El Señor cuyo nombre es Celoso

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English: The Lord Whose Name Is Jealous

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Gloria de Dios
Una parte de la serie Hallowed be Thy Name: Eight Sermons on the Names of God

Traducción por Karla Alvarado



Éxodo 34:10-16
Y Dios contestó: He aquí, voy a hacer un pacto. Delante de todo tu pueblo haré maravillas que no se han hecho en toda la tierra ni en ninguna de las naciones; y todo el pueblo en medio del cual habitas verá la obra del SEÑOR, porque es cosa temible la que haré por medio de ti. Observa lo que te mando hoy: he aquí, yo echo de delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti; sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares sagrados y cortaréis sus Aseras, pues no adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso; no sea que hagas pacto con los habitantes de aquella tierra, y cuando se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y comas de su sacrificio; y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas se prostituyan con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con los dioses de ellas.

Recuerden que esta es la segunda vez que Moisés ascendió al Monte Sinaí a recibir los diez mandamientos de Dios. En el capítulo 32, había destruido las primeras tablas cuando vio al pueblo adorando al becerro de oro (32:19). Después de implorar que la misericordia de Dios salvara al pueblo de Israel, Moisés se acerca a Dios nuevamente y le pide (en Éxodo 34:9) que los tome como su herencia.

Contenido

En qué consiste un pacto

Dios responde en 34:10, "He aquí, voy a hacer un pacto". Un pacto es la promesa solemne de Dios que dará al pueblo del pacto ciertos beneficios si ellos mantienen el pacto. Mantener el pacto significa obedecer las condiciones del pacto. Así que un pacto implica tres cosas:

  1. promesas, que Dios cumplirá si el pueblo mantiene el pacto;
  2. mandamientos o condiciones, los cuales el pueblo debe mantener para recibir las promesas;
  3. advertencias, de lo que pasaría si se quebranta el pacto.

Las Condiciones del Pacto Mosaico

Cuando Dios dice en 34:10, "He aquí, voy a hacer un pacto", quiere decir que Él está dispuesto a volver a iniciar con los diez mandamientos, los cuales fueron las condiciones o mandamientos del pacto con Israel. Veamos los versículos 34:27–28, "Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Escríbete estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel. Y Moisés estuvo allí con el SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua. Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos". Por lo que los diez mandamientos son las condiciones del pacto en el versículo 34:10 cuando Dios dice, "He aquí, voy a hacer un pacto".

Las promesas del Pacto Mosaico

Si los diez mandamientos resumen las condiciones del pacto que Israel debe obedecer, ¿cuáles son las promesas del pacto? ¿Qué es lo que Dios promete hacer por el pueblo del pacto? La respuesta más importante a esta pregunta se obtiene al leer lo que Dios acaba de decir antes del versículo 10. En el versículo 1, él le dice a Moisés que labrara dos tablas de piedra como las que había quebrado y que subiera al Monte Sinaí para oír las palabras del pacto. Luego, en los versículos 6–7, Dios desciende, pero antes de darle los mandamientos, le revela lo que es en sí mismo que lo lleva a hacer el pacto—"El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable".

En otras palabras, antes de que él declare las condiciones del pacto, él quiere dejar muy en claro que es un pacto basado en misericordia y amor y perdón. Por lo tanto, la primer promesa del pacto de Dios es perdonar misericordiosamente a los pecadores arrepentidos. El versículo 7 dice: "el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado". Recordará de nuestro sermón en este versículo que la diferencia entre los culpables cuyos pecados Dios limpia y los culpables cuyos pecados él no limpia es la diferencia entre los arrepentidos y los no arrepentidos. Aquellos quienes están quebrantados y avergonzados por sus pecados y regresan por misericordia son perdonados. Aquellos quienes no están quebrantados sino que continúan con osadía no serán perdonados. Así que, el pacto se basa en la voluntad misericordiosa de Dios para perdonar a los pecadores arrepentidos.

