Embajadores de Gloria para una Iglesia Derrotada

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English: Ambassadors of Glory for a Beaten-Down Church

© The Gospel Coalition

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Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral

Traducción por Ruben Saenz Serrano


El pastor salió apresuradamente de la reunión de mediodía que tenía con el personal de su iglesia. Frecuentemente después de la conferencia de fin de semana, se reunía con el liderazgo de su iglesia para hacer una presentación y contestar sus preguntas. Eran las 2:30 p.m. y tenía apuro por marcharse porque su sermón para el siguiente día estaba dando vueltas en su cabeza. Tenía algunas cosas que hacer, cenar con su familia y luego por la tarde se encerraría en la oficina de su casa para tratar de organizar su mensaje del día siguiente. Sin importar lo que sucediera ese día, sin importar cuánto tiempo pudiera dedicar a sus sermones, sin importar qué tan bien fuera su preparación y sin importar qué tan bien preparado se sintiera con el texto que tenía `por delante, él se levantaría para decir algo.

Me pregunto cuántos pastores están en la misma situación y han desarrollado los mismos hábitos dentro de su ministerio. Me pregunto cuántos de ellos fueron juntando algo en el último minuto; cuántos sermones a los que no se les dio el tiempo necesario para comunicar lo que necesitaban comunicar. Me pregunto cuántas congregaciones alrededor del mundo están siendo alimentadas simple y pobremente por pastores que no están preparados. Me pregunto cuántos sermones terminan siendo frases hechas y aburridas repeticiones de comentarios, o poco menos que lecturas teológicas pobremente compartidas.

Ya no necesito suponer nada. Habiendo predicado en cientos de iglesias alrededor del mundo, he experimentado este escenario del Sábado por la tarde una y otra vez. Y he quedado triste y enojado. No en vano la gente carece de entusiasmo por el evangelio. No en vano la gente no llega con entusiasmo y expectación la mañana del Domingo. No en vano la gente deja de creer en lo que dice la Biblia ante el drama de su lucha diaria. No en vano ya no piensan que su pastor puede apreciar lo que es su vida o contestar las preguntas que les acosan. No en vano tanta gente en tantas bancas se sientan allí con sus mentes divagando y sus corazones ausentes. No en vano es difícil para ellos el sacar de sus mentes los problemas de la semana pasada, o lo que les espera el día siguiente, mientras están sentados allí el Domingo por la mañana.

Estoy muy preocupado acerca de la mediocridad dominguera aceptable, y estoy persuadido que no es un problema primario de pereza. Estoy convencido que es más bien un problema teológico. Los estándares que tú estableces para ti mismo y para tu ministerio están directamente relacionados con tu punto de vista de Dios. Si estás alimentando tu alma cada día en la gracia y la gloria de Dios, si estás en adoración reverente de su poder y sabiduría, si estás espiritualmente asombrado de su fidelidad y amor, y si estás motivado diariamente por su presencia y sus promesas, entonces, tú quieres hacer todo que sea posible para capturar esa gloria y presentarla delante de la gente que Dios ha puesto bajo tu cuidado. Es tu trabajo como pastor el pasar su gloria a otra generación, y es imposible para ti hacerlo si no estás afectado tú mismo por la gloria de Dios.

Las Apuestas son Altas

Las apuestas son altas. Puedes argüir que cada servicio de adoración es poco más que una guerra gloriosa. La gran pregunta en la reunión es: ¿Podrán los corazones de este grupo de gente ser capturados por la verdadera gloria, o por las sombras de las glorias del mundo creado? Como pastor yo quiero hacer todo lo que pueda para ser usado por Dios para capturar los corazones de aquellos reunidos por la gloria rescatadora de la gracia de Dios, por la visión interior de la sabiduría de Dios, por la gloria de Dios que nos da la esperanza de su amor, por la poderosa gloria de su presencia, por la gloria de su soberanía que nos da descanso y por la gloria salvadora de su Hijo. Pero yo se que esto es una batalla. Estoy hablando a personas que sus corazones son volubles y que se distraen fácilmente. Estoy hablando a personas que viven cada día en la luz de la gloria de Dios, y sin embargo son funcionalmente ciegos a su esplendor.

Me estoy dirigiendo a esta dama soltera que ha puesto su afecto en cierto joven, el cual ella piensa que le traerá la felicidad que ha estado esperando. Sentado frente a mí está el joven que no puede pensar más allá de las glorias del Facebook, el Twitter y del video juego del Portal 2. En la congragación está el el hombre de mediana edad, cuyo corazón ha sido capturado por la gloria de que de alguna manera podrá recuperar su juventud. La esposa está pensando si alguna vez experimentará la gloria del matrimonio que ella ha soñado, la cual ella sabe que otros tienen. Un hombre está sentado con la multitud sabiendo que él alimenta su alma casi diariamente con las oscuras y distorsionadas glorias de la pornografía y se ha convertido en un maestro para cambiar las marchas espirituales. Algunos oyentes están más emocionados acerca de un vestido nuevo, un nuevo hogar, un nuevo carro, una nueva arma, un nuevo pasto plantado recientemente, un nuevo restaurante, un nuevo lugar para las vacaciones, o aquella nueva promoción acerca de las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.

