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English: Truth Alone Won’t Set You Free

© Desiring God

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Traducción por Javier Matus


La necesidad de buscar el gozo en Dios

Transcripción de audio

“¿Por qué, entonces” —alguien me preguntaría— “¿Por qué, entonces, insistes una y otra vez en todo lo que escribes que debemos buscar el gozo en Dios? ¿Por qué no solo dices ‘Busca a Dios’?”. Y hay tres razones.

La idea es de Dios

Número uno: no es idea mía hablar así. Es idea de Dios. Deuteronomio 28:47-48 es una de las advertencias más temibles de la Biblia. Dice así: “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón… servirás, por tanto, a tus enemigos”. Dios está tan empeñado en que las personas busquen el gozo en Él, que si intentan servirlo sin ese gozo, servirán a sus enemigos. Así de franco se pone Dios en este asunto de buscar el gozo. Así que no soy yo quien inventó todos los mandamientos —deléitate en el Señor; regocíjate en el Señor— esas son palabras de la Biblia, no palabras mías.

Doctrina y deleite

Segunda respuesta: Dios es glorificado por nuestra experiencia de Él con gozo, no solo por la forma en la que pensamos en Él. El diablo ha tenido más pensamientos teológicamente correctos acerca de Dios en las últimas 24 horas de los que tú tendrás en tu vida. ¿Lo crees? Yo sí. Creo que él es inteligente y conoce a Dios al derecho y al revés y odia lo que sabe. El problema de Satanás no es la doctrina. Es el deleite. Entonces, aclarar nuestras cabezas no nos salvará, y no glorificará a Dios por sí solo. Y espero que sepas que trato mucho con la doctrina, pero, en este punto, digo que la razón por la que enfatizo el gozo en Dios es porque todo el correcto pensar en el mundo acerca de Dios no es tan bueno como el pensamiento de Satanás sobre Dios. Solo que Satanás lo odia.

Los deseos pueden condenarnos

La tercera respuesta es que las personas no se dan cuenta de cuán desesperada es su condición delante de Dios, generalmente, creo, hasta que empiezan a medir sus corazones con la demanda de gozo en Dios. Mucha de la predicación de la ley —y creo que eso es algo bueno— trata con la ley solo en un nivel del hacer, un nivel de obras. No cometas adulterio, no mientas, no robes.

Y eso no sondea las profundidades del mandamiento número diez, el cual es la raíz de todos los demás. “No desearás las cosas en formas que no debes”. Codiciar (Éxodo 20:17). El deseo es el problema raíz de la ley, y entonces, cuando predicamos, no hay suficientes personas que sondeen las conciencias y los corazones de las personas en cuanto a “¿En qué te deleitas? ¿Qué vas a ver en la televisión cuando te vayas a casa esta noche? ¿Cuál es tu actividad predeterminada cuando no hay presión sobre ti? ¿A qué se siente atraído tu corazón por reflejo?” Esas son las cosas que nos maldicen. No es el adulterio. Cielos, no se necesita mucha fuerza de voluntad para no meterse en la cama con otra mujer, pero no tener el deseo de mirar una foto —el deseo— eso es lo que condena.

El saber que mi corazón tiene que cambiar, toda mi estructura de motivación tiene que cambiar, mi prioridad de atesorar cosas en el mundo tiene que cambiar, estoy condenado. No hay nada que pueda hacer. Me siento totalmente devastado por esta acusación.

Esa es una tercera razón por la que creo que no deberíamos simplemente decir “Busca a Dios”, porque ¿sabes lo que la gente hará con la palabra “Busca a Dios, busca a Dios, busca a Dios”? Simplemente llenará todos los verbos con los que se sientan cómodos. “Leí acerca de Él. Hablo acerca de Él. Haré algunas cosas por Él. No toques mi corazón, porque estoy enamorado del dinero, y estoy enamorado de la gloria del hombre, así que no conectes ‘busca a Dios’ con ‘busca el gozo en Dios’, porque me meterá en problemas”.

Busca el gozo en Dios

Esas son mis tres razones por las cuales, aunque estoy totalmente de acuerdo con C. S. Lewis, buscamos a Dios de cierta manera. No para acusarlo, no para ignorarlo, no para solo decir cosas correctas sobre Él. Buscamos a Dios para disfrutarlo, y si no lo hacemos, no lo honramos. Es un gran, gran problema. Mi objetivo es Dios y la felicidad en todo lo que Él es para mí.



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