La raíz de la ira pecaminosa

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English: The Root of Sinful Anger

© Desiring God

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Por David Powlison sobre Enojo
Una parte de la serie Ask Pastor John

Traducción por Laura Coloma


Transcripción del audio

Hace unos años atrás tuve la oportunidad de sentarme junto con algunos amigos nuestros en la Fundación de Asesoría y Educación Cristiana, CCEF por sus siglas en inglés, en Filadelfia. Me senté con David Powlison, un consejero bíblico y uno de mis autores favoritos. Le pregunté al Dr. Powlison, “¿Qué es la ira pecaminosa y qué expresa?” Esto es lo que dijo:

La ira pecaminosa expresa el hecho que no estoy contento con lo que está pasando contigo en el momento, contigo patán, o cualquier variante como esta. La mitología griega o la nórdica son buenas en esto. Asumen que un Zeus o un Thor o cualquier otro individuo lanza truenos y relámpagos porque el mundo no sigue el camino que él quiere. Y la Biblia entra en esta metáfora que capta la mitología y nos coloca justo en el asiento de los constructores del reino, a los que intentan vivir por mi camino y a los que, cuando mi voluntad todopoderosa es cruzada, les lanzo relámpagos, a todos los infractores, o me enfado o soy pasivo-agresivo de alguna forma y demuestro que no me están dando lo que quiero – que de alguna manera están en problemas.

Así que la Biblia tiene este análisis de la rabia pecaminosa que es absolutamente certero, que examina el corazón y destruye el orgullo. Uno de los que he encontrado más crítico y por convicción más alimentador es el de Santiago 4:12, donde Santiago dice - y está dentro del contexto de la ira y el conflicto interpersonal y toda clase de inquietudes y peleas y desacuerdos – “Solo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?” Y es uno de esos que desprende la historia en primera plana y lleva al fondo de la historia detrás de la ira. Ver el núcleo interno de la ira es de gran ayuda para la santificación, para la asesoría pastoral, la predicación, etc.

Lo comparo con un típico conflicto interpersonal entre padre-hijo o esposo-esposa. A veces tomo dos libros que están cerca, dos libros gruesos y los golpeo uno contra el otro, cubierta con cubierta, ¿sabes? Este es el conflicto y ¿por qué peleamos? Y este libro dice, “Peleamos por ti.” Y este libro dice, “Peleamos por ti.” Y el Señor abre los libros para mostrar el corazón y dice, “Están peleando por ustedes. Están peleando por su corazón.” Aun cuando la otra persona no esté actuando correctamente y, de hecho, esté haciendo algo malo, la ira pecaminosa es una expresión de que estás haciendo el papel de Dios de acuerdo con lo que dice Santiago 4:12. ¿Quién eres si juzgas a tu prójimo? ¿Quién eres si hablas mal de él? Pues eres Dios. Actúas como si fueses el dador de la ley y juez.

Ese núcleo interno de la ira es algo que ningún libro de auto ayuda de Barnes & Noble[1] o Amazon te explicará. Como esas cosas son del punto de vista bíblico, es totalmente obvio y causal de sensatez ser capaz de ver que las portadas del corazón humano han sido desprendidas. El libro está abierto. Puedo preguntar, “¿Por qué estoy amargado? ¿Y por qué tengo ese tono cortante sarcástico en mi voz? ¿Y por qué grito y hay un tono de desprecio real o indignación hacia la persona con la que estoy enfadado?” Y mientras abres el libro realmente en la forma como Dios lo abre, te ves a ti mismo – ves que hay orgullo, que estás haciendo el papel de Dios, que la pasión por que se haga tu voluntad ha tomado el control.

La ira divina es una de esas cosas que está a milímetros de distancia y al mismo tiempo está a 10 millones de millas. Uno de los ejemplos que me gusta analizar es que tanto Satanás como Jesús señalan nuestros pecados y expresan ira. Pero Satanás expresa su ira impulsado por el orgullo y su propia voluntad y condena hacia sus propios intereses. Cristo expresa una ira santa hacia la gloria de Dios, la cual es una ira que ha escogido para sobrellevar la furia él mismo. Y así, ambos señalan lo que está mal, pero una voz lo hace de manera correcta. La bitácora no está en los ojos de Jesús cuando mira nuestras manchas. Él no meterá su dedo en nuestros ojos para escarbar alrededor y deshacerse de las manchas; mientras que la ira pecaminosa irá a pegarte en los ojos.

Ambas tienen que ver con el bien y el mal. Ahora, la ira justa, por lo general, ve el bien y el mal más claramente. Pero en realidad puedes ver lo que está mal y enfadarte en forma pecaminosa. Es un tema distinto. Ver lo que está mal son tus circunstancias que vienen hacia ti. Y la opción que tu ira sea fundamentalmente atea o que esté fundamentalmente, aunque firme y fuerte, entrelazada con misericordia y sometida al reino de Cristo, es la diferencia de vida o muerte para alguien tentado a sentir ira.


  1. La mayor librería de los Estados Unidos

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