Dentro de nuestras diferencias raciales, ¿cómo puede ser Cristo ‘Todo’ y ‘en Todos’?

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Sobre esta Traducción
English: In Our Racial Differences, How Is Christ ‘All’ and ‘in All’?

© Desiring God

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John

Traducción por Alicia Mateos Castro


Transcripción de un audio

Hoy tenemos dos preguntas muy interesantes sobre la Biblia que, en principio, no parecen tener relación, pero la tienen. Las une Pablo en Colosenses 3:9–11. Por lo que comentaré las dos en este episodio. La primera es de un oyente llamado Aaron. “¡Pastor John, hola! Teniendo en cuenta que, según Colosenses 3:9–11, hemos deshechado al viejo yo y nos hemos vestido del nuevo yo, ¿cuál es el papel de la identidad étnica en la vida cristiana? ¿Y por qué Pablo relaciona esta identidad con deshacerse del viejo yo?” Y la segunda pregunta, sobre este mismo texto, es de un oyente llamado Justin. “Pastor John, hola, y gracias por tener en cuenta mi pregunta. Pablo dice en Colosenses 3:11 que ‘Cristo es todo y en todos.’ ¡Me parece muy significativo! ¿Puedes explicarlo?”

Sí, suena significativo por que es significativo. Y bonito. Es decir, ¿quién no querría saber lo que significa para nosotros? “Cristo es todo y en todos.” Vamos a leerlo en su contexto. Estamos en Colosenses 3 y empezamos en la mitad del versículo 9:

Habéis deshechado al viejo hombre con sus malos hábitos y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó. una renovación [quiere decir “en esta iglesia, en estas relaciones, en este grupo de gente que se ha deshecho de su viejo yo y se ha vestido con el nuevo”] en la cual no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos. (Colosenses 3:9–11)

Contenido

Viejo yo, nuevo yo

Así, Pablo pasa de la novedad individual en el versículo 10 a la novedad colectiva, de la iglesia o las relaciones en el versículo 11. Y ver ese paso es crucial. A mucha gente le gustaría negar que se mueve en ese sentido, pero pasa de lo individual a lo colectivo. Versículo 10: “habéis desechado al viejo hombre [viejo yo, muy individual] con sus malos hábitos, y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó.”

Pero para poder entender lo que va a decir sobre la novedad de las nuevas relaciones, tenemos que entrar en la esencia de lo que es la novedad del nuevo yo. La iglesia [NdT: renovación en la versión en español del texto] está hecha de gente cuyo viejo yo ha muerto y cuyo nuevo yo ha sido creado a imagen de Critsto. Dios en Cristo ha creado un nuevo ser, nuestro nuevo yo. Entonces, ¿qué parte principal de nuestro viejo yo ha muerto y cuál de nuestro nuevo yo vive? Esto va a marcar todas nuestras relaciones.

En Gálatas 5:24, Pablo dice que los que son de Cristo Jesús “han crucificado la carne.” Por lo que al viejo yo que ha muerto se le llama la carne. ¿Qué es eso? Romanos 8:7 dice que la carne es “enemiga de Dios.” Es ’desobediente. Es incapaz de complacer a Dios. Es nuestro viejo yo, rebelde. Cuando nos convertimos en cristianos, ese yo murió.

¿Qué es el nuevo yo? ¿Qué es lo nuevo del nuevo yo? ¿Qué lo distingue? El nuevo yo es el yo humilde y creyente. “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios” (Gálatas 2:20). Ese es el nuevo yo, el yo de la fe. He muerto, mi viejo yo ha muerto. La nueva vida es la nueva vida, o la nueva persona, de fe. En otras palabras, mi yo hostil, desobediente y paralizado espiritualmente ha muerto y ha surgido un nuevo yo creyente, confiado, dependiente y humilde.

