Por el amor de Dios, volumen 1/13 de septiembre

De Libros y Sermones Bíblicos

13 DE SEPTIEMBRE

2 Samuel 8-9; 2 Corintios 2, Ezequiel 16; Salmos 58-59

ESTÁ MÁS ALLÁ DE ESTAS BREVES REFLEXIONES el proporcionar un historial de las visitas difíciles y las letras dolorosas que generó una profunda emoción en las relaciones del apóstol con los corintios. Las relaciones entre Corinto y Pablo se parece mejorar en los primeros capítulos de 2 Corintios, pero siguen siendo un poco dificiles.

En este contexto, Pablo dedica bastante atención a explicar la naturaleza de su ministerio, ya sea su gran diseño o las decisiones discretas que ha tomado. Por ejemplo, en 2 Corintios 1, es bastante obvio que los corintios han acusado a Pablo de ser inconstante. Él había dicho que iba a llegar, y luego cambió de planes y no llegó. Pablo reconoce que él había cambiado los planes, pero insiste en que esto no indica inconstancia (1:15-17). En su conducta trata de imitar la fidelidad inquebrantable de Dios (1:18-22). Y luego se da la verdadera razón por la que no se presentó. Él estaba tratando de salvar a los corintios, pues sabía que si él se hubiese presentado en ese momento él habría tenido que tomar medidas que habrían causado aún más angustia (1 :23-2: 2).

En 2 Corintios 2, Pablo sigue preentando diversos elementos de su ministerio. Aquí observamos dos.

En primer lugar, Pablo ve su ministerio a ser similar a un dispositivo que distribuye la fragancia de su conocimiento de Dios (2:14). Dicho de otra forma, ante Dios, Pablo es un aroma, “el aroma de Cristo entre los que se salvan y los que perecen” (2:15). “Para uno somos el olor de la muerte, para el otro, la fragancia de la vida” (2:16). En otras palabras, Pablo insiste en que él mismo no cambia, dependiendo de su audiencia. Él es el mismo aroma, el que proclama el mismo Evangelio, el mismo discipulado, el mismo Cristo, la misma manera de vivir. Ya sea que se perciba como una dulce fragancia o un hedor nauseabundo no depende de algún cambio en él, sino en las personas que deben tratar con él. Implícitamente, los corintios deben reconocer que hay animosidad contra el apóstol es la animosidad del corazón no regenerado. “¿Y quién es competente para semejante tarea?”(2:16).

Segundo muchos corintios, como se pone de manifiesto más adelante en esta carta, creen que los maestros deben recibir salarios sustanciales, y si no lo hacían, no valían mucho. En ese tipo de ambiente, sería fácil despreciar a un gran maestro apostólico que se negó a ser remunerado. Pero debido a que él estaba enseñando un evangelio de la gracia, Pablo evangelizó de forma gratuita. Aceptó dinero para su sustento de otras partes. En el largo plazo, no quería ganar una reputación por tráfico de la palabra de Dios con fines de lucro, sino que quería ser conocido como un hombre enviado por Dios (2:17).