La Fe: Un Efecto Único y Fructífero del Nuevo Nacimiento

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English: Faith: Unique and Fruitful Effect of the New Birth

© Desiring God

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Por John Piper sobre Fe
Una parte de la serie You Must Be Born Again

Traducción por Desiring God

Juan 1:1-14

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. El estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

La semana pasada escuchaba la conferencia de Vishal Mangalwadi, “De Bach a Cobain,” que es parte de una serie de conferencias que él impartió en la Universidad de Minnesota bajo el título: “¿Deberá Ponerse el Sol en Occidente?[“Must the Sun Set on the West?”]. En esta conferencia, habló brevemente acerca del uso del mantra en las religiones orientales. Cuando escuché lo que dijo, pensé que sería muy bueno para ayudarme hacer uno de los puntos del mensaje del domingo, es decir, ¿cómo funciona la “Palabra” para producir el nuevo nacimiento?

Así que tratemos de relacionar el tema de la semana pasada, en 1 Pedro 1:23, con el tema de esta semana en Juan 1:12-13, al considerar cómo el mantra difiere del evangelio. Es sorprendente cuántos sitios religiosos en internet relacionan el significado del mantra con el evangelio de Juan, capítulo uno, versículo uno: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.” Ellos enfatizan que la realidad es esencialmente un sonido. Y podemos obtener acceso a la realidad suprema al repetir ciertos sonidos sagrados, es decir: mantra.

Contenido

Mantra: Sonidos Verbales sin Significado Verbal

Hay un sitio que explica el mantra de esta forma: “Solo repitiendo el nombre que no puede ser comprendido, se comprenderá, y solo repitiendo el nombre que no puede ser visto, se verá.” En otras palabras, el mantra no funciona al aclarar el significado de las palabras o mostrar cómo ese significado corresponde a la realidad. Más bien, un mantra es una combinación de sonidos verbales que no tienen un significado verbal. El propósito del mantra no es aclarar las ideas, sino desvanecer las ideas, de modo que pueda haber un acceso más inmediato a la realidad suprema.

Es importante conocer cuál es tu posición en este asunto. Algunos cristianos, quienes no conocen qué creer acerca de cómo Dios relaciona con nosotros por medio de la mente, se desorientan y se dejan llevar por las prácticas de las religiones orientales, sin sospechar que pueden estar alejándose de Cristo.

El Evangelio: Una Narración de Jesús, Mentalmente Comprensible

Como vimos la semana pasada, 1 Pedro 1:23 dice que hemos “nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.” Esta oración es muy importante. Somos nacidos de nuevo, es decir, estamos unidos por el Espíritu Santo a Jesucristo, para que podamos participar en su nueva vida de resurrección por medio de la palabra de Dios. Este milagro, esta transferencia de muerte a vida, ocurre por medio de la Palabra de Dios.

Ahora, tú necesitas decidir si piensas que esta es una referencia al uso de la Palabra de Dios como un mantra o al uso de la Palabra de Dios como una narración mentalmente comprensible de eventos históricos reales concernientes a Jesucristo, y necesitas decidir qué significan esta Persona y estos eventos para quienes creen ¿Nos relacionamos con la realidad divina—con Dios en el nuevo nacimiento—por medio de procesos místicos en la repetición de sonidos sagrados, liberando nuestras mentes del pensamiento, y ganando acceso inmediato a la realidad suprema, o nos relacionamos con la realidad divina—con Jesucristo crucificado y resucitado—al escuchar y creer en las palabras comprensible de Dios como una narración de lo que Jesucristo logró para nosotros cuando murió y resucitó nuevamente en la historia?

Después de decir, en 1 Pedro 1:23, que hemos nacido de nuevo “mediante la palabra de Dios que vive y permanece,” Pedro dice en el versículo 25: “Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” ¿Y qué es eso? ¿Y qué es ese evangelio o buena noticia? Es esto:

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. (1 Corintios 15:1-5)

El Evangelio es Noticia

En otras palabras, el evangelio es noticia. Aborda eventos ocurridos, que tú puedes ver con tus ojos y tocar con tus manos y meditar con tu mente y describir con tu boca. Es la noticia de la muerte de Jesús en la historia, es la noticia de tu resurrección, esta historia, como dice Pablo, obtiene su significado de las Escrituras: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.”

Somos salvos, dice en el versículo 2, al creer en esta noticia. Y creemos porque escuchamos y comprendemos con nuestras mentes. Pablo termina esa sección en 1 Corintios 15:11, diciendo, “Así predicamos y así creísteis.” Y dijo en Romanos 10:17: “La fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.” Y Gálatas 3:2, 5: “¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?...Aquel, pues, que os suministra el Espíritu y hace milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?”.