¿Se Basa el Pacto Mosaico en Méritos o en Misericordia?

Nunca entenderemos la unidad de la Biblia hasta que entendamos que el gran pacto hecho con Israel en el Monte Sinaí no fue un pacto por obras. A esto es a lo que me refiero: hoy en día hay muchos maestros de la Palabra quienes dicen que este pacto (Mosaico) describe a Dios como un patrono, al pueblo del pacto como los empleados, a los diez mandamientos como la descripción del trabajo, y las bendiciones del pacto como el salario que se le paga a aquellos que se lo ganan por su obediencia. En otras palabras, ellos dicen que éste no es un pacto basado en la misericordia de Dios sino en el mérito de Israel. Las bendiciones prometidas no se dan gratuitamente, sino que se ganan.

Dicen también que el pacto hecho con Abraham y que el nuevo pacto sellado con la sangre de Cristo se basan en la gracia, y que las bendiciones prometidas en estos pactos se dan gratuitamente según la fe. Sin embargo, el pacto hecho en el Monte Sinaí no se basa en la gracia, y sus bendiciones no se reciben por fe. Es un pacto por obras ya que Dios sólo paga sus bendiciones al pueblo que desempeña funciones lo suficientemente valiosas como para ganarse o merecerse la bendición de Dios.

Generación tras generación de creyentes bíblicos han sido entrenados para creer este punto de vista según las anotaciones de la Biblia de Estudio Scofield y la ahora Biblia de Estudio Ryrie. Sin embargo, les insto a ser por ustedes mismos lectores cuidadosos y humildes de las Escrituras. ¿Podría mantenerse este punto de vista en Éxodo 34? Cuando Dios dice en el versículo 10, "He aquí, voy a hacer un pacto" justo después de declararse un Dios misericordioso y quien perdona la iniquidad, transgresión, y el pecado, ¿podemos realmente creer que este pacto no se basa en la misericordia? ¿Podemos creer verdaderamente que el pacto no contiene disposiciones misericordiosas de perdón? Y si se basa en la misericordia y ofrece perdón, ¿cómo podría ser un pacto por obras? Si una persona peca bajo este pacto y apela a Dios por misericordia y encuentra perdón, ¿cómo podemos decir que el pacto se basa en méritos? ¿Será mérito lo que le ofrecemos a Dios cuando suplicamos por su misericordia y pedimos perdón?

¿Patrón y Empleados con un Poco de Misericordia?

Pero a lo mejor alguien dirá, "Incluso los patronos le perdonan a sus empleados pequeños errores, pero les continúan pagando sólo si no se equivocan demasiado; deben continuar realizando un trabajo suficientemente valioso como para recibir su salario. Es decir, a lo mejor este es un pacto por obras basado en el mérito aunque Dios muestre algo de misericordia y perdone algunos pecados".

Sin embargo, hay dos problemas con esto.

1. Los Empleados Han Blasfemado Abiertamente

Uno de ellos es que los llamados empleados no solamente han cometido pequeños errores. Han blasfemado contra el "jefe" con el becerro de oro y merecen ser condenados por la atrocidad de su pecado. El punto principal de Éxodo 32–34 es mostrar que si el mérito fuera la base del trato de Dios con su pueblo, habrían sido destruidos hace mucho tiempo. El pacto de Éxodo 34 no es volver a contratar una secretaria que rompió el lápiz de su jefe, es volver a unirse con la esposa que cometió adulterio abiertamente.

