En honor de la Predicación atada

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English: In Honor of Tethered Preaching

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Predicación y la Enseñanza
Una parte de la serie Taste & See

Traducción por Carlos Diaz


La Biblia nos conecta con la realidad. No somos libres de pensar y halar lo que sea que pudiera entrar a nuestras mentes o de lo que pudiera estar complaciendo a alguna audiencia dada... salvo Dios.

Mediante llamadas personales y las Escrituras, estoy vinculado a la palabra de Dios y a la predicación de lo que la Biblia dice. Hay pocas cosas que me obligan más o me refrescan más que decir lo que veo en la Biblia. Adoro ver lo que Dios dice en la Biblia. Adoro saborearlo. Y adoro decirlo.

Creo con todo mi corazón que es la forma en que Dios me ha designado a no malgastar mi vida. Su palabra es verdadera. La Biblia es el único libro completamente verdadero en el mundo. Está inspirada por Dios. Si se entiende y se sigue correctamente, nos llevará a una alegría duradera con él. No hay un libro más grandioso o una verdad más grandiosa.

Las implicaciones de esto para la predicación son inmensas. John Calvin, con los demás Reformadores, rescató las Escrituras de su subordinación a la tradición en la iglesia medieval. La Reformación, déjennos agradecer a Dios, fue la recuperación de la única y suprema autoridad de la Escritura sobre la autoridad de la iglesia.

Comentando sobre John 17:20, Calvin escribió:

Desdicha a los Papistas que no tienen otra regla de fe que la tradición de la Iglesia. En lo que respecta a nosotros, permitámonos recordar que el Hijo de Dios, quien sólo puede y debería pronunciarse en este asunto, aprueba ninguna otra fe que proviene de la doctrina de los Apóstoles, de los cuales no encontramos cierto testimonio salvo en sus escrituras. (Comentarios sobre John)

La predicación de Calvin me inspira a seguir adelante con esta estupenda y gloriosa tarea de presagiar la palabra de Dios. Siento lo que dice cuando escribe al Cardenal Sadoleto:

Oh Señor, me has iluminado con el resplandor de tu Espíritu. Has puesto tu Palabra como una lámpara para mis pies. Las nubes que antes estaban dispersas ahora velan por tu gloria, y las bendiciones de tu Ungido han brillado claramente frente a mis ojos. Lo que he aprendido de tu boca (es decir, de tu Palabra) lo distribuiré fielmente a tu iglesia. (“Carta al cardenal Jacopo Sadoleto,” citada en J. H. Merle D’Augigne, Let Christ Be Magnified, Banner of Truth, 2007, p. 13).

Para Calvin, la predicación estaba atada a la Biblia. Esa es la razón por la que oraba a través de libros de la Biblia tan implacablemente. En honor de la Predicación atada, me gustaría sugerir la diferencia que escucho entre predicación atada a la palabra de Dios y predicación que va libre y yace en el entretenimiento.

La diferencia entre un predicador orientado al entretenimiento y un predicador orientado a la Biblia es la conexión manifiesta de las palabras del predicador a la Biblia a como autoriza lo que él dice.

El predicador orientado al entretenimiento da la impresión que no está atado a un libro autoritario en lo que dice. Lo que dice no parece estar formado y contenido por una autoridad fuera de sí mismo. Da la impresión que lo que dice tiene significado por razones que no sean que ello exprese manifiestamente el significado e importancia de la Biblia. Así que parece no estar atado a una autoridad objetiva.

El predicador orientado al entretenimiento parece tener facilidad de hablar sobre muchas cosas que no están plasmadas en la Biblia. En su mensaje, él parece disfrutar más de hablar acerca de otras cosas que lo que la Biblia enseña. Sus palabras parecen tener un valor autoimpuesto tan interesante como divertido. Son entretenimiento. Pero no dan la impresión de este hombre permanece como el representante de Dios ante el pueblo de Dios para entregar el mensaje de Dios.

El predicador orientado a la Biblia, por otra parte, se ve a sí mismo de esa forma—“Soy el representante enviado para el pueblo de Dios para entregar un mensaje de Dios.” Sabe que la única forma que un hombre puede atreverse a asumir tal posición es con un sentido estremecedor de servidumbre desmerecida bajo la autoridad de la Biblia. Él sabe que la única forma que puede entregar el mensaje de Dios al pueblo de Dios es arraigándolo y saturándolo con la propia revelación de Dios en la Biblia.

El predicador orientado a la Biblia quiere que la congregación sepa que sus palabras, si tienen un valor duradero, están conformes con las palabras de Dios. Desea que esto sea obvio para ellos. Eso es parte de su humildad y de su autoridad. Por tanto, constantemente prueba mostrarle al pueblo que sus ideas provienen de la Biblia. No va más allá de puntos que no sean demostrables de la Biblia.

Sus historias e ilustraciones están compuestas y reprimidas por su vacilación de descarriar la conciencia de sus oyentes del sentido que este mensaje está basado en y expresivo de lo que la Biblia dice. Un sentido de sumisión a la Biblia y un sentido que sólo la Biblia tiene las palabras de significado verdadero y duradero para que nuestro pueblo marque al predicador orientado a la Biblia, pero no al predicador orientado al entretenimiento.

Las personas se van de la predicación del predicador orientado a la Biblia con una sensación de que la Biblia trae buenas nuevas supremamente autoritarias, importantes y maravillosas. Se sienten menos entretenidas que abatidas ante la grandeza de Dios y el poder ponderoso de su palabra.

Señor, átanos a tu maravillosa palabra. Indúceme y a los demás predicadores a mostrarle al pueblo que nuestra palabra no tiene poder y no tiene importancia en comparación con la tuya. Concédemos pararnos ante nuestro pueblo como mensajeros enviados con el mensaje de Dios al pueblo de Dios, en nombre de Dios por el Espíritu de Dios. Concédenos estremecernos ante esta responsabilidad. Protéjenos de jugar con este momento sagrado ante tu pueblo.

Pastor John


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