En otras palabras, el “oír con fe” solo ocurre cuando hemos “nacido de nuevo mediante la palabra de Dios que vive y permanece.” El evangelio—la noticia acerca de Cristo—es predicado, nosotros lo escuchamos, y por medio de él nacemos de nuevo. Es decir, por la fe que es generada. Santiago 1:18: “En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad”.

El Evangelio No Es Mantra

Esta verdad, esta palabra que vive y permanece, este evangelio, no es un mantra. Y no funciona como un mantra. No obra mediante la repetición de sonidos sagrados. Funciona porque es la verdad comprensible de lo que realmente sucedió cuando Jesús murió y resucitó de nuevo, y porque Dios quiso que su Hijo fuera glorificado por nuestro conocimiento y nuestra fe en quien realmente es su Hijo, y en lo que realmente hizo para salvar a los pecadores.

En 1 Pedro 1:23 (“nacido de nuevo mediante la palabra de Dios que vive y permanece”) aprendemos que toda la cosmovisión que sustenta al mantra, es falsa. Esta cosmovisión no está fundamentada en la historia. No está fundamentada en Jesucristo. No está fundamentada en la inteligibilidad de una narración histórica. No está fundamentada en la responsabilidad de la mente humana para interpretar el significado de la predicación de Cristo. No está fundamentada en el deber del alma de ver y creer en el evangelio del Cristo crucificado y resucitado.

El Evangelio No Es Yoga

¡Oh, cuánto anhelo ser un exaltador de Cristo, saturado de la Biblia, una persona juiciosa! Por ejemplo, oro para que ustedes no se inscriban en sus clases de Yoga sin saber lo que hacen. El Yoga es para el cuerpo, lo que el mantra es para la boca. Están fundamentados en la misma cosmovisión. Si tú vas al sitio web de Minneapolis YWCA, y entra en el vínculo “fitness classes," allí verás 22 referencias al Yoga, incluyendo el Yoga para principiantes, Yoga para MS, y Yoga para niños y Danza y Yoga de la Juventud y Yoga para todos.

Una explicación dice que en el mantra yoga “se debe cantar una palabra o una frase hasta trascender la mente y las emociones. En el proceso, se descubre y alcanza la súper consciencia.” Entonces, el Yoga es descrito así:

El Yoga se enfoca en la armonía entre la mente y el cuerpo. Yoha deriva su filosofía de las creencias metafísicas hindúes. La palabra Yoga proviene del idioma sánscrito y significa unión o fusión. El propósito supremo de esta filosofía es equilibrar la mente y el cuerpo y lograr la auto-iluminación. Para lograrlo, el yoga utiliza movimientos, respiración, posturas, relajación, y meditación, a fin de establecer una metodología de vida saludable, vívida y equilibrada.

Ustedes nacieron de nuevo por la palabra de Dios que vive y permanece. Esta Palabra es el evangelio de Jesucristo crucificado y resucitado. No sean presas de otro evangelio. No hay otro evangelio, y no hay otro camino hacia Dios, o hacia el bienestar supremo, el único camino es escuchar, comprender, y creer las escandalosas noticias de Cristo.

La Palabra se Hizo Carne

Así que cuando llegamos a Juan 1:1: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios,” no nos detenemos solo en ese versículo, no lo arrancamos de su contexto, ni lo ajustamos a una cosmovisión que trata de trascender la carne con la meditación, los mantras y el yoga. No, leeremos todo el texto hasta el versículo 14 y más: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”

Es por esta razón que la palabra mediante la cuál nacemos de nuevo no puede ser un mantra. Se hizo carne y habitó entre nosotros, y vivió una vida perfecta y murió en nuestro lugar, y llevó la ira de Dios, y resucitó físicamente de entre los muertos, y ahora llega a nosotros en una narración histórica llamada evangelio. La Palabra era Dios. Pero la Palabra se hizo carne. Y Jesucristo, la Palabra, nos regenera, y nos renueva llegando a nosotros por medio de la historia de esta obra salvadora—el evangelio, la palabra de Dios. Nosotros escuchamos esta Palabra, y por gracia, la comprendemos, y la recibimos, y nacemos de nuevo mediante ella. Y nunca, nunca, nunca trataremos—con mantras u otros medios—de vaciar nuestras mentes de esta Palabra. Nunca.

La Razón del Nuevo Nacimiento

Enfóquese brevemente en los versículos 11-13 de Juan 1.

A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron.12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios

Este texto tiene la misma estructura que 1 Pedro 1:22-23. En el versículo 12, aquellos a quienes ha sido dado el derecho de ser hijos de Dios, son los mismos que reciben a Cristo y creen en su nombre. Por tanto, ser un hijo de Dios tiene relación con la fe. No dice cuál es la relación—cuál causa cuál—solo dice que hay una relación. Si tú recibes a Dios, si tú crees en su nombre, tú eres un hijo de Dios. Es decir, si tú has nacido de nuevo, entonces perteneces a la familia de Dios para siempre. Así que nuestra conversión a hijos de Dios tiene relación con nuestra acción de creer. Es como 1 Pedro 1:22.