2. El Requisito Básico es la Adoración

Existe otra razón por la cual no debemos pensar que este pacto se basa en el mérito y las obras, con un poco de perdón y misericordia añadidas. La razón es que el requisito básico del pacto es la adoración y no las obras. Sin embargo, no se puede adorar a un patrón cuyas necesidades se están satisfaciendo para ganarse un salario. El único ser a quien se puede adorar verdaderamente es a aquél cuya plenitud satisface tus necesidades. Si Dios quisiera ser descrito en este pacto como un patrón que paga salarios de bendición a empleados que le suplen con un servicio lo suficientemente valioso como para ganarse tal salario, entonces no hubiera escrito una, por así decir, descripción de trabajo que requiere la adoración por encima de todo. No se puede adorar a un patrono que depende de que usted le satisfaga sus necesidades. Por ello, el contenido de los diez mandamientos contradice la idea de que este pacto se basa en los servicios meritorios de Israel. El pacto se basa en la misericordia de Dios y exige adoración.

"Derribaréis Sus Altares Paganos"

Vamos a ver la base textual para esto en Éxodo 34:10–16. En el versículo 10 luego de declarar, "He aquí, voy a hacer un pacto" Dios promete hacer maravillas (y hacerlas con Israel) para que todas las naciones lo vean. Es decir, Dios promete mostrar su terrible fuerza ante las naciones en favor de Israel. Ese es su compromiso de pacto.

Ahora bien, ¿qué es lo que Dios exige como respuesta a esta promesa? Los versículos 11–13 dicen: "Observa (toma nota para ti mismo de) lo que te mando hoy: he aquí, yo echo de delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti; sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares sagrados y cortaréis sus Aseras”. Todo esto es la puesta en práctica del primer mandamiento, "No tendrás dioses ajenos delante de mí".

La razón para derribar los altares paganos es guardar sus corazones sólo para Yahweh. La razón paro no hacer pactos con pueblos paganos es escapar del tropezadero de lealtades divididas. Los mandamientos del pacto no describen los servicios que Dios necesita como patrón, sino que describen la fidelidad que Él quiere de su esposa. Es como si dijera, 'No salgas con otros hombres; no guardes las fotografías de tus antiguos novios en la cómoda, no sea que esto se convierta en tropezadero para ti y alejen tu corazón de mi".

Dios es un Esposo Celoso

El versículo 14 deja claro lo que el pacto exige de Israel y qué imagen debemos tener en nuestra mente, "pues no adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso". La exigencia del pacto es que adoremos a Dios solamente, y la imagen creada en nuestras mentes con la palabra "celoso" es la de un enamorado o esposo que se molesta cuando alguien más compite por el corazón de su esposa o cuando su corazón se aleja en pos de otros amantes.

Esta imagen se confirma con los versículos 15 y 16, los cuales advierten a Israel contra prostituirse con otros dioses. La exigencia del pacto es: no seas una ramera, no cometas adulterio contra Dios. No permitan que su corazón se aparte de Él y busque otras cosas, pues tu Dios, tu esposo, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso.

Dos Razones para Recalcar la Base Misericordiosa del Pacto

Hay dos razones que recalcan que el pacto de Éxodo 34 no es un pacto por obras sino que se basa en la misericordia.

1. Valorar la Unidad de la Biblia

Una de estas razones es que valoremos y nos beneficiemos de la unidad de la Biblia. El pacto hecho con el pueblo de Dios en el Monte Sinaí es el mismo tipo de pacto hecho con Abraham y con nosotros al momento de la muerte de Cristo. Se basa en la misericordia, ofrece perdón, tiene promesas divinas, advertencias y mandamientos, y su requisito básico es devoción exclusiva a Dios.

La diferencia entre el pacto con Moisés y el Nuevo Pacto sellado por la muerte de Cristo no es que uno ofrece salvación basado en el mérito que se gana por medio de las obras mientras el otro ofrece salvación basado en la misericordia que se recibe como un regalo a través de la fe. Esa no es la diferencia. Ambos nos enseñan a adorar sólo a Dios como Dios, y no se puede adorar a Dios como un Dios soberano, todopoderoso, y misericordioso sin confiar en él. Por lo tanto, ambos pactos, y todos los pactos de Dios, son pactos de gracia que mantenemos por fe.