Cristo en nosotros

Y aquí está el vínculo crucial con la afirmación “Cristo es todo, y en todos.” Gálatas 2:20 dice, “ y la vida que ahora vivo, . . la vivo por fe” Sí, pero dice también “y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí.” En otras palabras, otra manera de decir que todos los cristianos tenemos que vestirnos de un nuevo yo es decir que Cristo mora en todos los cristianos. La esencia de nuestra novedad es que no solo somos seres que confían en Cristo o que atesoran a Cristo, sino que también somos seres en los que mora Cristo. Nuestra nueva vida es Cristo en nosotros (Colosenses 1:27). Él es nuestra vida interior, él es nuestra vida (Colosenses 3:4). Si no estuviera ahí, estaríamos muertos.

Por lo tanto, cuando Colosenses 3:11 dice “Cristo es todo, y en todos.” , “ en todos ” es lo mismo que decir, “Nos hemos dehecho del viejo yo y vestido con el nuevo.” Nuestro nuevo yo está, de manera individual, habitado por Cristo — el yo en el que mora Cristo. Cristo es nuestra novedad, la novedad de cada miembro. Eso es lo que significa ser cristiano. Todo cristiano debería poder decir esto.

Así, desde su lugar en el interior de cada uno de nosotros Cristo se convierte en nuestro mayor tesoro. Eso es lo que Pablo quiere decir en Filipenses 1 “ el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21) — y en Filipenses 3 cuando dice “yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Así “Cristo es todo” quiere decir que Cristo se ha convertido en lo más valioso de todo, y significa que, cualquier cosa que tenga valor para mí aparte de Cirsto, tiene ese valor por su relación con Cristo.

Muerte a las viejas ostentaciones

Ahora podemos relacionar todo esto con las relaciones en la comunidad en el versículo 11. El versículo 11 dice, “Aquí [en esta renovación, donde el viejo yo ha muerto y la gente se ha puesto su nuevo yo] no hay distinción entre griego y judío, ciurcunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y en todos.”

Si Cristo es todo, y Cristo está en todos, ¿qué es de esas relaciones? Antes nos enorgullecíamos de nuestra cultura e intelecto, como los griegos, pero ahora Cristo es todo. Antes nos vanagloriábamos de nuestras tradiciones y rigor religioso, como los judíos, pero ahora Cristo es todo. Antes nos regodeábamos en nuestra pedigrí étnica, pero ahora Cristo es todo. Antes nos deleitábamos en no ser como los bárbaros y los mezquinos escitas, pero ahora Cristo es todo. O antes nos molestaba no ser cultos, rigurosos, no tener pedigrí cultural, no tener riqueza y refinamiento, pero ahora Cristo es todo.

Antes intentábamos encontrar nuestro valor, felicidad y seguridad en lo que éramos en relación con otros pueblos o en lo que nos diferenciaba de otros pueblos.

Pero el viejo yo ha muerto, el nuevo yo ha nacido y su esencia es que sabe y siente que “Cristo es todo.” “Y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí.” “El vivir es Cristo.”

Nuestra nueva identidad

Y cuando alguien, como creo que ha hecho uno de estos oyentes, pregunte: “¿Eso significa que todas las diferencias, culturales, raciales y étnicas, se anulan porque Cristo es todo?” la respuesta es que no, no se anulan. Ni judíos, ni griegos, bárbaros, escitas, esclavos y libres siguen igual. Todo el mundo cambia al descubrir que Cristo es todo. Para todos cambian muchas cosas. Pero no se elimina ninguna.

Veo tu nariz judía. Veo tu frente griega. Oigo tu acento bárbaro. Veo tus gestos escitas. Veo el agujero en el lóbulo de tu oreja izquierda. Veo el refinamiento de tus modales. Nada de eso ha dejado de existir, pero Cristo está en todos vosotros. Él es vuestra nueva identidad, y todo en vosotros se ha renovado después de Cristo. Y esto es tan brillante como la marca de tu nueva identidad: “Cristo es todo.”


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