Algunos que se congregan el domingo por la mañana están distraídos por la pena, el coraje, el desaliento, la soledad, la envidia, la frustración, la desesperación, la desesperanza, porque las glorias en que han confiado para obtener sentido, propósito, y felicidad interior les han fallado una vez más. Ha estallado en sus rostros o se han escurrido como la arena entre los dedos. Y aún cuando experimentaron algo maravilloso, de hecho, sus corazones no estaban satisfechos. El entusiasmo fue corto y la satisfacción elusiva. Por eso, se sientan allí vacios, heridos, enojados y confusos.

Ellos vienen al servicio, en medio de una guerra, que probablemente ni siquiera reconocen. Es la guerra de la lealtad, de la adoración, de sus corazones. En formas que de alguna manera no entienden, han pedido una y otra vez a la creación que les de aquello que solamente el Creador puede proveer. Han mirado horizontalmente por aquello que solamente se puede encontrar verticalmente. Han considerado a la gente, a las situaciones, a los lugares y a las experiencias, como aquello que nunca pueden ser: su salvador. Han pedido a esas cosas curar sus corazones rotos. Han tenido la esperanza de que esas cosas les hagan mejores personas. Y así una guerra ruge, y soldados heridos se sientan delante de ti. Es una guerra de gloria: una batalla por la gloria que gobernará sus corazones, y al hacerlo, controlar sus decisiones, palabras y conducta.

EL Enemigo Real

El enemigo hará todo lo que pueda con mentiras, seducción y decepción para evitar que mi corazón esté enfocado en la gloria por la cual fui creado para vivir. Por lo tanto, este es un grande y santo llamado a pararme en medio de esta gloriosa guerra con la comisión de ser una de las herramientas primarias de Dios para recapturar los corazones errantes de los soldados marcados y cansados por la batalla.

Para muchos, el seguir a su Dios de gloria, no ha sido muy glorioso. Estaban esperando gozo y bendiciones y recibieron dolor, tristeza y pruebas. Es cada vez más difícil para ellos el creer esas gloriosas verdades que dicen que Dios está cerca, que El escucha, que se preocupa, que es fiel, que es sabio, que ejerce su poder para el bien de sus hijos, que es amoroso, bondadoso, que es misericordioso y paciente. Ellos se sienten desamparados. Sienten que están siendo castigados. Se sienten tentados a concluir que aquello que se les enseñó no era realmente verdad después de todo. Se preguntan por qué han sido destinados a sufrir. Se preguntan por qué ellos oran y nada parece suceder. Han dejado de leer la Biblia porque parece que no es de ayuda y piensan que los cantos del Domingo parece que están describiendo una realidad muy diferente a la cual ellos están viviendo. En sus oraciones, en los grupos pequeños. ya no piden por las mismas cosas una y otra vez porque les hace sentir como perdedores. Sienten que la gloria que está delante de ellos, les ha eludido completamente y no saben qué hacer al respecto. De modo que sin darse cuenta, han comenzado a ofrecer sus corazones a otras glorias, esperando de alguna manera obtener satisfacción.

Pastor, ¿la familiaridad ha causado que te conformes con la mediocridad que te impide poner la gloria radiante de Dios delante de la gloria ciega semana tras semana, tras semana? A esos derrotados, los has estado llamando como embajadores de gloria. Tú has sido llamado a rescatar a aquellos que están terriblemente desanimados y confundidos. Has sido llamado a representar a aquel que es la gloria para la gente que a través del sufrimiento y la decepción se han convertido en cínicos de la gloria. Has sido llamado para ser la voz de Dios que los traiga de regreso. Has sido colocado en sus vidas como el medio divino de rescate, sanidad y restauración. Has sido llamado para hablar en medio de la confusión con claridad y autoridad evangélica. Has sido llamado a dar esperanza dirigida a la gloria a aquellos que no tienen esperanza. Has sido llamado para hablar verdades que liberen a aquellos que han sido engañados. Has sido llamado para abogar a favor de los hijos desleales, para que una vez más se reconcilien con su Padre celestial. Has sido llamado para dar gloriosa motivación a aquellos que han desistido. Has sido llamado para hacer brillar la luz de la gloria de Dios en los corazones que han sido oscurecidos por buscar vida en los lugares equivocados. Has sido llamado para ofrecer la llenura de las glorias de la gracia a aquellos que están vacios y débiles. Has sido llamado para representar a un rey glorioso, el cual por sí solo es capaz de rescatar, sanar, redimir, transformar, perdonar, asistir y satisfacer. Tú has sido llamado.



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