No es necesario saltarse grandes porciones de la Biblia diciendo, "Ah eso es judío," o, "eso es legalista", pues toda la Biblia revela las bendiciones que provienen de la gracia de Dios para disfrutarse por la obediencia que viene de la fe en Dios. Es cierto que la forma de esa obediencia puede cambiar de un periodo de historia redentora a otro (por ejemplo: no hacemos sacrificios con animales desde el momento en que Cristo se entregó, y ya no establecemos ciudades de refugio desde que el pueblo de Dios ya no es un solo grupo étnico y político). Sin embargo, la necesidad de obediencia por mantener el pacto, el origen de obediencia en el poder del Espíritu Santo, el apropiarse de ese poder por medio de la fe, el objetivo de la obediencia en la gloria de Dios, todos estos son iguales en todos los pactos de Dios a través de la Biblia.

Quiere que seamos un pueblo que ama y entiende las Escrituras. Quiere que veamos esa imagen unificada de Dios y experimentemos su poder. Si, según creemos, esta es la Palabra inspirada por Dios, cada uno de nosotros deberíamos dedicar tiempo y energía en buscarla y reflexionar en ella, estudiarla, analizarla, memorizarla, orar en ella y ser cambiados por ella, incluyendo el pacto de Moisés.

2. Comprender el Contexto del Celo de Dios

Hay otra razón por la cual he subrayado que el pacto de Éxodo 34 no es un pacto de obras sino que se basa en la misericordia. Quise asegurarme de que veamos el celo de Dios en su contexto verdadero.

Dios no es celoso como un patrón inseguro quien teme que sus empleados puedan ser atraídos por un mejor salario en algún otro lugar. El celo de Dios no es el reflejo de debilidad o temor.

Por el contrario, Dios es celoso como lo es un rey poderoso y misericordioso que toma a una campesina de una vida de vergüenza, la perdona, se casa con ella y le asigna, no las tareas de un esclavo, sino los privilegios de una esposa y reina. Su celo no proviene del temor o la debilidad sino de una indignación santa por ver su honor, poder y misericordia despreciado por la infidelidad de un cónyuge inconstante.

Los diez mandamientos no son la descripción del trabajo para los empleados de Dios. Son los votos nupciales que la campesina acepta desechando a los demás y uniéndose solo al rey para vivir de manera que no haya deshonra a su gran nombre.

La Amenaza y el Confort del Celo de Dios

Dios es infinitamente celoso por honor a su nombre, y él responde con terrible ira contra aquellos cuyos corazones deberían pertenecerle pero buscan otras cosas. Por ejemplo, en Ezequiel 16:38–40 él le dice al Israel infiel, "Te juzgaré como son juzgadas las adúlteras y las que derraman sangre, y traeré sobre ti sangre de furor y de celos. También te entregaré en manos de tus amantes y ellos derribarán tus santuarios … te despojarán de tus vestidos, te quitarán tus bellas joyas y te dejarán desnuda y descubierta. Incitarán contra ti a una multitud y te harán pedazos con sus espadas”.

Les insto a escuchar esta advertencia. El celo de Dios por su amor y devoción indivisible siempre tendrá la última palabra. Lo que sea que aleje tu afecto de Dios con atracción engañosa se volverá a desnudarte y descubrirte y te hará pedazos. Es terrible utilizar la vida que Dios nos ha dado para cometer adulterio contra el Todopoderoso.

Sin embargo, para aquellos de ustedes que realmente están unidos a Cristo y mantienen sus votos para renunciar a los demás y unirse solamente a él y viven por su honor, para ustedes, el celo de Dios es un gran confort y esperanza. Ya que Dios es infinitamente celoso por honor a su nombre, cualquier cosa y cualquier persona que amenace el bien de su esposa fiel se oponen a la omnipotencia divina.

El celo de Dios es una gran amenaza para aquellos que se prostituyen y venden sus corazones al mundo y avergüenzan a Dios. Pero su celo es de gran confort para aquellos que mantienen los votos del pacto y se convierten en extranjeros y peregrinos en el mundo.


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