Por el amor de Dios, volumen 1/28 de septiembre

De Libros y Sermones Bíblicos

28 DE SEPTIEMBRE

2 Samuel 24, Gálatas 4, Ezequiel 31, Salmo 79

GÁLATAS 4 INCLUYE un par de secciones que desde hace mucho tiempo llevaron a los cristianos a reflexionar sobre exactamente cómo Pablo entiende la historia de Israel, especialmente la llamada “alegoría” de 4:21-31. Ellos mucho la atención. Ubicado en el centro del capítulo, sin embargo, hay dos breves párrafos que muestra mucho de los sentimientos del apóstol (4:12-20), a pesar de que son fácilmente pasado por alto.

(1) El primero (4:12-16) encuentra al apóstol suplicándole a los gálatas. Él insiste en que sus fuertes palabras con ellos no tiene nada que ver con su sufrimiento personal: “No me han hecho nada malo” (4:12). De hecho, él les recuerda que la primera etapa de su relación estableció un vínculo Pablo nunca pudo romper. Primero fue entre ellos, dice, “a causa de una enfermedad” (4:13). No podemos estar seguros de lo que era. Tal vez la mejor suposición, aunque no es más que una conjetura, es que Pablo llegó por barco a la costa sur de lo que hoy es Turquía, y mientras hacía su ministerio allá no malaria u otra enfermedad subtropical. La mejor solución en esos días iba a viajar por la sierra a las regiones de los gálatas. Allí Pablo encontró un pueblo muy amable y acogedor. Como él predicó el Evangelio, lo trataban como si fuera “un ángel de Dios” (4:14). ¿Cómo podría Pablo, posiblemente, sentirse ofendido o descartarlos? Pero trágicamente, su alegría se ha disipado. Ellos se han entusiasmado tanto con la perspectiva ajena de los agitadores que ven a Pablo como un enemigo, porque él les dice la verdad (4:16).

Entonces, aquí está un apóstol íntimamente involucrado en las vidas de las personas a las que predica, listo y dispuesto a participar con ellos de la compleja historia de sus relaciones, sin embargo, no está dispuestos a comprometer la verdad con el fin de suavizar esas relaciones. En Pablo, la integridad de la doctrina debe estar con integridad en las relaciones, no son para ser puestas una contra de la otra.

(2) Pablo percibe y suavemente expone un defecto de carácter profundo en Gálatas. Ellos quieren a las personas entusiastas, y no menos a aquellos que los persigue con celo, sin evaluar cuidadosamente la dirección del celo (4:17-20). Pablo nos advierte: “Está bien ser entusiastas, siempre que el propósito es bueno” (4:18). Sin poderse comunicar por teléfono o correo electrónico, y así tener una actualización inmediata, el apóstol no sabe la mejor manera de proceder. ¿Debería continuar su reproche? ¿Debería ahora cambiar su tono y atraerlos? Se siente como una madre que tiene que pasar por la agonía del parto por segunda vez para dar a luz de nuevo el niño que ya ha dado.

¿Deberían los pastores y líderes contemporáneos importarles menos aquellos a su cargo que se desvían?