para heredar las promesas.

La libertad y el poder de Dios

Pero la segunda cosa que revela la declaración de Juan es un profundo desacuerdo con los judíos si comienzan a confiar en su judaísmo. No están de acuerdo sobre la libertad y el poder de Dios. Algunos de los judíos piensan que en virtud de su judaísmo físico tienen a Dios en un rincón. Él debe bendecirlos. Él no puede derramar ira sobre ellos, porque siempre cumple su palabra. Así que finalmente no importa si están arrepentidos o no. No confían en la misericordia de Dios, sino en su propia distinción étnica humana. Lo que no ven, y lo que Juan les muestra, es que Dios no está tan encasillado como ellos piensan. Él es capaz tanto de cumplir sus promesas a Abraham como de poner fin a su jactancia, en su descendencia física de Abraham. ¿Cómo? Él puede aniquilarlos en su ira, y levantar de la nada un nuevo pueblo para sí mismo que produzca los frutos del arrepentimiento y confíe no en sí mismo, sino solo en la misericordia gratuita de Dios.

Lo que estos judíos habían olvidado, y es lo que todas las personas olvidan cuando tratan de obligar a Dios por cualquiera de sus distintivos humanos o esfuerzos humanos, es que olvidaron la libertad de Dios para tener misericordia de quien quiera. Olvidaron el poder de Dios, quien siempre puede encontrar una manera de reprender la autosuficiencia humana mientras cumple sus promesas. Así que el versículo 9 repite la advertencia implícita en el versículo 7. "Aun ahora el hacha está puesta a la raíz de los árboles; Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego". No confíes en el tipo de árbol que eres. Si no hay fruto que concuerde con el arrepentimiento, serás destruido. No importa si el árbol es judío o gentil; Lo que importa es el arrepentimiento y su fruto.

Permítanme concluir definiendo de nuevo el arrepentimiento, ahora que hemos visto de una manera nueva aquello de lo que los judíos estaban siendo llamados a apartarse, y a lo que estaban siendo llamados a volverse. Debería hacernos temblar pensar que un pueblo que tenía una conciencia de Dios tan fuerte y que creía que Dios cumpliría sus promesas podría, sin embargo, ser llamado una "camada de serpientes" y ser amenazado con el fuego del infierno. ¿No hay personas religiosas hoy en día que no creen mucho en esto, pero se sienten seguras? Debemos mirar con mucho cuidado para ver qué es el arrepentimiento aquí, para que nosotros también podamos huir de la ira venidera. En vista de lo que hemos visto en la advertencia de Juan, yo definiría el arrepentimiento de la siguiente manera: El arrepentimiento es alejarse de toda confianza en lo que soy por nacimiento (como judío o gentil) o en lo que he hecho por mi propio esfuerzo, y volverme a la misericordia absolutamente gratuita de Dios para la esperanza de la salvación. La misericordia, por su propia naturaleza, no puede ser constreñida u obligada por las particularidades o esfuerzos humanos. Como dice Pablo en Romanos 9:15, 16, "Dice Dios: 'Tendré misericordia del que tenga misericordia, y tendré compasión del que tenga compasión'. Por lo tanto, no depende de la voluntad o el esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios". Pero para nuestro consuelo y seguridad, Dios ha revelado que hay una cosa que siempre recibe misericordia, y es la confianza en la misericordia, que es lo que el Nuevo Testamento quiere decir con fe.

El arrepentimiento, por lo tanto, es la alteración de aquello en lo que confiamos en la vida, en lo que esperamos, con lo que contamos para la salvación en la era venidera y para la ayuda ahora. El arrepentimiento que conduce al perdón de los pecados es alejarse de lo que somos por nacimiento, o lograr por esfuerzo para confiar totalmente en la misericordia, la gracia gratuita y soberana de Dios.

Hay un estilo de vida que sigue a ese arrepentimiento, con la misma seguridad que los gatos tienen gatitos y los perros tienen cachorros. Pero hablaremos de eso la próxima semana en los versículos 10 al 14.


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