Entonces en el versículo 13, no se relaciona el nuevo nacimiento con nuestra acción de creer, sino con la acción de Dios al engendrar: “...que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” El énfasis en el versículo 13 es que la acción del nuevo nacimiento no es causada por una gestión humana natural.

No de Sangre, Carne, u Hombre...

Hay tres negaciones: No nacieron de sangre (literalmente “sangres”), ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre (literalmente de un varón, es decir de un esposo). En otras palabras, el énfasis es que pertenecer a la familia de Dios no depende decisivamente de alguna familia humana –incluyendo la familia judía. Haber nacido de nuevo, por segunda vez, no depende de quién nos haya dado a luz la primera vez. "No de sangres” significa que el hecho de que dos personas vengan de dos linajes reales, es irrelevante. Su unión no producirá un hijo de Dios.

"Ni de la voluntad de la carne” significa que la humanidad, como carne que es, no producirá un hijo de Dios. Jesús dice en Juan 3:6: “Lo que es nacido de la carne, carne es.” Esto es todo lo que la carne puede producir. No puede producir un hijo de Dios.

"Ni de la voluntad del hombre”, significa que ningún esposo, no importa cuán santo sea, podrá producir un hijo de Dios.

...Sino de Dios

La alternativa no es alguna acción humana, sino Dios mismo. Versículo 13: “...que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Sino de Dios. Más allá de la sangre humana, más allá de la voluntad humana, y de los esposos humanos está “sino de Dios.” Es decir, aquellos que recibieron a Cristo y creyeron en su nombre son nacidos de Dios. Son los que han nacido de nuevo.

Ciertamente, el énfasis de Juan 1:12-13 es que el nuevo nacimiento es la obra de Dios, no del hombre ¿Cómo ve Juan la relación entre nuestra acción de creer y la acción de Dios al regenerar? ¿La regeneración de Dios causa nuestra fe, o nuestra fe produce la regeneración de Dios? ¿El nuevo nacimiento produce fe, o la fe produce el nuevo nacimiento? Si solo tuviéramos estos versículos, el énfasis sería: no somos nacidos de la voluntad de la carne, sino de Dios. Es decir, la regeneración de Dios es la causante decisiva del nuevo nacimiento, no la fe de los hombres.

La Regeneración de Dios Causa Nuestra Fe

Juan lo dice claramente en 1 Juan 5:1. Este es el texto más claro en el Nuevo Testamento, que aborda la relación entre la fe y el nuevo nacimiento. Fíjese cuidadosamente en los verbos, a medida que leo 1 Juan 5:1: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios." Vea lo que dice John Stott acerca de este versículo, y yo estoy totalmente de acuerdo:

Es importante la combinación del tiempo presente (cree), y el tiempo perfecto [es nacido]. Ella muestra claramente que la fe es la consecuencia, no la causa, del nuevo nacimiento. Nuestra continua actividad de fe es el resultado, y por tanto la evidencia, de nuestra experiencia del nuevo nacimiento en el pasado, mediante la cual nos volvemos y permanecemos hijos de Dios. (The Letters of John, 175)

Así que esta es la conclusión de este mensaje y del mensaje de la semana pasada: Dios, al generar el nuevo nacimiento, produce un creyente, donde antes solo había muerte espiritual e incredulidad. El nuevo nacimiento es la creación de un creyente porque esta nueva creación ocurre mediante la palabra de Dios (1 Pedro 1:23; Santiago 1:18)—por el evangelio. Por el poder del Espíritu, el evangelio de Jesucristo, produce comprensión espiritual y fe donde antes había ceguera e incredulidad.[1] Y lo logra siendo la narración de los eventos históricos—la cruz y la resurrección—que revelan la gloria de Jesucristo (2 Corintios 4:4-6). Esta narración es el poder de Dios produciendo el nuevo nacimiento y despertando la fe (Romanos 1:16).

Acepte a Jesús en el Evangelio

Por tanto, el nuevo nacimiento no ocurre mediante un mantra o algo parecido. Es la aceptación consciente, otorgada por Dios, iluminada, de la persona histórica de Jesucristo como el Salvador, Señor y Tesoro de nuestras vidas. Y por esta razón, puedo, y lo hago, puedo apelar a ustedes: Mirenlo en el evangelio, vean su gloria y su verdad. Recíbanle y crean en su nombre. Y serán hijos de Dios.</blockquote>

1 Para más información sobre la fe como un don de Dios, ve 2 Timoteo 2:25-26, Efesios 2:8, Filipenses 1:29, Hechos 5:31, 16:14, 13:48, 18:27.


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